Zapatero y Santos Cerdán, el tándem que calma a Junts

El partido de Puigdemont entra en modo ‘keep calm’ tras el pacto en inmigración y se centra en una gira por Catalunya para vender sus logros y aplacar los nervios de los cargos locales por el auge de Aliança Catalana Zapatero reclama una “reacción cívica” contra el actual “momento bélico” como la que hubo por la guerra de Irak Desde hace unas semanas han desaparecido los titulares en los que el protagonista era Junts junto a los verbos habituales: presiona, desafía, consigue… Hay una explicación. El partido de Carles Puigdemont se ha situado en modo ‘keep calm’. En la dirección apuntan que los motivos son varios, además del evidente y es que Trump lo ocupa todo y preocupa a todos.   El punto de inflexión fue el acuerdo para la delegación de competencias de inmigración a la Generalitat. Llegó tras meses de negociaciones y con una polémica por la distribución de menores no acompañados que aún se arrastra.  Hay dos nombres a los que se cita como promotores de los acuerdos que han permitido que después de tantas tempestades regrese una cierta calma. Al menos hasta la próxima. Son Santos Cerdán y José Luís Rodríguez Zapatero. Sin ellos, aseguran en las filas de Junts, la cosa probablemente hubiese seguido por el precipicio. Estuvieron desde el principio, ya en las conversaciones que culminaron con la investidura de Pedro Sánchez, y su papel se ha afianzado a lo largo de la legislatura. En Junts elogian la predisposición del secretario de organización del PSOE y del expresidente del Gobierno para desencallar negociaciones que parecían imposibles. Y eso que Zapatero durante un tiempo estuvo en la lista negra de los independentistas por haber prometido un apoyo a un Estatut que se acabó recortando en el Congreso. El expresidente se deshacía en halagos hacia Junts y Puigdemont en la entrevista que publicó La Vanguardia este domingo. Zapatero reconoce algo que se había intentado mantener con discreción aunque en los últimos meses ya era conocido y es su papel fundamental en la mediación con los posconvergentes. “Hay que explorar el máximo desarrollo de la autonomía catalana como vía de superación de lo ocurrido, venciendo los prejuicios que ahora pueda haber, después de los hechos del procés”, defendía el expresidente en la entrevista. Zapatero ha sabido ganarse la confianza de Puigdemont. O al revés. El socialista reconoce que ambos han forjado una buena relación y pide no menospreciar al líder de Junts. “Ni políticamente, ni intelectualmente”, precisa. La confianza entre ambos se suma a la que ya existía entre Santos Cerdán y Jordi Turull, dos políticos de vieja escuela bragados en negociar en las peores situaciones. El secretario general de Junts se fía de poca gente, pero uno es su homólogo en las reuniones de Suiza y Bruselas.  En la formación independentista son conscientes que la guerra de aranceles sumada al debate sobre la seguridad condiciona a todos los partidos. Junts es de los que explícitamente se ha mostrado a favor del plan de rearme europeo. Por convicción y porque ve una posibilidad de negocio si implica un aumento de inversiones en la UE y no la compra de material a terceros.  Aunque los focos están puestos en el Congreso, hay otras conversaciones con el Gobierno que son igual de prioritarias para los independentistas. En el partido de Puigdemont confirman que la entrada de nombres afines en empresas públicas que van de Renfe a Aena se negocia directamente con el PSOE. Insisten en que la interlocución no pasa por Salvador Illa y pronostican que podrán situar todavía a más gente en compañías estratégicas. Lo harán como hasta ahora. Con la máxima discreción y la publicidad justa.  Es el mismo sigilo con el que Puigdemont ha calmado a algunos cargos municipales cada vez más nerviosos por el auge de Aliança Catalana. Ya con el acuerdo sobre inmigración se pidió a algunos alcaldes y regidores de Junts que no alimentasen discursos que puedan ser tildados de racistas. La última encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió, publicada a finales de marzo, vaticinaba que los posconvergentes podrían perder un cuarto de sus diputados en favor de Aliança Catalana.  El líder de Junts y su equipo más cercano apelan al “discurso pujolista” y la necesidad de subrayar la “integración” como elemento básico para desmarcarse de la línea de Sílvia Orriols. Ella, al igual que Vox, se centra en criminalizar a los migrantes responsabilizándoles de todos los problemas. Presume de ser islamófoba e incluso se ha felicitado de condicionar la estrategia de Junts. Turull ha iniciado una especie de ‘tour’ por distintas poblaciones catalanas para exponer los logros de su formación en el Congreso y a la vez contrarrestar el discurso de Aliança Catalana. “El odio no es ninguna respuesta”, afirmó la semana pasada en Girona. El número dos de Junts reconoció que la in

Abr 8, 2025 - 06:10
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Zapatero y Santos Cerdán, el tándem que calma a Junts

Zapatero y Santos Cerdán, el tándem que calma a Junts

El partido de Puigdemont entra en modo ‘keep calm’ tras el pacto en inmigración y se centra en una gira por Catalunya para vender sus logros y aplacar los nervios de los cargos locales por el auge de Aliança Catalana

Zapatero reclama una “reacción cívica” contra el actual “momento bélico” como la que hubo por la guerra de Irak

Desde hace unas semanas han desaparecido los titulares en los que el protagonista era Junts junto a los verbos habituales: presiona, desafía, consigue… Hay una explicación. El partido de Carles Puigdemont se ha situado en modo ‘keep calm’. En la dirección apuntan que los motivos son varios, además del evidente y es que Trump lo ocupa todo y preocupa a todos.  

