Mercados en vilo: AXA advierte que el 'shock de Trump' aún no ha terminado
"Cuando crees que la tormenta ha pasado, otra nube se forma en el horizonte", advierte Chris Iggo, director de inversiones de AXA IM. Y es que, pese a los repuntes recientes, el 'shock de Trump' podría no haber terminado. Así, lejos de disiparse, este experto cree que el riesgo de una nueva sacudida financiera planea sobre los mercados como un espectro inquietante.

La travesía económica de Estados Unidos parece una carretera envuelta en niebla: las señales son confusas, el conductor es imprevisible y el mapa, cada vez más borroso. ¿Qué implicaciones tiene este escenario para los inversores? ¿Y qué grietas está dejando ya en los cimientos del gigante norteamericano?
POLÍTICAS IMPREDECIBLES: "UN MERCADO AL BORDE DEL ABISMO"
En el corazón de la incertidumbre actual está un dato inapelable: la inconsistencia de la formulación de políticas estadounidenses. "La imprevisibilidad del presidente Donald Trump lo convierte en una fuente constante de riesgo", señala Iggo. La reciente marcha atrás en cuestiones como los aranceles y el aparente intento de influir sobre la Reserva Federal han provocado desconcierto y volatilidad.
Aunque la narrativa de “vender Estados Unidos” se haya suavizado brevemente, las bases del desconcierto siguen firmes. El propio Iggo apunta que "es difícil producir una narrativa consistente y creíble para guiar la estrategia de inversión". En un mundo donde la confianza es la savia de los mercados, la falta de un rumbo claro en la política económica estadounidense es una amenaza tan intangible como devastadora.
ARANCELES ALTOS Y EL FANTASMA DE LA RECESIÓN
Pese a los aplazamientos recientes en la implementación de aranceles recíprocos, Estados Unidos se encamina hacia un régimen comercial más restrictivo. "El riesgo de una recesión ha aumentado", alerta Iggo, subrayando que los efectos de estos movimientos no son solo simbólicos: afectan directamente a los márgenes de beneficio de las empresas y, en consecuencia, a sus ingresos netos.
Una recesión —ese espectro que a veces tarda en materializarse pero siempre deja huellas— empujaría los índices bursátiles estadounidenses lejos de sus máximos históricos. La promesa de un crecimiento eterno parece desvanecerse bajo el peso de decisiones que, en lugar de despejar el camino, siembran minas a cada paso.
LA FED, EN EL PUNTO DE MIRA: UN JUEGO PELIGROSO
La Reserva Federal, guardiana de la estabilidad monetaria, no ha escapado a la turbulencia. La interferencia política en sus decisiones supone un riesgo que va más allá de lo inmediato. "Interferir con la Fed corre el riesgo de desestabilizar las tasas de interés y las expectativas de inflación", subraya el analista de AXA IM.
Actualmente, la Fed parece estar cumpliendo su doble mandato: un desempleo bajo y una inflación controlada. Sin embargo, un crecimiento más lento o un repunte del desempleo podrían obligarla a cambiar el rumbo. Según Iggo, este escenario favorecería una curva de rendimientos más pronunciada en los bonos, ofreciendo rentabilidades más atractivas... para quienes estén dispuestos a navegar en aguas tan inciertas.
RENTA VARIABLE: "NI BARATA NI SEGURA"
El mercado bursátil estadounidense, tradicional refugio del inversor global, tampoco ofrece hoy la serenidad habitual. Con un S&P 500 valorado en un múltiplo precio-beneficio superior a 20, los precios siguen altos según estándares históricos e internacionales.
"La renta variable estadounidense aún no está barata y las perspectivas económicas son peores de lo que eran", advierte Iggo. A pesar de las correcciones recientes, muchos analistas consideran que las valoraciones no reflejan plenamente los riesgos que se ciernen sobre el horizonte económico.
Eso sí, hay un pequeño rayo de esperanza: históricamente, tras caídas del 10%, los mercados tienden a ofrecer rendimientos positivos a un año vista. Pero, como recuerda Iggo, esto solo ocurrirá si se esquiva el peor de los escenarios: una recesión profunda provocada por políticas erráticas.
UN DAÑO MÁS PROFUNDO: LA CONFIANZA SOCAVADA
Más allá de los números, el daño más insidioso es quizá el que afecta a la percepción internacional de Estados Unidos. "La capacidad de EEUU para la formulación de políticas ha quedado en ridículo con los acontecimientos recientes", lamenta Iggo, subrayando que esta pérdida de credibilidad se traduce en primas de riesgo más altas para los activos estadounidenses.
Las empresas empiezan a alzar la voz, preocupadas por el impacto en la demanda y en las perspectivas de ganancias. Y en los pasillos del poder económico, se extiende la sensación de que el 'shock de Trump' podría ser menos un episodio pasajero y más una herida de larga curación.
EL ECO DE UNA TORMENTA QUE NO TERMINA
Como en aquellas novelas donde el monstruo regresa cuando creías que había sido derrotado, la era Trump sigue proyectando su sombra sobre los mercados. El 'shock' no terminó con un tuit reconciliador ni con una tregua comercial temporal. Sigue latiendo, alimentado por la incertidumbre y la desconfianza.
En tiempos como estos, donde cada decisión política puede desencadenar una avalancha, la paciencia y la prudencia se convierten en virtudes estratégicas. El consejo tácito de Iggo resuena como un mantra para los inversores: mantener la cabeza fría, diversificar riesgos y prepararse para navegar un terreno que seguirá siendo, durante algún tiempo, peligrosamente movedizo.