La demanda de plasma sanguíneo ha crecido en los últimos años y esto tiene una consecuencia: EEUU se ha convertido en el gran "donante"

Durante los últimos meses hemos comprobado hasta qué punto la política comercial de los Estados Unidos afecta al resto del mundo (y viceversa). La amenaza de una guerra comercial entre Europa y el país norteamericano se ha diluido notablemente pero nos ha hecho reconsiderar el papel que el comercio internacional desempeña en nuestras acciones cotidianas. Porque este afecta a detalles que a veces no sospecharíamos. Estados Unidos es el principal exportador de productos médicos en el mundo, algo que quizás no nos resulte tan sorprendente. Esto es cierto si hablamos de equipamiento médico, pero también lo es si hablamos de algo tan particular como el plasma sanguíneo. Porque sí, este componente clave de nuestra sangre también engrosa los datos de la contabilidad internacional en algunos países. Antes de nada, quizás convenga aclarar qué es exactamente el plasma. El plasma sanguíneo es, esencialmente, la parte líquida de la sangre. En este líquido donde se encuentran en suspensión los glóbulos rojos, leucocitos o glóbulos blancos, y plaquetas. El plasma está compuesto principalmente por agua, proteínas como las inmunoglobulinas, los factores de coagulación y la albúmina, además de sales que ejercen de electrolitos. En Xataka Hace 50 años descubrimos a personas cuya sangre no encajaba en los tipos convencionales. Acabamos de descubrir por qué Podemos obtener plasma sanguíneo a través de donaciones de dos formas. Una, a través de donaciones de plasma (plasmaféresis). En este proceso, se extrae la sangre al paciente, sangre de la cual se separa y extrae el plasma a la par que se devuelve al donante el resto de los componentes del líquido. El plasma también puede ser obtenido a partir de donaciones convencionales de sangre. Según explica el Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid, el plasma obtenido de las donaciones convencionales de sangre es suficiente para cubrir todas las necesidades de transfusión de los pacientes. Sin embargo, al menos en España, el plasma extraído por esta vía no alcanza a producir hemoderivados a partir de las proteínas presentes en el plasma o PDMP (plasma-derived medicinal products), importantes en tratamientos no relacionados con las transfusiones de sangre o plasma. Donde hay carencia, hay negocio. Y de esto son ejemplo los Estados Unidos. Durante los últimos años, el plasma sanguíneo ha representado alrededor del 2,5% de las exportaciones de este país. Pese a que la pandemia limitara notablemente la disponibilidad de este líquido vital en el país norteamericano, en 2022 las exportaciones de plasma se situaban en el 2,69%. Y esto se debe a un enorme ritmo de recolección. Según un estudio publicado en 2023 en la revista Transfusion Medicine and Hemotherapy, alrededor del 67% del volumen del plasma recolectado en el mundo fue obtenido en los EEUU. En contraste, Europa aporta cerca del 14%. Curiosamente, Europa es el mayor proveedor de plasma recuperado (el extraído de donaciones completas de sangre). ¿Cuestión de dinero? La dispar situación en cada uno de los lados del “charco” ha llevado a algunos a considerar el modelo de compensación imperante en Europa. El motivo está en que, en los EEUU, pagar por el plasma sanguíneo es perfectamente legal, mientras que en los países de nuestro entorno, esta posibilidad está más limitada. En Europa impera la idea del no enriquecimiento a partir del cuerpo humano y sus partes, una postura también defendida por la Organización Mundial de la Salud. Esto no excluye los pagos en algunos contextos ni tampoco garantiza la transparencia en la legislación de todos los países del entorno europeo. El debate sobre si este es el mejor modelo lleva ya algunos años abierto. “El marco legal de la UE para la sangre y los componentes sanguíneos no fue desarrollado con la necesidad de un aumento de la recolección de plasma en mente”, defendía hace un par de años Maarten Van Baelen, director ejecutivo de Plasma Protein Therapeutics Association (PPTA) Europe, en declaraciones recogidas por POLITICO. “Una creciente necesidad de medicamentos derivados del plasma y una creciente dependencia del plasma de los EEUU requiere un cambio de la política para afrontar cómo recolectamos y aumentamos la recolección de plasma en Europa”. Para otros, el pago por las donaciones tiene un difícil encaje ético: es común que la idea de pagar por un órgano como un hígado o un ojo resulte incómoda, pero ¿cómo o dónde trazar el límite? Es una pregunta que, mientras no seamos capaces de responder de forma consensuada, puede limitar nuestra Si alguien pudiera parecer predispuesto a defender la existencia de este tipo de mercado serían los economistas. Pues también para estos existe cierto debate. En el Blog y libro homónimo Freakonomiks, Stephen Dubner y Steven Levitt consideraban esta cuestión. Lo hacían mencionando dos estudios con resuntados diversos aunque no necesariam

May 8, 2025 - 09:11
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La demanda de plasma sanguíneo ha crecido en los últimos años y esto tiene una consecuencia: EEUU se ha convertido en el gran "donante"

La demanda de plasma sanguíneo ha crecido en los últimos años y esto tiene una consecuencia: EEUU se ha convertido en el gran "donante"

Durante los últimos meses hemos comprobado hasta qué punto la política comercial de los Estados Unidos afecta al resto del mundo (y viceversa). La amenaza de una guerra comercial entre Europa y el país norteamericano se ha diluido notablemente pero nos ha hecho reconsiderar el papel que el comercio internacional desempeña en nuestras acciones cotidianas. Porque este afecta a detalles que a veces no sospecharíamos.

