Salir del pantano de siempre
Sadk no ha creado a un héroe, su protagonista es solo un instrumento para mostrar Bulgaria en su faceta más desconocida, la de la realidad de sus pueblos y sus gentes. Tendemos, gracias a las agencias de viajes y los reportajes de internet, a idealizar aquellos países que nos son desconocidos y, en este caso,... Leer más La entrada Salir del pantano de siempre aparece primero en Zenda.

En su primera novela, Caravana para cuervos, Eminé Sadk comienza diciendo a los lectores: “Un hombre viajó cuarenta y seis años en el tiempo pero nadie sabe si fue hacia delante o hacia atrás, pues vivía en el Deliormán”. Con este juego de palabras se presenta Ludogorie, el lugar de residencia de Nikolay Todorov, protagonista de la novela. Una ciudad en la que nunca pasa nada más que el tiempo y este parece ir hacia abajo, y donde sus habitantes permanecen estáticos en un entorno cerrado y ajeno al resto del mundo. Allí descubrimos que Todorov ha ganado un proyecto de renovación, que se celebra con una gran fiesta que no le entusiasma, y que representa todo aquello que le causa rechazo, motivo por el que, lejos de pronunciar el discurso que se espera de él, decide cambiar su vida e iniciar un viaje. Con una ironía que no escapa a ninguna de sus escenas, la autora muestra al profesor en el mercado como alguien incomprendido por unos vecinos que ni le conocen ni tienen intención de hacerlo, ya que todos saben cómo son los demás o, al menos, cómo se supone que son. Solo que Todorov no es así, y por eso su viaje por la región de Deliormán tiene mucho de iniciático para este hombre de mediana edad que descubre que tiene ganas de saborear lo que es la vida. Pero antes de eso asistimos a su noche del cambio: en ella y durante su propio homenaje, Todorov vomita como si de ese modo expulsara al fin todas las palabras que jamás se atrevería a decir, los deseos no expresados y las cuerdas que lo mantenían sujeto a una casa que jamás llegó a sentir como totalmente suya y que estaban tejidas de miedo. Y comienza a vivir.
Sadk no ha creado a un héroe, su protagonista es solo un instrumento para mostrar Bulgaria en su faceta más desconocida, la de la realidad de sus pueblos y sus gentes. Tendemos, gracias a las agencias de viajes y los reportajes de internet, a idealizar aquellos países que nos son desconocidos y, en este caso, la autora nos permite caminar por pueblos en los que pasado y presente conviven en forma de construcciones desiguales, tradiciones, mezclas raciales y culturales y situaciones pintorescas que son abordadas en todo momento con una ironía, a veces corrosiva, que jamás llega a abandonar del todo la novela. Una ironía convertida en arma para dejar al descubierto los problemas de una sociedad que, en el fondo, no es tan diferente de la nuestra y que, en este caso, ni siquiera está tan lejos. Y aunque pronto adivinamos que el destino final es Sofía, también pasaremos por Cuervo. En realidad pasaremos por todas partes. Y si los personajes que lo acompañan son un cruce entre lo inolvidable y lo extremo, al propio Todorov no se le permite tregua, y nos lo presenta enamorado, abatido, buscado, atado y casi en cualquier situación que uno jamás pudiera imaginar. Porque a fin de cuentas eso es la vida. Y cuando uno se zambulle en ella, ya no hay vuelta atrás.
Caravana para cuervos es una lectura que se convierte en experiencia, gracias a una prosa cuidada que esconde juegos de palabras y la promesa de estar ante una escritora que tiene mucho que decir. Apunten el nombre: Eminé Sadk.
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Autora: Eminé Sadk. Título: Caravana para cuervos. Traducción: Maria Vútova. Editorial: Automática. Venta: Todos tus libros.
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