Paul Tremblay: Una cabeza llena de fantasmas

Idioma original: inglésTítulo original: A Head Full of GhostsAño de publicación: 2015Traducción: Manuel de los ReyesValoración: muy recomendable Me cagué mató de miedo, nos dice Stephen King desde la cubierta de este libro, al menos de la edición española... Bueno, no debemos dudar de la sinceridad de Rey, pero tampoco de su generosidad, puesto que dice lo mismo de todas las novelas de terror (se entiende que ajenas) que caen en sus manos. Así que, de momento, vamos a poner esta afirmación en cuarentena, a ver si resiste hasta el final de la reseña... Y, mientras tanto, al lío:Los Barrett son una familia de clase media, un tanto debida a menos, de las afueras de Boston que cuenta entre sus miembros con Marjorie, una adolescente endemoniada. Es decir, más allá de lo que suelen ser todos y todas las adolescentes estándar, porque Marjorie parece estar poseída por algún ente maléfico, con el despliegue de efectos especiales habitual en estos casos... Ante la incapacidad de sus padres y de los servicios médicos para ayudarle, todo parece encaminado a que vamos a disfrutar de una entrañable historia de posesión diabólica, con su exorcismo correspondiente, como Dios manda... (nunca mejor dicho). Y así es (perdón por el spoiler, pero este es relativo), sólo que con un par de peculiaridades: en primer lugar, todo el proceso del exorcismo es televisado -y por tanto, manipulado- por un programa de telerrealidad (*). En segundo lugar, lo ocurrido nos lo va contando, quince años después de los sucesos, la hermana pequeña de Marjorie, Merry, durante sus conversaciones,con una escritora que quiere hacer un libro sobre el tema. Merry, que por entonces era una niña de ocho años, por lo que a los posibles fallos de su memoria se une la visión necesariamente parcial y sesgada que puede tener una niña. Narradores poco fiables, por tanto, por partida doble, de tal manera que el intríngulis de la novela, más allá de las peripecias y los momentos más o menos terroríficos que podemos encontrar en ella, consiste en saber -o incluso decidir- si la posesión de Marjorie es real o no. Más allá de esto, podemos incluso decir que estamos ante una novela metaficcional sobre la propia literatura de terror -algo que el autor no sólo no disimula, sino que está repleta de referencias a otras narraciones y autores del género-, e incluso sobre la ficción en general y, aún más allá, sobre lo que tiene de ficción lo que nos venden como realidad... (reflexión perfectamente extensible a cualquier otro campo, tanto de la política, la economía o la sociedad). Sin olvidar que aparecen otros temas importantes, como el papel de los medios de comunicación, el fanatismo religioso o las dinámicas intrafamiliares, muchas veces tóxicas, aunque a veces en sentidos inesperados... Aunque quizás la reflexión más interesante que puede suscitar la novela, cuando menos a los aficionados al terror, sea cómo estas historias de posesiones demoníacas, que, generalmente, sufren chicas jóvenes -mientras que son "salvadas" por hombres adultos y célibes- no son sino parábolas del control sobre la sexualidad emergente de las mismas, ejercido por sus familias y la sociedad bien pensante.Ahora bien, todo ello lo encontramos no en una novela de tesis que los críticos y estudiosos disfruten desmenuzando y analizando, pero que deje indiferente al lector común, sino en una obra de género que no deja en ningún momento de serlo -ni lo pretende-, una historia que no pierde la tensión ni el desasosiego hasta el final y los aficionados/as van a poder apreciar sin necesidad de acudir a otras interpretaciones posibles. Con el añadido de que es inevitable cogerle cariño a los personajes, cuando menos a esa Merry que recuerda a la Pequeña Miss Sunshine de la película, una niña que quiere conservar su ilusión e inocencia en un mundo que parece conspirar para arrebatárselas y, sobre todo, a su hermana que, endemoniada y todo -o no-, sigue siendo su mejor amiga y, en gran medida, el planeta alrededor del que ella gira como satélite. En resumen: posiblemente una de las mejores novelas de miedito -relativo, hay que reconocerlo, aunque no faltan los momentos desasosegantes y hasta perturbadores- de lo que va de siglo y que nos puede inducir a sugestivas reflexiones sobre la realidad y la ficción, sobre la misma naturaleza del terror e incluso temas más cotidianos, pero no menos inquietantes como es el de las relaciones familiares o los condicionamientos religiosos. También, por qué no, una novela sobre el mal, su existencia o no, su naturaleza y su propósito, si es que hay alguno... En fin, que os recomiendo que la leáis. Quizá os cueste un poco dormir por la noche, pero no más que después de ver ciertas cosas en la tele...(*) Telerrealidad porque hablamos del siglo XXI; en la década de los 70, este casi perfectamente podía haber aparecido en un Talk show de prime time... (como se ve en la muy recomendable película El último late night o mejor aún en inglés: Late Night with the devil).También d

May 7, 2025 - 12:16
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Paul Tremblay: Una cabeza llena de fantasmas

