Boina Fest, el festival de la España vaciada que lucha contra la despoblación desde Soria
Arenillas. Comarca de Berlanga, provincia de Soria. 42 habitantes oficialmente censados en 2024. El epicentro de eso que desde la gran ciudad conocemos como...

Arenillas. Comarca de Berlanga, provincia de Soria. 42 habitantes oficialmente censados en 2024. El epicentro de eso que desde la gran ciudad conocemos como España vaciada y donde, suponemos, nunca pasa nada.
Pero nos equivocamos, claro. Porque en un país repleto de festivales, con la música en vivo facturando en 2024 la cifra récord de 725 millones de euros, Arenillas resiste como la aldea gala de Astérix y Obélix con su propio festival, ajeno a las grandes cifras del negocio, los carteles inabarcables y los titulares de 'entradas agotadas' copados por las más importantes giras internacionales.
El Boina Fest, que así se llama, celebra el próximo 9 de agosto su undécima edición. Toda una década no ya resistiendo, sino creciendo, saliendo fortalecido de la aniquiladora pandemia. Y a la espera de conocer más adelante la totalidad de su cartel, un total de 249 artistas han respondido este año a su ya tradicional convocatoria de artistas nacidos o residentes en uno de los 1710 municipios de la España vaciada, aquellos cuya densidad de población está por debajo de los 8 habitantes por kilómetro cuadrado, y que se encuentran repartidos en ciertas zonas de 16 provincias: Soria, Teruel, Guadalajara, Cuenca, Zaragoza, Burgos, La Rioja, Segovia, Valencia y Castellón, Orense, León, Zamora, Salamanca, Cáceres y Badajoz.
Los escogidos son tres grupos: Memocracia (Santibáñez del Val y Santa María del Campo, Burgos), Vosotras veréis (Almazán y Soria) y La Jaula (San Martín de Boniches, Cuenca). A ellos se sumarán próximamente otros nombres y entre todos multiplicarán por 25 la población de Arenillas, que gracias al Boina Fest 2024 recibió a más de 1.200 visitantes. Toda una proeza de autogestión, determinación y lucha contracultural por la que a lo largo de los años han pasado multitud de músicos, entre ellos algunos tan conocidos como Rozalén, Grison y Tuli, Wilbur, Artistas del Gremio, Funkiwis, La Regadera o Bewis de la Rosa.
Tales son los logros del Boina Fest, el primer festival contra la despoblación de la España vaciada, que tiene a gala esta denominación porque oficialmente abre la puerta a artistas de estas zonas olvidadas. "Una cita familiar, humilde, diferente, económica y colaborativa", remarca a 20minutos Rodrigo Gismera, uno de los miembros de la organización, integrada por los hijos de los que fundaron la asociación sociocultural del pueblo en los años ochenta, siempre "muy implicados en esta lucha".
Junto a ellos, "decenas de voluntarios y colaboradores, tanto del pueblo como de fuera, incluso de otras provincias", que ven en los valores del Boina Fest una adorable anomalía por la que merece la pena batallar a contracorriente en este mundo gobernado por el consumismo, el capitalismo y la máxima de que 'si no da dinero, no vale nada'.
"Con esfuerzo y tiempo se pueden hacer las cosas de forma diferente, sin estar centrados en lo económico y el negocio", resalta orgulloso Gismera, defendido que, en cualquier caso, por supuesto que el festival genera cierta riqueza, "aunque sea en pequeñas cantidades". "El bar del pueblo hace dinero esos días y hay zonas de casas rurales en los pueblos de alrededor que reciben a mucha gente, que también viene de manera gratuita en tienda o furgoneta. Tenemos un impacto, aunque sea pequeñito", reivindica. "No ganamos dinero con el Boina Fest, pero por suerte o por desgracia no tenemos que vivir de ello", puntualiza.
Esa es la esencia de este festival verdaderamente popular, que apenas recibe una pequeña ayuda del Ayuntamiento de Arenillas que no significa "ni el 10% del coste", y que cuenta con "pequeñas donaciones de empresas locales que no se pueden considerar financiación porque son cantidades tan pequeñas que dan para muy poco".
Con esfuerzo y tiempo se pueden hacer las cosas de forma diferente, sin estar centrados en lo económico y el negocio
Y detalla: "A veces las empresas de bebidas nos hacen algún descuento. Contamos con la imprenta de la Diputación, que nos permite imprimir carteles, flyers y pegatinas. El escenario nos lo cede el ayuntamiento y es el mismo de las fiestas patronales que se hacen justo después. El sonido se contrata a una empresa y las barras las montamos nosotros mismos. A nivel de la Junta de Castilla y León no las hemos solicitado nunca nada porque las ayudas están pensadas para otro tipo de modelos y de afluencias de festival".
