CyberSix: Carolina Peleritti y una superheroína travestida que se anticipó a Matrix e “inspiró” a James Cameron
Basada en la historieta de Carlos Trillo y Carlos Meglia, el personaje principal de esta serie de Telefe anticipó las revoluciones sociales que plantearían la manipulación genética y el debate sobre la identidad de género

Superheroína y vampira. Ser humano y criatura de laboratorio. Hombre de día y mujer de noche. Creada en 1992 por Carlos Trillo y Carlos Meglia, CyberSix sacudió la historieta internacional con su cóctel explosivo de aventura, ciencia-ficción, humor y sorprendente hálito premonitorio. Cinco años antes de la oveja Dolly, ocho antes de Matrix y varias décadas antes de que se instalara el debate social sobre la identidad de género, expuso los alcances de la manipulación genética, hackeó el concepto de realidad y puso a la autopercepción en el centro de la escena narrativa.
Con estos condimentos llegó a la pantalla chica en marzo de 1996, en una superproducción para el prime-time de Telefe. Protagonizada por una primeriza Carolina Peleritti y un debutante Rodrigo de la Serna, CyberSix contó con la participación de Hugo Arana, Horacio Fontova, Cecilia Milone, Claudio Da Passano, Gonzalo Urtizberea y Claudio Gallardou. Explotó una estética a caballo entre el estridente Batman de Adam West y el oscuro Batman de Tim Burton, exaltando la voluptuosidad artificiosa del lenguaje del cómic. Se la jugó entera, apostó fuerte y perdió rápido, justo cuando la serie parecía encontrar su lugar de pertenencia en un multiverso metanarrativo al lado del Capitán Piluso y el teniente Columbo. Con el tiempo, se sobrepuso al fracaso y alcanzó el status de culto que hoy exhibe en internet y redes sociales. Un personaje de avanzada, adelantado a su tiempo, que espera la oportunidad de volver por la puerta grande.
La identidad al poder
Verano de 1993. De vacaciones en la costa argentina, el director y productor audiovisual José Luis Massa se detiene frente a una parada de diarios. Aburrido, busca algo para leer en esos momentos de descanso ocioso en la playa. Después de recorrer las ofertas abarrotadas en caótica exhibición, sus manos agarran un libro de casi 300 páginas, una edición especial de la revista de historietas Puertitas (así bautizada en referencia a Las puertitas del Sr. López) íntegramente dedicada a la superheroína creada por Carlos Trillo (guiones) y Carlos Meglia (dibujos): CyberSix. Una aventurera poco conocida en la Argentina, convertida en imparable fenómeno de ventas en Italia.
“Yo estaba haciendo La mujer yogur con (Antonio) Gasalla -reveló Massa a la revista especializada Comiqueando en 1996- y me pareció que esto tenía cosas que se podían aplicar al ritmo de la tele y que a la vez podía llegar a ser distinto de lo que normalmente se hace en televisión. Por otro lado, el ser fanático de los cómics siempre te tira y además siempre me gustó la historia de CyberSix. Me parece linda, interesante como relato de ficción, con esta cosa de acción, de reflexión, con esa onda desopilante que tienen los malos… Qué sé yo, me parecía divertido”.
Debajo de esa premisa dinámica y algo burlona, latía un complejo entramado de diferentes géneros (de los superhéroes al policial negro, de la ciencia ficción al erotismo, del terror al romance, de la denuncia al humor costumbrista), hilvanados con pasmosa naturalidad, alto vuelo poético y una capacidad premonitoria que, vista con los ojos del presente, pone la piel de gallina.
Cinco años antes de la oveja Dolly y ocho antes de Matrix, adelantándose un par de décadas al debate contemporáneo sobre la identidad de género, Trillo y Meglia contaron la historia de una sensual (y sexual) mujer creada en laboratorio por los nazis, escapada de un genocidio y travestida en profesor de literatura para sobrevivir en la distópica ciudad de Meridiana. Una vampira contemporánea, embebida en ceñidas prendas de cuero negro, que acecha por las noches para clavar sus colmillos en otras criaturas artificiales, buscando evitar que la asesinen y, de paso, obtener su dosis de Sustancia, el único alimento que le permitirá llegar a un nuevo amanecer. Una persona contradictoria, que va facetando su doble personalidad mientras cuestiona el sentido de realidad y las verdades absolutas que vienen instaladas por el pensamiento y la moral hegemónicos. Una búsqueda filosófica que los autores plantaron en el corazón de CyberSix, historieta que hizo de la construcción de la identidad su máximo signo de identidad.
