Es la campana más grande de España, pesa 18 toneladas... pero no suena
A los dos meses de colocarse, en 1755, un problema de aleaciones rajó la majestuosa campana, que desde entonces ya no se escuchaEl castillo de Escalona abre sus puertas por primera vez en 1.000 años Es enorme. Es famosa. Se puede visitar y admirar de cerca. Pero no esperes a que suene. Porque en Toledo, en lo alto de su catedral, está instalada la campana más grande de España… pero no suena. Es evidente que, a pesar de la competencia que tiene con otras campanas de la localidad manchega, dado el amplio repertorio de iglesias repartidas por toda la ciudad, es la más famosa. Fue fundida en diciembre de 1753, con material de Bilbao, pero hubo que esperar hasta el 30 de septiembre de 1755 para que llegase el día de subirla y colocarla. Pero para que la majestuosa campana estuviese lista y preparada para que sonase hubo que emplearse a fondo. Y es que para subir la campana a la torre se construyó una gran rampa y una plataforma sobre la que se montó la campana. La gran campana fue ascendiendo lentamente gracias a una garrucha arrastrada por varias parejas de bueyes. Eso sí, para que pudiese entrar en el campanario hubo que deshacer el muro que separa dos de las rejas laterales. Después de cuatro horas de arduo trabajo, la campana quedaba lista para que sonase. Un error de aleaciones Su nombre original es campana de San Eugenio, en honor al primer obispo toledano. Y pesa exactamente 17.744 kilos. Sin embargo, aquí va la explicación de por qué no suena: mientras se tocaba con motivo de para la festividad de Santa Leocadia, la campana se rajó debido a un error de aleaciones de los metales. Cuando el badajo empezó a golpear, sonó ronco, raro y estridente. Y es que se había quebrado de arriba a abajo con una brecha enorme e imposible de salvar. Apenas duró dos meses la expectación por la nueva campana. El accidente, provocado porque el badajo era de bronce, ocurrió el mismo día de su estreno. Narra la tradición, eso sí, que la primera vez que se hizo sonar se oyó a kilómetros de distancia y numerosos vidrios de ventanas de Toledo se rompieron por la intensa vibración. A pesar de los numerosos turistas y curiosos que la visitan de cerca cada día, la campana permanece en su sitio, a 80 metros de altura, pero rota y sin que suene. Es, en todo caso, la tercera campana más pesada del mundo, detrás de la de la Plaza Roja de Moscú (202 toneladas) y la de la catedral de Colonia, en Alemania (24 toneladas).

A los dos meses de colocarse, en 1755, un problema de aleaciones rajó la majestuosa campana, que desde entonces ya no se escucha
El castillo de Escalona abre sus puertas por primera vez en 1.000 años
Es enorme. Es famosa. Se puede visitar y admirar de cerca. Pero no esperes a que suene. Porque en Toledo, en lo alto de su catedral, está instalada la campana más grande de España… pero no suena.
Es evidente que, a pesar de la competencia que tiene con otras campanas de la localidad manchega, dado el amplio repertorio de iglesias repartidas por toda la ciudad, es la más famosa.
Fue fundida en diciembre de 1753, con material de Bilbao, pero hubo que esperar hasta el 30 de septiembre de 1755 para que llegase el día de subirla y colocarla. Pero para que la majestuosa campana estuviese lista y preparada para que sonase hubo que emplearse a fondo.
Y es que para subir la campana a la torre se construyó una gran rampa y una plataforma sobre la que se montó la campana. La gran campana fue ascendiendo lentamente gracias a una garrucha arrastrada por varias parejas de bueyes. Eso sí, para que pudiese entrar en el campanario hubo que deshacer el muro que separa dos de las rejas laterales. Después de cuatro horas de arduo trabajo, la campana quedaba lista para que sonase.
Un error de aleaciones
Su nombre original es campana de San Eugenio, en honor al primer obispo toledano. Y pesa exactamente 17.744 kilos. Sin embargo, aquí va la explicación de por qué no suena: mientras se tocaba con motivo de para la festividad de Santa Leocadia, la campana se rajó debido a un error de aleaciones de los metales. Cuando el badajo empezó a golpear, sonó ronco, raro y estridente. Y es que se había quebrado de arriba a abajo con una brecha enorme e imposible de salvar.
Apenas duró dos meses la expectación por la nueva campana. El accidente, provocado porque el badajo era de bronce, ocurrió el mismo día de su estreno. Narra la tradición, eso sí, que la primera vez que se hizo sonar se oyó a kilómetros de distancia y numerosos vidrios de ventanas de Toledo se rompieron por la intensa vibración.
A pesar de los numerosos turistas y curiosos que la visitan de cerca cada día, la campana permanece en su sitio, a 80 metros de altura, pero rota y sin que suene. Es, en todo caso, la tercera campana más pesada del mundo, detrás de la de la Plaza Roja de Moscú (202 toneladas) y la de la catedral de Colonia, en Alemania (24 toneladas).