Injerencias masónicas en el cónclave

Dos realidades rivales, constantemente discordantes, en permanente contraste, aunque con algunos puntos universales en común

May 4, 2025 - 17:02
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Injerencias masónicas en el cónclave

Cuando falleció el Papa Francisco hace dos semanas, rápidamente el GOI (Grande Oriente de Italia, la más antigua obediencia masónica de Italia) emitió un comunicado para recordarlo. Lo hizo rescatando un artículo que la Masonería misma había publicado en la revista Erasmo, su propio noticiario. Rezaba así: “En la encíclica Fratelli tutti, el Sumo Pontífice ha expresado abiertamente —y en clave inédita— la hermandad universal. Sí, como un vínculo que une todos los seres humanos, más allá de la fe, ideología o color de la piel. Más allá del rango social, lengua, cultura o nación. Se trata de un pensamiento cercano a los ideales constituyentes que desde siempre forjaron las raíces de la Masonería. Hermandad, Libertad e Igualdad… Lógicamente, el Papa, sin reservas, ha superado un límite teológico al inspirarse en San Francisco de Asís…”

La nota es interesante, porque refleja la cercanía de dos mundos con distancias aparentemente insondables. Dos realidades rivales, constantemente discordantes, en permanente contraste, aunque con algunos puntos universales en común, especialmente con Francisco, quien en más de una ocasión ha agasajado la figura de Martín Lutero, un reformador con relaciones en la masonería. Lo hizo siempre expresando palabras de miel que le valieron el vilipendio y la ira de muchos jesuitas: “Fue clave para introducir la palabra de Dios en medio del pueblo”, soltó en medio de la grieta convirtiéndola un socavón.  

Lógicamente, este teórico acercamiento entre el GOI y el Vaticano ha creado un cierto revuelo en Italia, donde se han vuelto a remover territorios arenosos y ácidos, azotados por grupos ultraconservadores de la propia Iglesia. También al otro lado. El último episodio, cuando faltan apenas un par de congregaciones generales y ya se ha instaurado la chimenea más importante del mundo, justo en el techo de la Sixtina. “Si la Iglesia aún tiene algo de racionalidad, el Papa debe ser Pietro Parolin. Es el único modo para devolverle su autoridad”. Las palabras son de Giuliano Di Bernardo, “buen amigo” del que fuera secretario de Estado de la Santa Sede. Además, filósofo y masón, otrora Gran Maestro del Grande Oriente de Italia, hoy fundador de la Gran Logia Regular, la Academia de los Illuminati y el proyecto Dignity (orden esotérico internacional). 

Esto cuenta en exclusiva para Il Fatto Quotidiano: “El declive de la Iglesia comenzó con el Concilio Vaticano II. Luego, Wojtyla destruyó las raíces de todo. Después, con Ratzinger se intentó hacer algo, pero éste se retiró cuando vio la vorágine. ¿Con Bergoglio? Ha dinamitado el aparato Papal, atacándolo frontalmente. Además, ha agredido la propiedad privada. Por ejemplo, cuando nombró a Parolin, ya había quitado poder a ese cargo concreto. No se puede ser solo Papa para ejercer simpatía”, explica añadiendo más ingredientes a esta relación complicada, voluble, llena de asteriscos, líneas finas y delicadas, promiscuidad intelectual. Laceración y amor-odio. Dos mundos sazonados con dudas, tribulaciones, afán de poder, crucifijos, pirámides, compases y cartabón.  

Su relación con Parolin

Durante la conversación con el periodista Lorenzo Giarelli en el periódico romano, Di Bernardo reconoce contactos de la Curia tras abandonar la principal obediencia masónica de Italia. “Me llamaron para decirme que les habría gustado tener un representante entre los miembros de la Academia… Una vez me encontré cara a cara con Parolin, pues quería conocerme. Hace veinte años de eso, pero iniciamos una colaboración en diversos proyectos. Ahora somos muy amigos. Ojalá sea Papa. Así resucitaría la Iglesia”, exclama no sin antes subrayar su opinión sobre el difunto. “Sí, nombró cardenales de todos los continentes. Una lectura de esto es que lo hizo para extender el mensaje evangélico, pero ¿quién te dice que no fue para garantizarse el propio sucesor? Él fue adverso de la masonería. También los pontífices durante los trescientos años precedentes”, incide. 