Idioma original: inglés

Título original: A Head Full of Ghosts

Año de publicación: 2015

Traducción: Manuel de los Reyes

Valoración: muy recomendable 


Me cagué mató de miedo, nos dice Stephen King desde la cubierta de este libro, al menos de la edición española... Bueno, no debemos dudar de la sinceridad de Rey, pero tampoco de su generosidad, puesto que dice lo mismo de todas las novelas de terror (se entiende que ajenas) que caen en sus manos. Así que, de momento, vamos a poner esta afirmación en cuarentena, a ver si resiste hasta el final de la reseña... Y, mientras tanto, al lío:

Los Barrett son una familia de clase media, un tanto debida a menos, de las afueras de Boston que cuenta entre sus miembros con Marjorie, una adolescente endemoniada. Es decir, más allá de lo que suelen ser todos y todas las adolescentes estándar, porque Marjorie parece estar poseída por algún ente maléfico, con el despliegue de efectos especiales habitual en estos casos... Ante la incapacidad de sus padres y de los servicios médicos para ayudarle, todo parece encaminado a que vamos a disfrutar de una entrañable historia de posesión diabólica, con su exorcismo correspondiente, como Dios manda... (nunca mejor dicho). Y así es (perdón por el spoiler, pero este es relativo), sólo que con un par de peculiaridades: en primer lugar, todo el proceso del exorcismo es televisado -y por tanto, manipulado- por un programa de telerrealidad (*). En segundo lugar, lo ocurrido nos lo va contando, quince años después de los sucesos, la hermana pequeña de Marjorie, Merry, durante sus conversaciones,con una escritora que quiere hacer un libro sobre el tema. Merry, que por entonces era una niña de ocho años, por lo que a los posibles fallos de su memoria se une la visión necesariamente parcial y sesgada que puede tener una niña. 

Narradores poco fiables, por tanto, por partida doble, de tal manera que el intríngulis de la novela, más allá de las peripecias y los momentos más o menos terroríficos que podemos encontrar en ella, consiste en saber -o incluso decidir- si la posesión de Marjorie es real o no. Más allá de esto, podemos incluso decir que estamos ante una novela metaficcional sobre la propia literatura de terror -algo que el autor no sólo no disimula, sino que está repleta de referencias a otras narraciones y autores del género-, e incluso sobre la ficción en general y, aún más allá, sobre lo que tiene de ficción lo que nos venden como realidad... (reflexión perfectamente extensible a cualquier otro campo, tanto de la política, la economía o la sociedad). Sin olvidar que aparecen otros temas importantes, como el papel de los medios de comunicación, el fanatismo religioso o las dinámicas intrafamiliares, muchas veces tóxicas, aunque a veces en sentidos inesperados... Aunque quizás la reflexión más interesante que puede suscitar la novela, cuando menos a los aficionados al terror, sea cómo estas historias de posesiones demoníacas, que, generalmente, sufren chicas jóvenes -mientras que son "salvadas" por hombres adultos y célibes- no son sino parábolas del control sobre la sexualidad emergente de las mismas, ejercido por sus familias y la sociedad bien pensante.

Ahora bien, todo ello lo encontramos no en una novela de tesis que los críticos y estudiosos disfruten desmenuzando y analizando, pero que deje indiferente al lector común, sino en una obra de género que no deja en ningún momento de serlo -ni lo pretende-, una historia que no pierde la tensión ni el desasosiego hasta el final y los aficionados/as van a poder apreciar sin necesidad de acudir a otras interpretaciones posibles. Con el añadido de que es inevitable cogerle cariño a los personajes, cuando menos a esa Merry que recuerda a la Pequeña Miss Sunshine de la película, una niña que quiere conservar su ilusión e inocencia en un mundo que parece conspirar para arrebatárselas y, sobre todo, a su hermana que, endemoniada y todo -o no-, sigue siendo su mejor amiga y, en gran medida, el planeta alrededor del que ella gira como satélite. 

En resumen: posiblemente una de las mejores novelas de miedito -relativo, hay que reconocerlo, aunque no faltan los momentos desasosegantes y hasta perturbadores- de lo que va de siglo y que nos puede inducir a sugestivas reflexiones sobre la realidad y la ficción, sobre la misma naturaleza del terror e incluso temas más cotidianos, pero no menos inquietantes como es el de las relaciones familiares o los condicionamientos religiosos. También, por qué no, una novela sobre el mal, su existencia o no, su naturaleza y su propósito, si es que hay alguno... En fin, que os recomiendo que la leáis. Quizá os cueste un poco dormir por la noche, pero no más que después de ver ciertas cosas en la tele...

(*) Telerrealidad porque hablamos del siglo XXI; en la década de los 70, este casi perfectamente podía haber aparecido en un Talk show de prime time... (como se ve en la muy recomendable película El último late night o mejor aún en inglés: Late Night with the devil).

También de Paul Tremblay en Un Libro Al Día: La cabaña del fin del mundo