¿Cuándo desaparecerá el universo? Científicos calculan que será antes de lo pensado

Puede que no estés listo para este dato: el universo tiene fecha de caducidad, y ahora sabemos que podría llegar mucho antes de lo que la ciencia creía. Aunque ese “antes” aún signifique un número de años tan absurdo que tu cerebro no podrá imaginarlo, la noticia ha encendido las alarmas en el mundo de […]

May 17, 2025 - 08:50
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¿Cuándo desaparecerá el universo? Científicos calculan que será antes de lo pensado

Puede que no estés listo para este dato: el universo tiene fecha de caducidad, y ahora sabemos que podría llegar mucho antes de lo que la ciencia creía. Aunque ese “antes” aún signifique un número de años tan absurdo que tu cerebro no podrá imaginarlo, la noticia ha encendido las alarmas en el mundo de la cosmología.

Un nuevo estudio publicado en el Journal of Cosmology and Astroparticle Physics ha redefinido cómo y cuándo desaparecerán las últimas huellas de existencia en el cosmos. Encabezado por el astrofísico Heino Falcke de la Universidad de Radboud, en Países Bajos, el equipo reveló que las estrellas muertas, los agujeros negros y los objetos más densos del universo se desvanecerán por completo… mucho antes de lo que se pensaba.

universo desaparece antes de lo pensado
Crédito: NASA

¿Cómo se acaba un universo?

No con un estallido, sino con un suspiro. Durante miles de millones de años, las estrellas arderán hasta agotar su combustible, los planetas se congelarán, y la materia será tragada por agujeros negros. Y luego, en la más profunda oscuridad, ni siquiera los agujeros negros sobrevivirán.

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Lo que antes se creía que ocurriría dentro de 10¹¹⁰⁰ años (¡eso es un 1 seguido de 1,100 ceros!), ahora se estima que sucederá en “solo” 10⁷⁸ años. Un número igualmente descomunal, sí… pero cosmológicamente, es un acelerón hacia la nada.

universo desaparece antes de lo pensado
Crédito: NASA

Todo se reduce a la radiación de Hawking

El proceso detrás de este desenlace tiene nombre y apellido: radiación de Hawking. Esta teoría, propuesta por Stephen Hawking en los años 70, describe cómo los agujeros negros, en lugar de ser tumbas eternas, pierden masa lentamente al emitir partículas. Esta fuga cuántica, casi imperceptible, es la semilla del fin: con el tiempo, incluso los objetos más compactos y densos terminarán desvaneciéndose.

Pero Falcke y su equipo fueron más allá. No se limitaron a los agujeros negros. Aplicaron el concepto de radiación de Hawking a otros objetos ultra densos como las enanas blancas y las estrellas de neutrones, encontrando que su evaporación no depende de la presencia de un horizonte de eventos, sino de algo aún más inquietante: la curvatura misma del espacio-tiempo.

universo desaparece antes de lo pensado
Crédito: Britannica

Un reloj que no se detiene

Según sus cálculos, tanto las estrellas de neutrones como los agujeros negros de masa estelar desaparecerán en 10⁶⁷ años. Es sorprendente porque se pensaba que los agujeros negros, al tener una gravedad extrema, deberían evaporarse mucho más rápido. Sin embargo, la clave está en su naturaleza sin superficie: los agujeros negros reabsorben parte de su propia radiación, frenando su evaporación.

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Esto significa que incluso los objetos considerados “eternos” tienen un final escrito. No quedará ni rastro de materia. Solo vacío. Silencio. Oscuridad.

universo desaparece antes de lo pensado
Crédito: NASA

¿Y nosotros?

La humanidad, si aún existe para entonces, no será testigo de este último suspiro del universo. Pero la pregunta no es cuándo, sino cómo enfrentamos la certeza de que todo lo que conocemos se desvanecerá. En palabras del propio estudio, quizá el sentido no esté en la permanencia, sino en la chispa fugaz de preguntarnos cosas como estas… mientras las estrellas aún brillan.

Aunque el fin del universo está a incontables eones de distancia, entender su destino nos ayuda a poner nuestra existencia en perspectiva. Nos recuerda lo frágiles, temporales y extraordinarios que somos. La ciencia no solo busca respuestas, sino que también —de forma paradójica— nos conecta con lo esencial, con la urgencia de vivir y comprender mientras aún hay luz.