Perdidos en 'Alcatraz': el gran fracaso de J.J. Abrams que fue cancelado tras una sola temporada
La serie venía avalada por los éxitos anteriores de su maestro de ceremonias, pero acabó en el cajón de los grandes fracasos de la historia de la televisión.

Allá por 2011, J.J. Abrams se había convertido en el nuevo Rey Midas del entretenimiento, tomando el testigo de su admirado Steven Spielberg. Tras haber revolucionado la televisión con el fenómeno Perdidos, serie que redefinió el formato, y consolidar su prestigio con éxitos como Alias y Fringe, el creador se había ganado la reputación de maestro del suspense moderno.
En el cine, su carrera también iba en ascenso: acababa de revitalizar la saga Star Trek con su eficaz relectura de 2009, y ya se perfilaba como el director encargado de reiniciar Star Wars para Disney. En ese contexto de prestigio y expectativa, cualquier proyecto asociado a su nombre generaba gran atención, incluido Alcatraz, una ambiciosa serie que prometía combinar historia, ciencia ficción y misterio con el sello Abrams.
La historia se situaba en el año 1963, cuando cientos de prisioneros y decenas de guardias desaparecieron misteriosamente de la archiconocida prisión. Para cubrir este inusual hecho, el gobierno decidió inventar una historia que situaba las casusas en la inseguridad y las pésimas condiciones del recinto. Décadas después, comienzan a reaparecer en 2011, sin haber envejecido. Un agente federal, una detective y un experto en la historia de la prisión se unen para capturarlos y descubrir qué ocurrió realmente.
Protagonizada por Sam Neill, Sarah Jones y Jorge García, la serie fue producida por Bad Robot y emitida por la cadena Fox. Escrita por Steven Lilien, Bryan Wynbrandt y Elizabeth Sarnoff, fue anunciada oficialmente en mayo de 2011 y estrenada el 16 de enero del año siguiente con un episodio doble. Pese a las expectativas, tuvo una recepción fría por parte de la crítica y el público, lo que conllevó que fuera súbitamente cancelada por Fox en mayo de ese mismo año, apenas unos meses después de su lanzamiento.
Grandes esperanzas
Al igual que ocurrió con Terra Nova, la ambiciosa ficción futurista lanzada bajo el auspicio de Spielberg, la propuesta de Abrams también acabó asfixiada por sus propias expectativas, convirtiéndose en uno de los mayores cataclismos de la fructífera carrera de su creador.
Presentada como la heredera espiritual de la exitosa Perdidos, su anuncio generó una enorme expectativa entre los fanáticos del misterio y la ciencia ficción. Los tráilers adelantaban una serie con una trama envolvente, personajes misteriosos y el característico sello de su artífice, creando un ambiente de entusiasmo que se alimentó de la nostalgia por su predecesora.
Sin identidad
Más allá de que este clima no fuera propicio para la nueva serie, lo cierto es que su premisa reunía todos los ingredientes para un plato delicioso: 302 personas desaparecidas de una prisión mítica que, décadas después, regresan sin haber envejecido. A esto se sumaba un formato híbrido: por un lado, un misterio central con tintes sobrenaturales; por el otro, una estructura episódica que ofrecía la captura de un fugitivo diferente en cada capítulo. Sin embargo, esta mezcla no terminó de cuajar del todo.
Y es que la serie no acabó de encontrar su propia identidad pese a su atractiva idea y a estar respaldada por el chico de oro del momento. Su tono indefinido entre el procedimental clásico y un estilo narrativo con tintes mitológicos, no convenció ni a los amantes del suspense ni a los seguidores de este tipo de formatos. Asimismo, su trama lenta generó más preguntas que respuestas, provocando la creciente frustración entre los espectadores.
Tampoco ayudó su estructura, que repetía una y otra vez el mismo patrón: aparición de un preso del pasado, investigación, captura y encierro, todo ello con escasa repercusión en el desarrollo del misterio central. Aunque el recurso de los flashbacks ofrecía contexto, nunca se explicaban del todo las causas de las desapariciones ni las motivaciones detrás del regreso de los reclusos, dejando al espectador más perdido que intrigado. Esto hizo que incluso su elemento más atractivo —el enigma de Alcatraz— perdiera fuerza a medida que avanzaban los capítulos.
De igual modo, el reparto tampoco ayudó a consolidar el proyecto. Aunque nombres como Jorge García y Sam Neill suponían el perfecto reclamo, la química entre los protagonistas resultó poco efectiva, y la interpretación de Sarah Jones —en un rol protagonista por primera vez— no logró destacarse frente a las comparaciones inevitables con otras actrices del universo Abrams. A pesar de algunos momentos reseñables en los flashbacks carcelarios y en las escenas de época, que aportaban una perspectiva interesante sobre los personajes, el resultado se quedó lejos de lo prometido.
El peso de las expectativas y una ejecución poco afinada terminaron por sepultar el proyecto. La audiencia cayó rápidamente, y FOX optó por cancelarla tras solo una temporada, dejando su historia inconclusa y su potencial desaprovechado. Alcatraz no era una mala serie, pero intentó agradar a demasiados públicos sin centrarse del todo en ninguno, y eso acabó pasándole factura.
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