El punto de inflexión fue el acuerdo para la delegación de competencias de inmigración a la Generalitat. Llegó tras meses de negociaciones y con una polémica por la distribución de menores no acompañados que aún se arrastra. 

Hay dos nombres a los que se cita como promotores de los acuerdos que han permitido que después de tantas tempestades regrese una cierta calma. Al menos hasta la próxima. Son Santos Cerdán y José Luís Rodríguez Zapatero. Sin ellos, aseguran en las filas de Junts, la cosa probablemente hubiese seguido por el precipicio. Estuvieron desde el principio, ya en las conversaciones que culminaron con la investidura de Pedro Sánchez, y su papel se ha afianzado a lo largo de la legislatura.

En Junts elogian la predisposición del secretario de organización del PSOE y del expresidente del Gobierno para desencallar negociaciones que parecían imposibles. Y eso que Zapatero durante un tiempo estuvo en la lista negra de los independentistas por haber prometido un apoyo a un Estatut que se acabó recortando en el Congreso.

El expresidente se deshacía en halagos hacia Junts y Puigdemont en la entrevista que publicó La Vanguardia este domingo. Zapatero reconoce algo que se había intentado mantener con discreción aunque en los últimos meses ya era conocido y es su papel fundamental en la mediación con los posconvergentes.

“Hay que explorar el máximo desarrollo de la autonomía catalana como vía de superación de lo ocurrido, venciendo los prejuicios que ahora pueda haber, después de los hechos del procés”, defendía el expresidente en la entrevista.

Zapatero ha sabido ganarse la confianza de Puigdemont. O al revés. El socialista reconoce que ambos han forjado una buena relación y pide no menospreciar al líder de Junts. “Ni políticamente, ni intelectualmente”, precisa.

La confianza entre ambos se suma a la que ya existía entre Santos Cerdán y Jordi Turull, dos políticos de vieja escuela bragados en negociar en las peores situaciones. El secretario general de Junts se fía de poca gente, pero uno es su homólogo en las reuniones de Suiza y Bruselas. 

En la formación independentista son conscientes que la guerra de aranceles sumada al debate sobre la seguridad condiciona a todos los partidos. Junts es de los que explícitamente se ha mostrado a favor del plan de rearme europeo. Por convicción y porque ve una posibilidad de negocio si implica un aumento de inversiones en la UE y no la compra de material a terceros. 

Aunque los focos están puestos en el Congreso, hay otras conversaciones con el Gobierno que son igual de prioritarias para los independentistas. En el partido de Puigdemont confirman que la entrada de nombres afines en empresas públicas que van de Renfe a Aena se negocia directamente con el PSOE. Insisten en que la interlocución no pasa por Salvador Illa y pronostican que podrán situar todavía a más gente en compañías estratégicas. Lo harán como hasta ahora. Con la máxima discreción y la publicidad justa. 

Es el mismo sigilo con el que Puigdemont ha calmado a algunos cargos municipales cada vez más nerviosos por el auge de Aliança Catalana. Ya con el acuerdo sobre inmigración se pidió a algunos alcaldes y regidores de Junts que no alimentasen discursos que puedan ser tildados de racistas. La última encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió, publicada a finales de marzo, vaticinaba que los posconvergentes podrían perder un cuarto de sus diputados en favor de Aliança Catalana. 

El líder de Junts y su equipo más cercano apelan al “discurso pujolista” y la necesidad de subrayar la “integración” como elemento básico para desmarcarse de la línea de Sílvia Orriols. Ella, al igual que Vox, se centra en criminalizar a los migrantes responsabilizándoles de todos los problemas. Presume de ser islamófoba e incluso se ha felicitado de condicionar la estrategia de Junts.

Turull ha iniciado una especie de ‘tour’ por distintas poblaciones catalanas para exponer los logros de su formación en el Congreso y a la vez contrarrestar el discurso de Aliança Catalana. “El odio no es ninguna respuesta”, afirmó la semana pasada en Girona.

El número dos de Junts reconoció que la inmigración es necesaria (algo que la alcaldesa de Ripoll nunca hace) e insistió en que lo que hace falta son “herramientas” para gestionarla. Turull no mencionó al partido de Orriols, pero todo el mundo le entendió.

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