¿Jornada partida o continua? Pros y contras del modelo educativo que se extiende en Madrid
El decreto regula el procedimiento para que todos los colegios públicos de Madrid puedan tramitar y aprobar el cambio de su jornada escolar al horario partido.

La Comunidad de Madrid establecerá la jornada partida como la norma general en los colegios públicos Infantil y Primaria, Educación Especial y los públicos autorizados a impartir Enseñanza Secundaria Obligatoria desde el próximo año. Así se ha confirmado desde Consejo de Gobierno y en la web oficial de la Comunidad de Madrid.
El Gobierno Regional considera que este cambio va en beneficio de la conciliación de la vida laboral y familiar y, además de ello, mejora el rendimiento de los alumnos de entre 3 y 12 años de edad. De esta manera, todos los colegios deberán realizar, de manera general, la jornada partida que se desarrollará en dos sesiones de mañana y tarde con un intervalo entre ambas de dos horas.
La única excepción serán los centros educativos que, a su entrada en vigor, ya tuvieran aprobado el horario continuado para su actividad docente. Con los cambios, se introduce más facilidades para los Consejos Escolares de los colegios que quieran modificar su jornada a la continua, al reducir las mayorías requeridas para aprobarlo. El Decreto estipula que para solicitar el cambio será necesario un tercio de los miembros.
Beneficios e inconvenientes de la jornada partida
Los investigadores y expertos en general han preferido la jornada partida para el desarrollo y rendimiento de los menores. Desde la Universidad de Valencia, Daniel Gabaldón, autor del estudio 'Kairós', expuso en septiembre de año pasado para el diario 20minutos, que, de hecho, el único punto bueno a observar en una jornada continua era que los pequeños harían más deporte, "aparte de eso, no encontramos nada positivo", señalaba.
Entre los beneficios de la jornada partida se encuentra el hecho de que permite un descanso prolongado que ayuda a reducir la fatiga en los alumnos. Esto va en sintonía con la intención de facilitar un ritmo de aprendizaje más pausado y equilibrado. También tiene efecto en la organización del comedor escolar y, en muchos casos, resulta útil para las familias con jornadas laborales extensas, ya que sus hijos permanecen en el colegio más horas al día.
Los expertos, como Gabaldón, reconocen que "la jornada partida se adecúa mejor a los dos picos de atención que hay, uno en la mañana y otro en la tarde". Asimismo, señala que los jóvenes que cursan en jornadas continuas comen tarde y "no siempre adecuadamente", lo que causa que tengan mayores tasas de sobrepeso y obesidad infantil. Finalmente, pruebas de rendimiento, realizadas, al menos, en la Comunidad Valenciana, mostraron que los alumnos en jornada continua sacaban peores notas que en jornada partida.
Sin embargo, este modelo también presenta inconvenientes importantes. La principal crítica es el aumento del cansancio infantil, porque obliga a los estudiantes a pasar muchas horas fuera de casa. También dificulta la participación en actividades extraescolares y reduce el tiempo libre por la tarde, limitando momentos de descanso y ocio.
Andrés Cebrián, presidente del sindicato independiente ANPE Madrid, también declaró en su momento para este periódico, que la conciliación, que muchos usaban como argumento, estaba malentendida, ya que "los hijos estar el mayor tiempo posible con sus padres y no el mayor tiempo posible en el colegio".
Beneficios e inconvenientes de la jornada continua
La jornada escolar continua, en la que todas las clases se concentran en horario de mañana sin interrupciones largas, también tiene sus beneficios. Uno de los principales es que permite a los alumnos terminar su jornada a primera hora de la tarde, lo que reduce el cansancio. Hay quienes sostienen que también ayuda a la concentración, ya que se aprovechan mejor las horas de mayor rendimiento intelectual. Además, deja más tiempo libre por la tarde para hacer deberes, descansar, realizar actividades extraescolares.
No obstante, también presenta desventajas. Una de las más señaladas es que puede dificultar la conciliación laboral de las familias que trabajan a jornada completa, pues los niños terminan antes y necesitan atención durante más tiempo en casa. Además, si no se gestiona adecuadamente, la concentración de todas las materias en pocas horas puede generar una sobrecarga mental en los estudiantes.
Otro riesgo es que los alumnos que no cuentan con apoyo familiar o recursos en casa podrían perder oportunidades de aprendizaje o alimentación que el colegio les ofrecía durante la jornada partida.