Hombre de día y mujer de noche
Australia, principios de los ‘90. Un multimillonario matrimonio chileno, cansado de perder embarazos, decide congelar el embrión de su futuro hijo al llegar a la octava semana de gestación. No sólo eso: apostando por los experimentales y controvertidos procesos de clonación celular, logra (re)producir una importante cantidad de embriones, a los que guardan en frascos especiales a la espera de poder iniciar los tratamientos de fertilización in vitro. En el mientras tanto, la pareja vuelve a Chile, donde muere a raíz de un accidente. Cuando se abren los trámites sucesorios, los herederos se encuentran con una inédita presentación del laboratorio australiano, que reclama el porcentaje correspondiente para los embriones clonados y criopreservados. La contraofensiva legal de los herederos no se hizo esperar; y exigió la destrucción completa de esas criaturas que (según ellos) no podían ni debían considerarse seres humanos porque todavía no habían nacido.
“No sé cómo terminó esa historia, pero ese poquito a mí me alcanzó para empezar con CyberSix -contó Trillo en 2001-. Tiré de esa piola y el resto salió solo”. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, el científico nazi Doctor Von Reichter se esconde en la profundidad de la selva brasileña. Experto en ingeniería genética, quien dos clonaciones atrás podría haber sido Josef Menguele, planea apoderarse del mundo colocando sus criaturas de laboratorio en distintas posiciones de poder a lo largo y ancho del planeta. Acompañado por su fiel secuaz Krumens, produjo distintas series humanoides, como los Tecnos, los Type y los Idea Fija, además de dos clones infantiles de ellos mismos: José Von Reichter y Helmut Krumens.
En 1971, Von Reichter dio inicio a su más ambicioso proyecto, la serie Cyber, unos cinco mil clones generados a partir del ADN de una pareja solitaria de hippies. Nueve años más tarde, al notar que los chicos empezaban a desarrollar iniciativas propias y criterios autónomos, decidió aniquilarlos. Gracias a la intervención de un ordenanza afroamericano, la Nº 6 logró escapar de su destino. En la huida, la única sobreviviente tomó la identidad de Adrián Seidelman, niño judío que había muerto en un accidente de auto junto con sus padres. Ya adulta, CyberSix continúa su doble vida en las calles de Meridiana, secundada por la enorme pantera negra Data 7; amando en silencio a su amigo, el periodista Lucas Amato, soportando los avances sexuales de su alumna ninfómana Lori Cadenas y, de tanto en tanto, brindando ayuda al detective privado y dibujante de mangas Miao Yashimoto.
La historieta de CyberSix debutó en el semanario italiano Skorpio en junio de 1992, donde se prodigó en episodios de doce páginas hasta mayo de 1996. A raíz del éxito popular, en diciembre de 1993 había ganado su propio título mensual, una revista-libro de 96 páginas que se mantuvo en los kioscos europeos por 45 números, hasta enero de 1999. A la Argentina había llegado en abril de 1993, protagonizando tres ediciones de Puertitas. Poco después, esos tres ejemplares fueron retapados en formato libro, el mismo que Massa compró para leer en la playa. Una vez que consiguió el apoyo de Patagonik y Telefé, con el compromiso de invertir 300.000 pesos/dólares por episodio, Massa convenció a Trillo y a Meglia, que seleccionaron las historietas que iba a adaptar la serie de acción real para el prime-time de la pantalla más caliente de la época.
Gracias al dibujado physique du rôle, una primeriza Carolina Peleritti se convirtió en la perfecta CyberSix de carne y hueso; y en un ajeno e imperfecto Adrián Seidelman. “Me encanta el personaje -reveló poco antes del estreno-: una heroína no humana, con poderes, tierna, hombre de día y mujer de noche. Pero mi verdadero desafío es hacer de Adrián, por el tema del cuerpo como una especie de cárcel: Nadie puede llegar hasta ella, pero ella tampoco puede salir de esa jaula. Veremos cómo me va”. El resto del elenco terminó conformado por Claudio Da Passano (Doctor Von Reichter), Gonzalo Urtizberea (Krumens), Iván Espeche (Lucas Amato), un debutante Rodrigo de la Serna (José Von Reichter), Ignacio Toselli (Helmut Krumens), Verónica Ponieman (Lori Cadenas), Jorge Takashima (Miao Yashimoto), un anónimo puma pintado de negro (Data 7); y Christopher Garrison, Gabriel Levy y Daniel Cuneo (Ideas Fija), con la participación especial de Horacio Fontova, Cecilia Milone, Alfonso Pícaro y Pablo Cedrón, entre otras figuras.
Error de cálculo
Después de una amplia campaña de promoción en gráfica, vía pública y, obviamente, la pantalla de Telefé, Cybersix se estrenó el 27 de marzo de 1996 a las 21 horas. Desde el vamos, se notó que el resultado final buscaba pelearle de igual a igual a los tanques de Hollywood.
