México dará el salto a la semana laboral de 40 horas (lo que significa para tu salud)
El anuncio fue oficial: México iniciará la transición hacia una semana laboral de 40 horas semanales. La medida, histórica y largamente esperada, no solo redefine el equilibrio entre vida y trabajo, también responde a una necesidad urgente de salud pública. El pasado 1 de mayo, durante un evento conmemorativo por el Día Internacional del Trabajo […]

El anuncio fue oficial: México iniciará la transición hacia una semana laboral de 40 horas semanales. La medida, histórica y largamente esperada, no solo redefine el equilibrio entre vida y trabajo, también responde a una necesidad urgente de salud pública.
El pasado 1 de mayo, durante un evento conmemorativo por el Día Internacional del Trabajo en Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum y el secretario del Trabajo, Marath Baruch Bolaños, confirmaron la implementación paulatina de la reducción de la semana laboral de 48 a 40 horas en todo el país.
“Por instrucciones de nuestra presidenta, comenzaremos la instauración gradual de la semana laboral de 40 horas. Esta transformación se completará a más tardar en enero de 2030”, declaró Bolaños, quien además adelantó que el proceso incluirá foros participativos entre el 2 de junio y el 7 de julio de 2025. En ellos se escuchará a trabajadores, empresarios, académicos y sindicatos para definir los términos de la transición.
Semana de 40 horas: Una deuda histórica con la salud de los trabajadores
Aunque México es uno de los países con las jornadas laborales más largas del mundo, diversos estudios demuestran que más horas no significan mayor productividad. En cambio, los efectos del exceso de trabajo sobre el cuerpo y la mente son devastadores.
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Según un informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 745 mil personas murieron en 2016 por causas directamente relacionadas con largas jornadas laborales. El umbral más crítico se sitúa por encima de las 55 horas semanales, pero incluso las tradicionales 40 pueden resultar perjudiciales a largo plazo.
El problema es que el cuerpo humano no está diseñado para un estado constante de alerta. El estrés crónico eleva los niveles de cortisol, debilita el sistema inmune, desregula el azúcar en sangre y multiplica el riesgo de enfermedades cardiovasculares, insomnio, ansiedad y trastornos digestivos.
La investigadora Grace Sembajwe, de la Universidad de Indiana, ha advertido que los síntomas más graves no aparecen de inmediato, sino hasta una década después de mantener rutinas laborales extenuantes.
Sentarse todo el día también enferma
En México, millones de personas trabajan sentadas más de 8 horas diarias. Según el investigador Aidan Buffey, de la Universidad de Limerick, este estilo de vida sedentario extremo incrementa el riesgo de diabetes tipo 2, hipertensión, dolor lumbar y hasta enfermedades cardíacas. Y no basta con llegar a casa: si el tiempo libre se pasa frente a la televisión, las horas de inactividad pueden superar las 11 horas diarias.
Por eso, los especialistas recomiendan incorporar pausas activas, caminatas breves y hasta escritorios de pie. La meta ideal, según la OMS, es alcanzar entre 150 y 300 minutos de actividad física a la semana.
Paradójicamente, los trabajos físicos intensos tampoco son la solución. Quienes laboran en construcción, fábricas o agricultura están expuestos a sobreesfuerzos prolongados sin recuperación adecuada. La falta de control sobre la intensidad del trabajo físico eleva el riesgo de fatiga crónica, lesiones y enfermedades cardiovasculares.
Menos horas, más vida: ¿Qué dicen otros países?
México no es el primero en repensar su relación con el trabajo. En Islandia, donde el 86% de los trabajadores tiene semanas de cuatro días laborales, los resultados han sido sorprendentes: mejor salud mental, mayor satisfacción personal y productividad estable.
Dinamarca, con una jornada de 37 horas semanales y cinco semanas de vacaciones al año, es uno de los países con mejor calidad de vida en el mundo. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto dar este paso en América Latina? La respuesta está en un modelo económico que todavía asocia el éxito con la extenuación. Pero las nuevas generaciones —y la evidencia científica— están empujando un cambio de paradigma.
La productividad no está en el reloj, sino en el bienestar
Contrario a lo que muchos empleadores temen, reducir las horas laborales no reduce la productividad. Al contrario, mejora la concentración, disminuye el ausentismo, reduce errores y aumenta el compromiso de los empleados.
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“La reducción de la jornada no solo devuelve horas de vida a las personas, también valoriza su trabajo y dignifica su existencia”, afirmó Marath Baruch Bolaños. Los estudios lo confirman: los trabajadores con mayor autonomía y flexibilidad horaria presentan menor riesgo de enfermedades cardíacas, menos síntomas de ansiedad y una salud mental más estable.
Un paso necesario hacia el futuro laboral
La implementación de la semana laboral de 40 horas en México será gradual, pero representa un paso audaz y urgente hacia un modelo más sustentable, humano y saludable. La evidencia es clara: trabajar menos puede significar vivir más.
Mientras llegan los cambios, queda en nuestras manos replantear nuestros hábitos: movernos más, descansar mejor, alimentarnos bien y exigir espacios laborales que pongan la salud en el centro. Porque al final del día, lo que está en juego no es solo el tiempo… es la calidad de vida.