¿Por qué el 10 de mayo se convirtió en el Día de las Madres en México?
¿Sabías que el Día de las Madres en México no nació solo por amor? Detrás del 10 de mayo hay más que flores, desayunos y promociones de licuadoras. Esta fecha tiene raíces profundas en la historia del país, donde la maternidad fue usada como símbolo, como homenaje… y también como herramienta de control social. ¿Por […]

¿Sabías que el Día de las Madres en México no nació solo por amor? Detrás del 10 de mayo hay más que flores, desayunos y promociones de licuadoras. Esta fecha tiene raíces profundas en la historia del país, donde la maternidad fue usada como símbolo, como homenaje… y también como herramienta de control social.
¿Por qué el 10 de mayo y no otro día?
La elección del 10 de mayo no fue tan romántica como se podría pensar. Mayo ya era considerado el mes de la Virgen María, una de las figuras más veneradas en el catolicismo, y la cultura mexicana (profundamente influenciada por la religión) no dejó pasar esa conexión. Además, en los años 20, muchas familias mexicanas recibían el pago de sus sueldos cada diez días (en decenas), lo cual facilitaba que ese día se pudiera “gastar un poquito más” para celebrar a mamá. ¿Coincidencia? Para nada. Fue una jugada estratégica.
El verdadero origen del Día de las Madres en México
Aunque hay registros de una celebración aislada en Oaxaca en 1913, la institucionalización del Día de las Madres llegó en 1922, promovida por el periodista Rafael Alducin, director del diario Excélsior. Lo hizo con el respaldo del entonces secretario de Educación Pública, José Vasconcelos. La campaña fue un éxito inmediato… pero no fue del todo inocente. Mientras tanto, en Yucatán, un grupo de mujeres (con Esperanza Velázquez al frente), levantaba la voz por el derecho a la planificación familiar. Esto encendió las alarmas de los sectores conservadores, quienes, en lugar de abrir la conversación, optaron por reforzar la imagen de la madre abnegada y hogareña. Y así, el Día de las Madres se convirtió en un contrapeso al movimiento feminista emergente.
La maternidad como símbolo nacional
Mucho antes del siglo XX, la figura materna ya ocupaba un lugar central en el imaginario mexicano. Desde tiempos prehispánicos, las culturas mesoamericanas rendían culto a deidades femeninas asociadas con la fertilidad y la tierra, como Tonantzin, quien luego sería sincretizada con la Virgen de Guadalupe tras la llegada de los españoles. Esa mezcla de espiritualidad indígena y religión católica consolidó una idea poderosa: la madre como símbolo de vida, sacrificio y patria. Esa idea fue tan fuerte que, en 1949, se construyó en la Ciudad de México el Monumento a la Madre, diseñado por el escultor Luis Ortiz Monasterio. Sí, así de en serio se tomó el país esta celebración.
Pero, ¿qué pasa hoy con el Día de las Madres?
Aunque la celebración sigue viva, su significado no ha evolucionado tanto como la sociedad. A más de cien años de su institucionalización, la maternidad sigue siendo el rol más socialmente valorado para las mujeres en México. ¿Y qué hay del resto? ¿Del talento, la creatividad, la independencia, los sueños? En muchas familias, todavía se espera que las madres lo hagan TODO: trabajen, eduquen, cuiden, amen, sostengan, sanen.
Y aunque muchas lo hacen, no es justo que se dé por sentado. Las nuevas generaciones lo están cuestionando. Porque claro que queremos celebrar a nuestras mamás, pero también queremos que el mundo entienda que las mujeres no nacen solo para ser madres, y que serlo no debería ser una carga silenciosa, sino una elección acompañada y valorada en todos los sentidos.
¿Entonces, seguimos celebrando o no? Sí, pero con conciencia. El 10 de mayo no solo es para comprar flores y hacer publicaciones cursis en redes. También es un momento para pensar: ¿cómo tratamos a las madres de verdad?, ¿qué imaginarios seguimos reforzando?, ¿cómo podemos construir una sociedad donde cuidar no recaiga siempre sobre las mismas? Celebrar sí. Pero sin romantizar ni olvidar que el cariño también se demuestra con igualdad, respeto y cambios reales.