Si no es plástico, ¿qué es la misteriosa ‘marea’ azul que cubre las playas del Mediterráneo?
Las playas de la Comunidad Valenciana han amanecido en los últimos días con un fenómeno tan bello como sorprendente: una franja azul intensa, casi irreal, cubre tramos enteros de arena desde Cullera hasta Torrevieja. Pero no se trata de residuos ni de una ilusión óptica. Lo que se ha esparcido en la orilla son miles […]

Las playas de la Comunidad Valenciana han amanecido en los últimos días con un fenómeno tan bello como sorprendente: una franja azul intensa, casi irreal, cubre tramos enteros de arena desde Cullera hasta Torrevieja. Pero no se trata de residuos ni de una ilusión óptica. Lo que se ha esparcido en la orilla son miles de pequeños organismos marinos conocidos como velella, también llamadas medusas velero, velas púrpuras o barquetas de Sant Pere.
Este evento, que ha capturado la atención de turistas y residentes, es en realidad el resultado de un varamiento masivo de estos curiosos animales marinos, favorecido por los recientes vientos fuertes que sacudieron la zona. Aunque su aspecto pueda generar inquietud, no representan una amenaza seria: son prácticamente inofensivas, aunque conviene no tocarlas con las manos sin protección.
¡Miles y miles de medusas velero! Así está esta tarde la playa del Cura de #Torrevieja, plagada de ejemplares de Velella Velella arrastrados por el viento y el oleaje. Estos organismos, que no son exactamente medusas, se caracterizan por su color azul y su vela y son inofensivos. pic.twitter.com/vrWGAnDZxW
— Proyecto Mastral (@ProyectoMastral) April 4, 2025
¿Qué es exactamente la velella?
La velella no es una medusa en sentido estricto, aunque a menudo se la confunda con ellas. Es un hidrozoo colonial pelágico, es decir, está compuesta por diminutos organismos interdependientes llamados zooides, que se reparten funciones como la reproducción, la alimentación o la defensa.
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Su rasgo más distintivo es su estructura transparente en forma de vela, que le permite desplazarse con el viento sobre la superficie marina. De ahí su apodo de “medusa velero”. Sin embargo, esta misma adaptación la hace extremadamente vulnerable a los vientos intensos: cuando hay temporales o ráfagas persistentes, las velellas pierden el rumbo y terminan varadas en tierra firme.
Su tamaño varía entre los 8 y los 10 centímetros, y su característico tono azul no es solo decorativo: actúa como camuflaje natural frente a depredadores como peces luna o tortugas marinas.
¿Por qué ha ocurrido este fenómeno ahora?
La llegada masiva de velella en 2025 se ha producido de forma inusualmente temprana. Normalmente, estos organismos aparecen entre finales de abril y mayo, pero este año lo han hecho desde finales de marzo y en cantidades sin precedentes. ¿La razón? El calentamiento del mar.
Según el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), la temperatura del agua en la costa ha subido alrededor de 1.5 ºC respecto al promedio, alterando el ciclo vital de estas criaturas. Además, eventos meteorológicos recientes como la borrasca Nuria han generado un oleaje y viento que favorecen su arrastre hacia la orilla.
La Dana (Depresión Aislada en Niveles Altos) también ha contribuido a la aparición de fitoplancton —el alimento principal de las velellas—, debido a la llegada masiva de nutrientes al mar. El resultado es un ecosistema temporalmente favorable para la proliferación y posterior varamiento de estas colonias flotantes.
Valor ecológico y precauciones
Aunque su presencia puede parecer molesta o alarmante, la velella juega un papel vital en el ecosistema marino. Son fuente de alimento para múltiples especies, y su eliminación alteraría el delicado equilibrio costero.
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Por ello, los expertos del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) recomiendan no manipularlas ni intentar retirarlas. A pesar de no ser peligrosas, poseen células urticantes (cnidocitos) que pueden causar picazón leve, especialmente en personas sensibles. Lo ideal es dejarlas donde están: el sol y las mareas se encargarán de su descomposición natural.
¿Una alerta para el futuro?
Lo que podría parecer una simple curiosidad marina es, en realidad, una señal más del desequilibrio climático que afecta al Mediterráneo. “El fenómeno no es nuevo, pero este año llega antes y en más cantidad. Eso no es lo habitual”, advierte Josep Maria Gili, investigador del CSIC.
Estos episodios, aunque naturales, están siendo amplificados por el cambio climático, que altera la temperatura del agua y modifica los patrones de viento. El mar está cambiando sus reglas, y fenómenos como el de la velella son una advertencia azul que recorre silenciosamente las playas.