Se fue con solo 20 meses… y nadie pagó por ello: la familia de Ania no se rinde seis años después
De la ilusión a la tragedia: el viaje que terminó con la vida de la pequeña Ania en Lanzarote Lo que comenzó como unas vacaciones familiares en la isla de Lanzarote se convirtió, en cuestión de horas, en una pesadilla irreparable. El 26 de diciembre de 2019 marcó el inicio de un dramático episodio que ... Leer más

De la ilusión a la tragedia: el viaje que terminó con la vida de la pequeña Ania en Lanzarote
Lo que comenzó como unas vacaciones familiares en la isla de Lanzarote se convirtió, en cuestión de horas, en una pesadilla irreparable. El 26 de diciembre de 2019 marcó el inicio de un dramático episodio que terminaría costándole la vida a Ania, una niña polaca de tan solo 20 meses. Lo que parecía ser un proceso febril común, acabó derivando en una grave infección respiratoria y una sepsis que resultaron fatales.
El trágico desenlace tuvo lugar el 28 de diciembre de ese mismo año. Desde entonces, la familia vive con el corazón roto y una herida que no cerrará jamás. “Nada puede curar el dolor de perder a un hijo”, lamenta la madre, Katarzyna Bogdanowicz.
Un juicio tras casi seis años de dolor
Casi seis años después de la muerte de la pequeña Ania, sus padres siguen luchando por respuestas y justicia. Hoy, 14 de mayo, se celebra la segunda sesión del juicio contra uno de los médicos que la atendió en el Hospital de Arrecife. El facultativo está acusado de un presunto delito de homicidio imprudente. Según el abogado de la familia, Andrés Carballo, la acusación se basa en no haber seguido los protocolos establecidos en casos de infecciones respiratorias graves.
“El médico omitió pruebas clave como una radiografía de tórax o un análisis de sangre, pese a la carta de derivación que recomendaba realizarlas con urgencia”, detalla Carballo en declaraciones a *20minutos*.
La primera alerta: fiebre y convulsiones
La pesadilla comenzó durante una mañana aparentemente tranquila del 26 de diciembre. Ania, que disfrutaba de sus vacaciones en Playa Blanca con su padre y su hermano, presentó fiebre alta y convulsiones repentinas. Inmediatamente, la familia la trasladó al centro médico local. Allí, los sanitarios detectaron una bronquitis aguda preocupante y les entregaron una carta para el hospital en la que se solicitaba una radiografía de tórax “urgente”.
Sin embargo, la atención en urgencias del Hospital de Arrecife dejó mucho que desear, según relata la madre. “Estuvimos diez horas allí, y el médico solo la vio dos veces. Lo único que hicieron fue darle duchas frías y paracetamol”, afirma.
Después de este tratamiento mínimo, Ania fue enviada de vuelta al hotel con la misma medicación. A pesar de que presentaba signos claros de un cuadro grave —como baja saturación de oxígeno y tiraje intercostal, síntomas de dificultad respiratoria—, el diagnóstico fue un simple catarro.
Los labios azules: una nueva emergencia
El día siguiente parecía más tranquilo. Ania durmió casi todo el día