Más allá de los exteriores, filmados en Buenos Aires y Carmelo (Uruguay), la escenografía más importante se montó en los estudios del canal, donde se recrearon milimétricamente las calles, los negocios, los techos y las monumentales cúpulas de Meridiana, deudoras del barroco romano que tanto admiraban Trillo y Meglia. La inversión en efectos especiales tampoco escatimó recursos. A cargo del FX Stunt Team y coordinados por Federico Cueva (también dibujante de historietas), las secuencias de acción alcanzaron el nivel de detalle y verosimilitud que, en esa época, el mismo equipo técnico exhibía en las explosiones y persecuciones de Poliladron. “No deben haber muchos antecedentes en el país de haber encarado una producción como se encaró la de CyberSix -aseguró Massa-. Se trabajó como se debe trabajar, como si estuviéramos haciendo la película de Batman, salvando las distancias”.
La influencia del Hombre Murciélago cinematográfico impregnó cada fotograma de la serie. En particular, la del universo visual plasmado por Joel Schumacher en Batman eternamente (1995), con Val Kilmer como el paladín y Nicole Kidman como la psicóloga Chase Meridian, cuyo apellido surgió en homenaje al diseño de Meridiana elaborado por Meglia. Al igual que el Batman de Schumacher, la CyberSix de Massa se asumió como una fusión inestable entre el gótico romántico de Tim Burton y el pop estridente de Adam West. Una elección consciente y riesgosa que se tradujo en escenas elegantes y grandilocuentes, con una imaginería expresionista y saturada de colores chillones, luces azules y brillos de neón. Exaltando los encuadres picados y contrapicados, el lenguaje televisivo se ocupó de reafirmar la naturaleza artificial de aquello que estaba mostrando.
“Con respecto a la estética de la serie, nada quedó librado al azar -reveló Massa-. Yo quería respetar la forma de hablar y de narrar del cómic”, llegando a incluir los dibujos de Meglia como separadores de la trama.
A caballo entre lo extravagante y lo caricaturesco, el registro elegido para CyberSix nunca alcanzó el punto de equilibrio necesario entre las formas y los contenidos. Para Trillo se trató de “un error de cálculo” por parte de la producción. “Supongo, que dejó en evidencia algunas serias carencias actorales, empezando por Peleritti. Por ahí, con un poco más de tiempo las cosas se hubieran acomodado”, indicó. Pero Telefe no le dio ese tiempo. Con altos costos y un rating que nunca superó los 10 puntos, CyberSix cayó vapuleada ante el encendido de Por siempre mujercitas, su competencia directa en el Canal 9 de Alejandro Romay.
“Era una buena propuesta, pero muy difícil de comercializar -confirmó Gustavo Yankelevich, por ese entonces gerente de Programación de Telefé-. Hay productos que son más fáciles de vender, pero este nos costó mucho y junto a la productora decidimos terminar”.
Lo cierto es que el final se anunció cuando la serie entraba a su mejor momento, animándose a explorar la creación de una fórmula metanarrativa que hoy es el principal sostén de los multiversos cinematográficos de Marvel y DC. Los dos últimos episodios de CyberSix encontraron a la protagonista al lado del Capitán Piluso (con Claudio Gallardou encarnando al célebre personaje de Alberto Olmedo) y el teniente Columbo (un brillante Hugo Arana jugando el rol que hiciera famoso Peter Falk), rebautizados Capitán Pituso y teniente Palomo para evitar problemas de derechos autorales.
Sin posibilidades de profundizar esta nueva vertiente, CyberSix se despidió de la audiencia el 8 de mayo de 1996, con sólo siete capítulos filmados y emitidos. Su lugar en la grilla fue ocupado por Los Simpsons.
Tiempo de revancha
Defenestrada en su momento, la serie de CyberSix se erigió en objeto de culto sólo con el paso del tiempo. De manera colectiva, miles de fanáticos en todo el mundo fueron consiguiendo copias de los episodios nunca editados en VHS o DVD; y los compartieron en internet, generando nuevos seguidores y foros de discusión online. Además, la relevancia internacional de CyberSix quedó demostrada con el exitoso animé de 1999, coproducido entre Canadá y Japón; y por servir de inspiración a Dark Angel, la serie televisiva que James Cameron (Terminator, Titanic, Avatar) puso en el aire entre 2000 y 2002. De manera casi inmediata, Trillo y Meglia demandaron por plagio a Cameron y a la Fox, pero el juicio no pudo ser concluido por los altísimos costos que implicaba para los argentinos el tener que litigar en Los Ángeles.
Tras la muerte de Meglia en 2008 y de Trillo en 2011, las negociaciones para una nueva adaptación de CyberSix entraron en una especie de limbo. Quizás ahora, con el éxito de El Eternauta, la historieta argentina que vislumbró el futuro encuentre su espacio natural en alguna plataforma internacional. Agazapada en la cúpula más alta de Meridiana, la mujer creada en un laboratorio sigue esperando su revancha.