Las sobrecogedoras palabras del padre de Bernardino, el niño de 4 años desaparecido: «Estoy…»

Cuando un caso sacude a todos. Hay situaciones que, por su naturaleza, trascienden lo privado y se convierten en una conmoción colectiva. Desapariciones, conflictos familiares y menores en riesgo son temas que activan una alarma común, una que nadie puede ignorar. Cada tanto, surge una historia que detiene a una sociedad entera: no porque queramos ... Leer más

May 17, 2025 - 00:08
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Las sobrecogedoras palabras del padre de Bernardino, el niño de 4 años desaparecido: «Estoy…»

Cuando un caso sacude a todos.

Hay situaciones que, por su naturaleza, trascienden lo privado y se convierten en una conmoción colectiva. Desapariciones, conflictos familiares y menores en riesgo son temas que activan una alarma común, una que nadie puede ignorar. Cada tanto, surge una historia que detiene a una sociedad entera: no porque queramos mirar, sino porque no podemos dejar de hacerlo.

La historia de Bernardino y su hijo de cuatro años es una de ellas. Han pasado ya once días desde la última vez que este padre supo algo del pequeño. Lo dejó con su madre el 2 de mayo, una mujer sobre la que pesa una orden de alejamiento por violencia hacia él.

Una entrega marcada por el temor.

Bernardino no puede evitar revivir ese momento una y otra vez. Relata que fue entonces cuando entregó a su hijo a la madre, en cumplimiento del régimen de visitas. Sin embargo, asegura que el niño no quería bajarse del coche y que se mostraba claramente asustado. “Ella es muy agresiva”, insiste el padre, quien también denuncia que su expareja manipula emocionalmente al menor.

El testimonio resulta aún más impactante cuando recuerda la agresión que lo llevó a denunciarla. Según cuenta, ella le mordió el hombro frente al niño, lo que desembocó en la orden judicial que impide el contacto entre ambos. A pesar de esto, Bernardino asegura estar cumpliendo con la ley, pero teme profundamente por la seguridad de su hijo.

El silencio duele más que la incertidumbre.

Desde aquel día, no ha habido una sola llamada, un mensaje, ni una señal que le indique dónde está su hijo. La angustia se ha convertido en su compañera constante. Cada día que pasa sin noticias agudiza el miedo a que algo esté mal.

Quien también ha alzado la voz es Mari, abuela paterna del menor. En declaraciones televisivas, afirma sin titubeos que sospecha que la madre se llevó al niño como represalia. “Quería volver con mi hijo, y como él no accedió, se desquició”, comenta con dolor.

Entre el juicio público y la esperanza.

Consultada sobre si cree que el niño podría estar sufriendo, Mari titubea: “No lo creo… o al menos no quiero pensarlo”. Su frase refleja con crudeza el conflicto emocional de quienes rodean este caso. La esperanza de que todo se resuelva bien convive con el temor de que ya sea demasiado tarde.

Lo cierto es que la desaparición de un menor bajo estas circunstancias exige una respuesta urgente. Más allá del drama personal, lo que está en juego es la integridad de un niño pequeño. Y eso, como sociedad, nos interpela a todos.