Sus incendiarias declaraciones, sin embargo, entran en colisión con el comunicado inicial del GOI tras el fallecimiento del Obispo de Buenos Aires, ya enterrado en Santa Maria Maggiore. El último heredero de Pedro, abierto y progresista… Y que, además, al parecer cuando estaba en Argentina firmaba poniendo tres puntos negros en forma de triángulo-pirámide tras su nombre. “No sé si es verdad. En Sudamérica, la Masonería está muy extendida. Hay masones católicos, ya que no existe incompatibilidad. Sí, puede que de cardenal hubiera tenido relaciones con ella. Esto no es indicador de un acercamiento sino todo lo contrario. Piensa que, de Papa, siempre recalcó su excomulgación”, sentencia firmemente. 

Dudas y más dudas. Sombras, contradicciones y diálogos vacíos que no hacen sino confundir la esencia de dos mundos contrapuestos condenados a entenderse. O quizás no. A permanecer cercanos mientras se disfrazan en las antípodas. O, viceversa. Al final, del monte trasteverino se ve la cúpula de Miguel Ángel. Sufren vientos similares.

No todo es podrido ni incompatible

En última instancia, el filósofo Di Bernardo no termina de deshilvanar la madeja sobre si estos universos -a simple vista confrontados- son complementarios y necesarios en sus ejercicios esotéricos y espirituales. Más bien lo enrevesa todo dejando un fuego fatuo: la consabida injerencia iluminista en la votación que dará inicio el próximo miércoles. 

Henchido en su manto de caballero con mandil (simbolismo en honor al trabajo), esto opina sobre el seminario celebrado en 2024, y que contó con la presencia del archi obispo Delpini y tres Grandes Maestros. “Un teatrillo. Es como ver a los corderos acudir al reparo de los lobos. Hay un tema claro: la imposibilidad de conciliar que protagonizan Iglesia y Masonería, confirmada siempre por cada Papa. Desde hace siglos, la Iglesia ha subrayado que se trata de una religión, por lo tanto, no puede pertenecer al catolicismo. Hasta que esto no se supere… ¿Con Parolin? No tiene que ver con las relaciones personales. Seguirá habiendo colaboraciones entre una y otra por el bien de la humanidad, pero mientras no se neutralice la doctrina que las hace inconciliables, será complicado todo”, sentencia. 

Puede que no le falte razón ahí. La masonería -en su virginidad- es algo serio e interesante: una filosofía de vida -abierta a cualquier religión- que se acerca a la numerología, el esoterismo, el simbolismo o la alquimia, y que busca el cambio a través de un duro recorrido de vida. Garibaldi, Totó, Walt Disney… Trasciende lo terrenal y toca varias dimensiones, aunque la letra pequeña la señala. Y es que su hermetismo y alto grado de riservatezza normalmente ha sido territorio fértil para la mafia, la política o prelados de antaño ávidos de poder. En muchos casos, incluso hoy, se usurpan las logias a libre arbitrio como pretexto para gozar de inmunidad. 

Una vez le preguntaron al historiador Emilio Gentile (experto en fascismo) por los movimientos neo fascistas contemporáneos. “Cuando todo es mafia, nada es mafia”, respondió. El eufemismo, efectivamente, se entiende. Cuando se manosea y desvirtúa tanto un término, pierde su significado inicial. Lo mismo vale para la masonería, tan sumamente estereotipada que no se sabe muy bien si- y cuál de ellas- entrará en la Capilla Sixtina en pocos días. Ni con qué atuendo sagrado.