Se cumplen 10 años de la 9ª Copa de Europa del Real Madrid: recordamos el MVP del Chapu Nocioni

Hace poco más de cinco años, Andrés Nocioni era un tipo triste. Un jugador de baloncesto apagado. Deprimido. Alguien para quien ejercer su profesión era casi un suplicio. «No te voy a engañar: si en esos días me preguntas qué iba a ser de mi vida hoy, te hubiera dicho que estaría en General Pico […] La entrada Se cumplen 10 años de la 9ª Copa de Europa del Real Madrid: recordamos el MVP del Chapu Nocioni aparece en Gigantes del Basket.

May 17, 2025 - 08:36
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Se cumplen 10 años de la 9ª Copa de Europa del Real Madrid: recordamos el MVP del Chapu Nocioni

Hace poco más de cinco años, Andrés Nocioni era un tipo triste. Un jugador de baloncesto apagado. Deprimido. Alguien para quien ejercer su profesión era casi un suplicio. «No te voy a engañar: si en esos días me preguntas qué iba a ser de mi vida hoy, te hubiera dicho que estaría en General Pico de La Pampa, cazando y pescando«. Era verdad: si escuchabas al Chapu en aquel momento, estaba más cerca del retiro del baloncesto de alto nivel.

Gestionando los achaques

No le acompañaba su situación deportiva, aturdido en un limbo en el que solo perdía partidos, chupaba banquillo y cobraba (mucho, también es cierto) a final de mes. Pero tampoco le ayudaba la condición física. Un jugador que vivía y convivía con la exuberancia física, que ganaba a sus rivales por aplastamiento, había pagado sus excesos físicos. Nocioni parecía tener las piernas de un cuarentón cuando acababa de cumplir los 30. Si se tenía que poner en cuclillas, no lo hacía como los demás: no podía doblar las rodillas hasta juntarlas con sus talones. Tenía que apoyarse en una pared y resbalarse hasta el suelo. «Eso no ha cambiado mucho«, reconoce el argentino, que llama a sus problemas físicos «achaques», con lenguaje de abuelo. «Simplemente trato de que en la pista no se note. Tuve que acomodarme. No salto a menos altura, pero sí menos veces. Si antes hacía 100 saltos en un partido, ahora hago 10«, sentencia.

La situación que hemos descrito era la de Nocioni a finales de 2009. Estaba en Sacramento, en un equipo terrible, una ciudad pequeña y aburrida, una franquicia que parecía estar por estar. Todo influía, todo restaba. Ni físicamente era el de antes ni mentalmente podía levantar sus «achaques», el paso de la edad. «Sacramento es el peor equipo en el que jugué en mi vida. Si Chicago era una banda, los Kings son dos«, declaró entonces, para forzar su traspaso. Lo consiguió. El problema es que cayó en Philadelphia, otro lugar sin horizontes, donde no llegó a terminar su segunda temporada: en marzo de 2012 ya estaba de vuelta a Vitoria. Llevaba tres años perdidos. Y no tres años cualquiera: de los 30 a los 33. Con la cuenta bancaria rebosando de billetes, muy pocos jugadores hubieran querido (quizá ni siquiera podido) darle la vuelta a la situación. «Regresé en una condición física y mental muy mala. Nunca podré agradecerle al Baskonia suficiente esa apuesta: me reclutó físicamente y, sobre todo, me hizo ilusionarme otra vez por el basket. Me devolvió a lo que siempre me motivó: competir«, dice. El tipo que el 17 de mayo de 2015 ganó la Euroliga y fue elegido MVP de la final sigue sin poder ponerse en cuclillas y hace un salto donde antes hacía 10, pero ha vuelto la pasión. Una pasión que, en manos del Chapu, lo puede todo.

El consejo de Prigioni

Dice Nocioni que nadie en su entorno le aconsejó que no fuera de Real Madrid. «Todos sabíamos que estaba en condiciones de hacerlo bien», señala. «Uno de los que más me incentivó fue Pablo [Prigioni]. Mi mujer se quería quedar en España. Pablo Laso me habló de mi rol, de que tenía que aportar carácter. Solo quería quería que fuera el Chapu». Y eso ha sido. Pero un Chapu de 2015, más pausado que desbordante, más con cuentagotas. Uno que quiere menos minutos y menos balón para llegar más lejos. Y, sobre todo, más especialista que el que se fue. «En el Madrid me he sentido muy a gusto en momentos como la Final Four o la Copa del Rey porque tengo el rol que desempeño en la Selección Argentina desde hace tiempo. Debo ser uno más del equipo y hacer ver a los otros que vamos a salir a una guerra juntos. Otros se encargan de meter las canastas: Rodríguez, Sergi, Rudy, Felipe… Yo tengo que aportar otras cosas y ponerle intensidad a cada acción, a cada bola. Me gusta jugar así, me siento confiado«, reconoce.

Sin embargo, no siempre fue así. Aunque nunca dejó de creer que iba a estar a la altura cuando hiciera verdadera falta, Nocioni no siempre se sintió un cañón esta temporada. «En algunos momentos me sentí inferior a los demás, esa es la verdad. No te puedo decir un momento concreto, pero sí que después de algunos partidos contra algún equipo de los de arriba, en los que ves que no has estado a la altura, te planteas cosas. Pero también te digo que la mentalidad siempre fue la de levantarme al día siguiente y entrenar más fuerte. Ahora sé que no puedo jugar a tope siempre. Tengo muchas fuerzas, sí, pero algunos domingos a las 12 de la mañana me cuesta que salgan. Sé la edad que tengo y hasta dónde puedo llegar«, analiza con un apabullante sentido común.

Al final, la jugada le salió redonda: quería estar en un equipo con opción a ganarlo todo, en el que tuviera menos el balón en las manos, jugara menos minutos y le pidieran que fuera el Chapu. Ese papel que siempre tuvo con la albiceleste. «Me siento más joven que hace seis años porque estoy compitiendo por ganarlo todo. Cuando me dieron el MVP fue una sensación muy bonita, porque he superado un reto muy grande, y a mi edad«, sentencia. La gasolina de los ganadores es ganar. Y los ganadores, solo ellos, son los que hacen cam- peones a los equipos. El Real Madrid necesitaba a Nocioni tanto como el Chapu al equipo blanco. Todo confluyó en el año 35 de su vida, una edad que, en este caso, es menos que 30. El momento justo.

Foto: Euroliga Etiquetas de Mautic

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