Estados Unidos es el principal exportador de productos médicos en el mundo, algo que quizás no nos resulte tan sorprendente. Esto es cierto si hablamos de equipamiento médico, pero también lo es si hablamos de algo tan particular como el plasma sanguíneo. Porque sí, este componente clave de nuestra sangre también engrosa los datos de la contabilidad internacional en algunos países.

Antes de nada, quizás convenga aclarar qué es exactamente el plasma. El plasma sanguíneo es, esencialmente, la parte líquida de la sangre. En este líquido donde se encuentran en suspensión los glóbulos rojos, leucocitos o glóbulos blancos, y plaquetas. El plasma está compuesto principalmente por agua, proteínas como las inmunoglobulinas, los factores de coagulación y la albúmina, además de sales que ejercen de electrolitos.

Podemos obtener plasma sanguíneo a través de donaciones de dos formas. Una, a través de donaciones de plasma (plasmaféresis). En este proceso, se extrae la sangre al paciente, sangre de la cual se separa y extrae el plasma a la par que se devuelve al donante el resto de los componentes del líquido. El plasma también puede ser obtenido a partir de donaciones convencionales de sangre.

Según explica el Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid, el plasma obtenido de las donaciones convencionales de sangre es suficiente para cubrir todas las necesidades de transfusión de los pacientes. Sin embargo, al menos en España, el plasma extraído por esta vía no alcanza a producir hemoderivados a partir de las proteínas presentes en el plasma o PDMP (plasma-derived medicinal products), importantes en tratamientos no relacionados con las transfusiones de sangre o plasma.

Donde hay carencia, hay negocio. Y de esto son ejemplo los Estados Unidos. Durante los últimos años, el plasma sanguíneo ha representado alrededor del 2,5% de las exportaciones de este país. Pese a que la pandemia limitara notablemente la disponibilidad de este líquido vital en el país norteamericano, en 2022 las exportaciones de plasma se situaban en el 2,69%.

Y esto se debe a un enorme ritmo de recolección. Según un estudio publicado en 2023 en la revista Transfusion Medicine and Hemotherapy, alrededor del 67% del volumen del plasma recolectado en el mundo fue obtenido en los EEUU. En contraste, Europa aporta cerca del 14%. Curiosamente, Europa es el mayor proveedor de plasma recuperado (el extraído de donaciones completas de sangre).

¿Cuestión de dinero?

La dispar situación en cada uno de los lados del “charco” ha llevado a algunos a considerar el modelo de compensación imperante en Europa. El motivo está en que, en los EEUU, pagar por el plasma sanguíneo es perfectamente legal, mientras que en los países de nuestro entorno, esta posibilidad está más limitada.

En Europa impera la idea del no enriquecimiento a partir del cuerpo humano y sus partes, una postura también defendida por la Organización Mundial de la Salud. Esto no excluye los pagos en algunos contextos ni tampoco garantiza la transparencia en la legislación de todos los países del entorno europeo. El debate sobre si este es el mejor modelo lleva ya algunos años abierto.

“El marco legal de la UE para la sangre y los componentes sanguíneos no fue desarrollado con la necesidad de un aumento de la recolección de plasma en mente”, defendía hace un par de años Maarten Van Baelen, director ejecutivo de Plasma Protein Therapeutics Association (PPTA) Europe, en declaraciones recogidas por POLITICO. “Una creciente necesidad de medicamentos derivados del plasma y una creciente dependencia del plasma de los EEUU requiere un cambio de la política para afrontar cómo recolectamos y aumentamos la recolección de plasma en Europa”.

Para otros, el pago por las donaciones tiene un difícil encaje ético: es común que la idea de pagar por un órgano como un hígado o un ojo resulte incómoda, pero ¿cómo o dónde trazar el límite? Es una pregunta que, mientras no seamos capaces de responder de forma consensuada, puede limitar nuestra

Si alguien pudiera parecer predispuesto a defender la existencia de este tipo de mercado serían los economistas. Pues también para estos existe cierto debate. En el Blog y libro homónimo Freakonomiks, Stephen Dubner y Steven Levitt consideraban esta cuestión. Lo hacían mencionando dos estudios con resuntados diversos aunque no necesariamente del todo opuestos.

Uno de ellos, publicado en 1970 por Richard Titmuss, en el que se observó un efecto contraintuitivo, que los pagos no solo no contribuían a mejorar las donaciones, sino más bien al contrario. El segundo estudio, más reciente, Publicado en 2013 en Science, observó que las recompensas sí funcionaban, si bien estas recompensas no tenían por qué ser monetarias: el estudio también contemplaba formas de compensación como días libres o cheques regalo.

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Imagen | Lucas Oliveira

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La noticia La demanda de plasma sanguíneo ha crecido en los últimos años y esto tiene una consecuencia: EEUU se ha convertido en el gran "donante" fue publicada originalmente en Xataka por Pablo Martínez-Juarez .