Ángel Rupérez en 'Esencial azar': “Mi novela nace de azares personales que cambiaron mi vida"
Nueva York, Woody Allen y el azar como motor narrativo

En su tercera incursión en la narrativa, Ángel Rupérez (Burgos, 1953) nos invita a un viaje literario que transcurre entre Madrid y Nueva York, entre el presente y la memoria, entre el cine y la literatura. En 'Esencial azar', recientemente publicada, el autor plantea un homenaje implícito y explícito a Woody Allen, el célebre cineasta neoyorquino, y nos enfrenta a una de las fuerzas más inasibles y determinantes de nuestras vidas: el azar.
Rupérez reveló los entresijos de una novela donde la casualidad actúa como catalizador de encuentros imposibles, ecos del pasado y reflexiones hondas sobre el tiempo, el amor y la creación artística.
“Todo comenzó con una frase sobre Woody Allen”
Cuando se le pregunta por el origen de 'Esencial azar', Rupérez señala una conexión inesperada: una simple observación hecha por la diseñadora de la portada de su anterior novela, Sensación de vértigo. “Me dijo: ‘Tu novela me ha recordado a Woody Allen’. Aquello se me quedó grabado, como una chispa inicial. Quise que Allen no solo estuviera en el tono, sino que fuera un personaje más”.
Desde ese instante, Rupérez se embarcó en una historia donde la figura de Allen no es decorativa, sino estructural. Como el Martin Amis que construía una novela entera a partir de la imagen de un hombre gordo en Times Square, Rupérez deja que una evocación desencadene un universo entero.
El protagonista de la novela es un crítico de cine, y esa elección tampoco es casual. “He sido durante muchos años crítico literario en Babelia. Puede que haya una transferencia de mi experiencia. De crítico literario a crítico de cine hay un paso corto, sobre todo si el cineasta en cuestión es Woody Allen”.
El personaje, como muchos en la literatura contemporánea, camina entre la ficción y la autoficción. Sin ser un alter ego, es claramente un medio de exploración de los dilemas personales e intelectuales del autor. “La crítica no profesional me ha marcado en mi forma de mirar el arte. Y eso se cuela, inevitablemente, en el modo en que el narrador observa su mundo”.
Uno de los elementos más característicos de la novela es el desfile de figuras artísticas que aparecen a lo largo del relato, desde Woody Allen hasta J.D. Salinger. ¿Qué papel juegan estos encuentros casuales?
“Si el tema de fondo es el azar, entonces estos encuentros funcionan como detonantes. Me interesa esa forma en la que las artes dialogan entre sí. Para mí, el cine y la literatura son ramas del mismo árbol. Como decía Schumann, las artes son una sola cosa. Por eso aparecen escritores, cineastas, creadores de todo tipo. Salinger aparece como un neoyorquino más; Guillermo Rivas, un escritor español ficticio, actúa como catalizador del argumento”.
Del azar trivial al esencial
El concepto de “azar esencial” que da título a la novela puede parecer paradójico. Pero según el autor, el azar también puede ser esencial.
“Creo que el azar puede ser algo más que una simple coincidencia. Cuando un suceso inesperado te cambia la vida de forma radical, deja de ser trivial. Es entonces cuando el azar se vuelve esencial. Eso me ha pasado a mí. He vivido azares que han sido auténticos giros vitales. Como en la novela, donde una mujer conocida en un vuelo se convierte en un amor que parece haber existido veinte años antes. ¿Puede eso ser real? No lo sé. Pero sí sé que la experiencia humana está llena de enigmas así”.
Presente, pasado y nostalgia
La novela alterna escenarios y tiempos: el Nueva York actual del homenaje a Woody Allen y el Madrid de los años ochenta, atravesado por la bohemia y la juventud del protagonista. Rupérez lo articula como una especie de arqueología emocional.