El Boina Fest se organiza "como se pueda, cuando se pueda y de la manera que se pueda". Así ha ido, creciendo orgánicamente, sin prisa pero sin pausa, hasta la undécima edición del próximo verano. "De los diez que hemos hecho, en la gran mayoría ni se llegaron a cubrir gastos", asegura, explicando que algún año sí que han "empatado gastos con ingresos", consiguiendo en el último par de años "un pequeño remanente dedicado a comprar otra plancha para el año siguiente, porque cada vez hay que hacer más panceta", relata entre risas.
"También dedicamos ese dinero a dar un poquito más a todos los artistas. Es lo justo porque gracias a ellos se genera todo lo que pasa en Arenillas, aunque esto ha pasado solo un par de años", prosigue, antes de rematar: "Otro año, con unos pequeños cientos de euros que nos quedaron, hicimos una plantación de árboles cerca del pueblo".
De los diez ediciones que hemos hecho, en la gran mayoría ni se llegaron a cubrir gastos
El objetivo es, en definitiva, "llenar de vida al pueblo" y devolver todo lo que les ha dado. "He tenido la gran suerte de tener pueblo y eso me ha dado una libertad en mi infancia y unos valores que difícilmente los hubiera podido obtener de no haberlo tenido", destaca convincente Gismera, aun concediendo que la realidad en los pueblos también es "dura en ciertos aspectos".
"La vida en zonas tan despobladas ofrece tiempo, espacio, tranquilidad, serenidad, cercanía con tus vecinos... esas cosas que en la ciudad se pierden de verdad. Pero en los pueblos también faltan muchas cosas, como infraestructuras, sanidad, educación, vivienda... Eso sí, trabajo no suele faltar, Soria es una de las provincias con menos paro de España", apunta.
Y añade para terminar: "Todo está centrado en las ciudades porque es donde vive la mayoría de la gente, pero es una pena porque la mayoría del territorio de España no son las ciudades, es la España vaciada. También creo que no vivimos en las ciudades por gusto, sino porque nos obligaron a ello. El problema de la despoblación se empezará a resolver cuando se den cuenta de que el problema en realidad es la sobrepoblación de las ciudades, con todas las dificultades que genera en lo que valen los pisos, que la gente está trabajando todo el día pero no llega a fin de mes, los precios de todo... No es nada sostenible que vivamos todos apiñados en las ciudades, pero al final manda el dinero y el modelo está muy establecido".
Festivales rurales
Efectivamente, no todo acontece en las grandes ciudades. Ni siquiera todo pasa en Madrid y Barcelona. Y, por fortuna, no todos son macrofestivales de tamaño inabarcable. Siempre hay otra manera de habitar en el mundo sin precios abusivos, aglomeraciones, marcas que quieren venderte algo por todas partes... Repasamos algunos de esos otros festivales que hacen de la diferencia su esencia y razón de ser.
Zeporock: Festival familiar que se celebra los días 20 y 21 de junio en El Toboso (Toledo), enfocado para el disfrute conjunto de padres e hijos. Este año celebra su décimo aniversario con Los Invaders, Madee o Levitants, y multitud de actividades para los más pequeños.
Leturalma: El 'festival de Rozalén', más que nada porque está fomentado y promovido por ella en su propio pueblo albaceteño, Letur. Este año la cita es del 17 al 19 de julio con El Drogas, Los Zigarros, Chambao y la propia cantautora. Teatro infantil, mercadillos y talleres ponen la guinda al 'festival más bonico del verano'.
Prestoso: Del 7 al 9 de agosto en Cangas del Narcea (Asturias), este año con Biznaga, Baiuca, Camellos o Hinds. Tampoco faltan actividades complementarias como visita a bodegas, ruta en bici o taller de alfarería.
Estaciones Sonoras: Un ciclo-festival anual con cuatro eventos, uno por estación. A través de la participación popular intergeneracional y la accesibilidad, el objetivo es dinamizar Cascante (Navarra) y dar a conocer la localidad mediante encuentros gastronómicos, conciertos, charlas y propuestas culturales.
Aragón Sonoro: El festival gratuito de Alcañiz se celebrará este año del 24 al 26 de julio con Sidonie o Veintiuno como principales reclamos. Conciertos variados en las calles con un mercado de artesanos y pequeñas marcas. Porque sí, así es, Teruel también existe y se lo monta estupendamente.