¿Estamos ante el último papa? La profecía de San Malaquías sacude al Vaticano
La profecía de San Malaquías ha regresado con fuerza después de la muerte del papa Francisco. Una leyenda medieval, un texto enigmático y una coincidencia escalofriante: ¿estamos frente al “último papa”? El internet está en llamas, y no es para menos. Lo que para algunos es solo una curiosidad histórica, para otros es una advertencia […]

La profecía de San Malaquías ha regresado con fuerza después de la muerte del papa Francisco. Una leyenda medieval, un texto enigmático y una coincidencia escalofriante: ¿estamos frente al “último papa”? El internet está en llamas, y no es para menos. Lo que para algunos es solo una curiosidad histórica, para otros es una advertencia profética sobre el fin de los tiempos. Y todo gira en torno a un nombre que suena más fuerte que nunca: Peter Turkson.
¿Quién fue San Malaquías y qué dijo sobre el fin de los papas?
San Malaquías fue un arzobispo irlandés del siglo XII que, según la tradición, tuvo una visión profética en Roma: una lista de 112 lemas en latín que describen a todos los papas desde el año 1143… hasta el último. A ese pontífice final lo llamó “Petrus Romanus” (Pedro el Romano), quien gobernaría durante “la gran tribulación de la Iglesia” y presenciaría la caída de Roma antes del Juicio Final. Dramático, ¿no? La leyenda tomó fuerza en 1595, cuando el monje benedictino Arnold de Wyon publicó el manuscrito. Aunque el Vaticano nunca la reconoció como oficial, su extraña precisión en muchos de los papas enumerados (al menos los primeros 74) ha mantenido vivo el misterio. ¿Coincidencia? ¿Manipulación? ¿Un mensaje cifrado?
¿Francisco fue el último papa? Las señales que hacen temblar a muchos
Francisco, el primer papa jesuita, elegido en 2013, ha sido visto por muchos como el número 112 de la lista de San Malaquías. Y aunque no se llama Pedro, hay detalles que algunos consideran simbólicos: eligió el nombre de Francisco de Asís, cuyo padre se llamaba Pietro. Además, los jesuitas han sido apodados “los papas negros”, una figura también presente en otras profecías apocalípticas. Con su muerte en abril de 2025, la atención se ha volcado al siguiente líder de la Iglesia. Si seguimos la lógica del texto, el próximo papa sería Petrus Romanus, el último. Y justo ahora, todas las miradas están puestas en el cardenal ghanés Peter Turkson.
¿Peter Turkson es el temido “Pedro el Romano”?
Turkson es uno de los favoritos para ser elegido en el próximo cónclave. Su nombre (Peter), su perfil espiritual, su presencia global y su rol destacado en temas sociales y ecológicos lo convierten en un candidato potente. Y sí, su nombre ya está encendiendo teorías en redes: ¿será él el que cierre el ciclo? No ayuda que algunas predicciones recientes apunten al año 2027 como fecha clave del colapso, justo 442 años después del papado de Sixto V (1585), a quien algunos vinculan con la publicación de la profecía. Son coincidencias que solo le echan más leña al fuego.
¿Profecía real o metáfora del cambio?
Aunque muchos historiadores consideran que el texto es una falsificación renacentista diseñada para influir en elecciones papales, su impacto cultural es indiscutible. Y es que no se trata solo de fe, sino de lo que representa. La Iglesia Católica atraviesa una de sus crisis más profundas: escándalos, pérdida de fieles en Europa, nuevas voces emergiendo desde África y América Latina, y una sociedad que cada vez confía menos en estructuras tradicionales. Quizás no estamos hablando del fin del mundo, sino del fin de una era. Tal vez “Petrus Romanus” no sea una figura literal, sino un símbolo del paso hacia una Iglesia nueva, más conectada con los problemas reales del planeta, más humana, más cuestionada y, sobre todo, más diversa.
Vivimos en una época saturada de información, crisis ecológicas, conflictos globales y cambios tecnológicos a una velocidad sin precedentes. En ese contexto, no es extraño que resurjan narrativas apocalípticas. Necesitamos encontrar sentido. Las profecías, más allá de si son ciertas o no, funcionan como espejos. Nos obligan a preguntarnos: ¿en qué creemos? ¿qué mundo estamos construyendo? ¿estamos listos para dejar atrás lo viejo. Quizá el “último papa” no sea una figura tenebrosa, sino la señal de un nuevo comienzo.