“Me interesaba vincular esos dos tiempos. El presente remueve el pasado, lo convoca. Y aparece una nostalgia que no sabemos si es patológica o reveladora. El narrador está enfermo de pasado, como lo estamos todos en algún momento. Me interesa la idea de que el pasado pueda servir como alimento para el presente, como esperanza. Proust y Wordsworth están detrás de esa idea. La memoria como medicina, como posibilidad de transformación”.
El cine de Woody Allen no es solo un referente estético. Es también un marco filosófico. El narrador de 'Esencial azar' se ve reflejado en personajes como Alvy Singer, de Annie Hall, o Isaac Davis, de Manhattan.
“‘Annie Hall’ me marcó especialmente. Esa frase sobre cómo la vida se divide entre lo horrible y lo desgraciado es clave. Es una forma dura, irónica, pero reveladora de mirar el mundo. Allen, incluso cuando es cómico, está tratando temas muy serios: el amor, el sentido de la vida, la angustia existencial. Eso me interesa profundamente”.
La narrativa como campo de batalla
Tras una larga trayectoria como poeta, traductor y crítico, Rupérez confiesa que volver a la novela ha sido un reto. Y no uno fácil.
“La narrativa requiere un esfuerzo sostenido. Es un trabajo de oficina. Cuatro o cinco horas al día, durante meses. En la poesía todo es más inmediato, más explosivo. Pero la novela exige una construcción más compleja, una arquitectura interna que no se improvisa”.
Rupérez admite que la escritura narrativa le exige algo más que paciencia: le pide humildad, revisión constante y una dureza crítica consigo mismo que proviene de su faceta como crítico.
“No es solo perfeccionismo. Es que he aprendido a cuestionar cada frase. No puedes dejar pasar una. Hay que saber cuándo parar, pero también cuándo volver y rehacer”.
Para Rupérez, escribir es una manera de entender lo vivido. La literatura se convierte en un espejo de la experiencia, pero también en una forma de ordenarla, interpretarla, incluso resignificarla.
“¿La literatura ordena el azar o se entrega a él? Ambas cosas. Primero te golpea el azar, te interroga. Luego tú decides qué haces con eso. Escribes para descubrir qué ha pasado dentro de ti. Y en ese proceso intentas imponer una forma, un sentido”.
El narrador de 'Esencial azar' está, como su autor, profundamente atravesado por los recuerdos. Pero no por una memoria melancólica o paralizante, sino por una que puede iluminar el presente.
“La memoria que selecciona lo mejor del pasado puede ser un impulso para vivir. Lo importante es no quedarse atrapado en lo que ya no volverá, sino permitir que esa memoria nutra, transforme, inspire”.
Herencias literarias y cinematográficas
A la hora de hablar de sus influencias, Rupérez traza una genealogía tan vasta como coherente. Entre los poetas, cita a Machado, Cernuda, Eliot, Stevens. Entre los narradores, a Kafka, Joyce, Proust, Faulkner, Salinger. En el cine, se inclina por Ford, Welles, Bergman, Fellini, Truffaut, y, por supuesto, Woody Allen.
Son nombres que marcan una forma de entender el arte como una indagación de lo humano, del tiempo, del amor, de la conciencia. Y eso es, precisamente, lo que hace 'Esencial azar': llevarnos al centro de nuestras propias incertidumbres, bajo la guía de una narración tan rigurosa como emocionalmente poderosa.
Al cerrar la entrevista, Rupérez recuerda una anécdota vivida recientemente: un encuentro casual que habría encajado perfectamente en su novela. “Ayer mismo viví un azar como los de 'Esencial azar'. La vida no para de darnos señales, de cruzar caminos. El arte solo hace lo que puede por atraparlos”.
Y quizás en eso consista su novela: en rendir homenaje a quienes nos enseñaron a mirar el mundo con inteligencia, ironía y emoción, como Woody Allen, y, al mismo tiempo, en construir una obra que, desde la ficción, nos devuelve una verdad profunda: el azar no solo existe, sino que es, a veces, lo más esencial de todo.