Mucho más que un diario
Las diferentes entradas, en apariencia desordenadas o intuitivas, están sostenidas por una precisión quirúrgica en la observación, que convierte lo anecdótico en algo que lo desborda: piensa desde el asombro (un asombro frenético, eso sí). Escribir antes bascula entre dos espacios, Sanià y Madrid, entre 2022 y 2024, entre el solaz de la Residencia Literaria... Leer más La entrada Mucho más que un diario aparece primero en Zenda.

Diarios, crónicas o libros de viajes suelen percibirse como obras menores dentro de la producción de un escritor, sobre todo cuando este se dedica a la novela. No es el caso de Escribir antes; Sabina Urraca, bajo el pretexto de ofrecer el diario de escritura de su última publicación, El celo, nos regala un texto mayor, con autonomía propia. Es conocida aquella sentencia de Stendhal según la cual la novela es «un espejo que se pasea a lo largo de un camino», pues bien, la autora, reflejando tanto el cielo azul como el barro del suelo, consigue esa gama procelosa de detalles: estos son el núcleo desde el que se despliega la escritura, como si cada uña mordida, cada silencio mal colocado, cada sueño turbulento o cada intento por arreglar el váter fueran portadores de una realidad más profunda en la vida de la narradora.
Las diferentes entradas, en apariencia desordenadas o intuitivas, están sostenidas por una precisión quirúrgica en la observación, que convierte lo anecdótico en algo que lo desborda: piensa desde el asombro (un asombro frenético, eso sí). Escribir antes bascula entre dos espacios, Sanià y Madrid, entre 2022 y 2024, entre el solaz de la Residencia Literaria Finestres y la ansiedad de la ciudad que habita. Tanto seres como lugares actúan de personajes secundarios: la perra Ploma, los troles de las redes, un váter averiado, el espíritu de Truman Capote, los platós televisivos, los lectores, las fiestas y casas ajenas, las clases de yoga, las mascotas (propias y ajenas y el «gatito al sol»), los borrachos que pululan por la terraza que le sirve de oficina, etc.
En las primeras páginas, afirma que «este diario, más que el diario de la escritura de la novela o de la estancia, será el relato que narre mi intento de huir de la distracción y las historias del propio entorno. El entorno corre tras de mí para engullir, yo huyo. Y mientras huyo, lo cuento» (p. 13). Y, precisamente, las tensiones y modulaciones del entorno resultan importantes en el taller de la autora. En un texto estupendo, James Elkins señala que tanto la academia como la crítica se han olvidado del workshop del artista al privilegiar el acercamiento a las obras como productos terminados, afianzando ideas como genio o individualidad sin prestar suficiente atención a los procesos de creación, el papel de los editores, el contexto material, las redes colaborativas y los errores, entre otros asuntos. Frente a este hábito, Sabina Urraca nos abre de par en par las puertas de su taller; hay una suerte de sociología de la literatura incrustada en este diario.
Asimismo, como en sucesivos flashbacks, la niñez deviene fundamental. Es de sobra conocida aquella sentencia de Leopoldo María Panero según la cual en la infancia vivimos y después sobrevivimos; esto también aplica a quienes nos dedicamos a la literatura. Sabina Urraca da cuenta del tránsito de aquella escritura liviana de la infancia («Escribir antes era fácil. Sólo había que plegar un papel en dos y escribir algo dentro. […] Escribir algo dentro sin miedo. Cualquier cosa. Firmarlo. Llevarlo al abuelo. Recibir un beso puro tabaco», pp. 26-27) hacia una escritura que uno debe aceptar para sobrevivir y que, paradójicamente, interrumpe la escritura en la edad adulta («Tengo que escribir, escribir, escribir hasta terminar. Pero hace meses me comprometí a millones de cosas y encargos que ahora son un alud que baja lentamente sobre mi agobio», p. 85). La bisagra que articula ambos mundos es la clave de bóveda de esta obra.
La editorial Comisura, con un diseño maravilloso de Choche Hurtado, nos entrega este Escribir antes, que materialmente semeja una libreta rayada, como las que solíamos usar en la escuela (de hecho, en la guarda, hallamos una imagen con cuatro cuadernos de Sabina Urraca, los cuales son mencionados en varias ocasiones), y cuyo contenido tiene algo de híbrido, entre el diario, claro está, pero también la poesía, con dibujos, fotografías y entradas con escritura a mano, un commonplace book y un libro de tramas dispersas y fogonazos geniales. Dicho esto, aprovecho para recomendar el fabuloso pódcast que ha montado la editorial y que podéis encontrar aquí. Y, en fin, como sabe la autora: «Para estar bien, lo único que tengo que hacer es escribir» (p. 129).
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Autora: Sabina Urraca. Título: Escribir antes. Editorial: Comisura. Venta: Todostuslibros.
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