La ultraderecha católica agita el fantasma de la destrucción de la cruz de Cuelgamuros

A pesar de que se conoce la hoja de ruta de la resignificación del mausoleo y que en ningún caso pasará por acabar con la cruz, grupos y partidos como HazteOir, Vox o Abogados Cristianos siguen intentando movilizar a sus bases profetizando que este es el plan oculto del GobiernoNi paz ni prosperidad con Franco: las mentiras del manifiesto firmado por Tejero en apoyo al dictador, una a una El Valle de Cuelgamuros se convertirá en un lugar de memoria democrática y para ello ya hay una hoja de ruta pactada entre el Gobierno y la Iglesia. Los benedictinos no saldrán de la basílica a pesar de lo prometido y el espacio se intervendrá con un proyecto que saldrá de un concurso internacional de ideas en el que no está sobre la mesa derribar la enorme cruz que lo corona. A pesar de ello, la extrema derecha y los sectores ultracatólicos llevan años augurando que ese es el plan oculto de Pedro Sánchez y ahora, aunque ya se conocen las líneas maestras de la resignificación, siguen profetizando que así será. Es a lo que apuntan los perfiles más destacados de la ultraderecha católica, que estos días hierven en redes sociales contra la transformación del mausoleo. El próximo 6 de abril buscan llenar la basílica en una “misa multitudinaria” y entre los resortes que utilizan para movilizar a sus bases sigue presente la llamada a “defender” la que califican como “la cruz más grande de la cristiandad”. La idea de dinamitarla es defendida por algunas voces de la izquierda –Podemos llegó a proponerlo– y solo afirmarlo le ha valido a la exdiputada de IU Esther López Barceló una denuncia y bromear con ello ha llevado al cómico Quequé al banquillo, pero no es algo que el Gobierno baraje. La organización ultracatólica HazteOir no tardó en poner en marcha una de sus clásicas recogidas de firmas tras conocerse el acuerdo que el ministro Félix Bolaños cerró con el Vaticano el pasado febrero y que ha sido respaldado por los obispos este viernes. La asociación asegura que, con la resignificación, Cuelgamuros “se convertirá en un museo de los horrores que borrará todo el significado de oración, paz y unidad de los españoles con el que se levantó la cruz” y lanza una pregunta: “¿Y cuánto tiempo crees que pasará hasta que finalmente la basílica y la cruz sean destruidas?”. El bulo no ha parado de replicarse: otra organización del espectro, Universitarios Católicos, habla en X de que la cruz “más grande del mundo” sufre la amenaza “de ser algún día derribada” y la asociación juvenil Revuelta, que surgió al albur de Vox, ha publicado un vídeo en el que anticipa la “demolición” del Valle poniendo el foco en la cruz. Las terminales mediáticas de la ultraderecha replican el mensaje: el canal Estado de Alarma llega a afirmar que la cruz “está en el punto de mira” y hace referencia a “rumores” en redes sociales para asegurar que “podría ser el próximo objetivo” aunque reconoce que “no hay confirmación oficial de su demolición”. No la hay porque esa demolición no es parte del proyecto que se ha conocido esta semana. Imagen de la campaña de 'Revuelta' contra la resignificación del Valle de Cuelgamuros. Asociaciones como Abogados Cristianos han llegado más lejos. Y emulando el boicot judicial desplegado por los ultras contra todo lo que tiene que ver con Cuelgamuros –desde la exhumación de Franco a los trabajos para recuperar los restos de víctimas de las criptas– ha solicitado a la Audiencia Nacional que paralice la resignificación. Lo ha hecho arguyendo una cuestión competencial, pero, de nuevo, insiste en acusar a Pedro Sánchez de ir contra el símbolo más imponente del mausoleo. “La jugada del Gobierno: destruir la cruz más grande de la cristiandad”, apunta. En el plano político, Vox enarbola este mismo discurso y su portavoz nacional, José Antonio Fúster, lo dejó claro hace unos días en rueda de prensa: “Que no toquen la cruz porque ese y no otro es el objetivo”, dijo tras afir

Abr 5, 2025 - 07:21
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La ultraderecha católica agita el fantasma de la destrucción de la cruz de Cuelgamuros

La ultraderecha católica agita el fantasma de la destrucción de la cruz de Cuelgamuros

A pesar de que se conoce la hoja de ruta de la resignificación del mausoleo y que en ningún caso pasará por acabar con la cruz, grupos y partidos como HazteOir, Vox o Abogados Cristianos siguen intentando movilizar a sus bases profetizando que este es el plan oculto del Gobierno

Ni paz ni prosperidad con Franco: las mentiras del manifiesto firmado por Tejero en apoyo al dictador, una a una

El Valle de Cuelgamuros se convertirá en un lugar de memoria democrática y para ello ya hay una hoja de ruta pactada entre el Gobierno y la Iglesia. Los benedictinos no saldrán de la basílica a pesar de lo prometido y el espacio se intervendrá con un proyecto que saldrá de un concurso internacional de ideas en el que no está sobre la mesa derribar la enorme cruz que lo corona. A pesar de ello, la extrema derecha y los sectores ultracatólicos llevan años augurando que ese es el plan oculto de Pedro Sánchez y ahora, aunque ya se conocen las líneas maestras de la resignificación, siguen profetizando que así será.

Es a lo que apuntan los perfiles más destacados de la ultraderecha católica, que estos días hierven en redes sociales contra la transformación del mausoleo. El próximo 6 de abril buscan llenar la basílica en una “misa multitudinaria” y entre los resortes que utilizan para movilizar a sus bases sigue presente la llamada a “defender” la que califican como “la cruz más grande de la cristiandad”. La idea de dinamitarla es defendida por algunas voces de la izquierda –Podemos llegó a proponerlo– y solo afirmarlo le ha valido a la exdiputada de IU Esther López Barceló una denuncia y bromear con ello ha llevado al cómico Quequé al banquillo, pero no es algo que el Gobierno baraje.

La organización ultracatólica HazteOir no tardó en poner en marcha una de sus clásicas recogidas de firmas tras conocerse el acuerdo que el ministro Félix Bolaños cerró con el Vaticano el pasado febrero y que ha sido respaldado por los obispos este viernes. La asociación asegura que, con la resignificación, Cuelgamuros “se convertirá en un museo de los horrores que borrará todo el significado de oración, paz y unidad de los españoles con el que se levantó la cruz” y lanza una pregunta: “¿Y cuánto tiempo crees que pasará hasta que finalmente la basílica y la cruz sean destruidas?”.

El bulo no ha parado de replicarse: otra organización del espectro, Universitarios Católicos, habla en X de que la cruz “más grande del mundo” sufre la amenaza “de ser algún día derribada” y la asociación juvenil Revuelta, que surgió al albur de Vox, ha publicado un vídeo en el que anticipa la “demolición” del Valle poniendo el foco en la cruz. Las terminales mediáticas de la ultraderecha replican el mensaje: el canal Estado de Alarma llega a afirmar que la cruz “está en el punto de mira” y hace referencia a “rumores” en redes sociales para asegurar que “podría ser el próximo objetivo” aunque reconoce que “no hay confirmación oficial de su demolición”. No la hay porque esa demolición no es parte del proyecto que se ha conocido esta semana.

Imagen de la campaña de 'Revuelta' contra la resignificación del Valle de Cuelgamuros.

Asociaciones como Abogados Cristianos han llegado más lejos. Y emulando el boicot judicial desplegado por los ultras contra todo lo que tiene que ver con Cuelgamuros –desde la exhumación de Franco a los trabajos para recuperar los restos de víctimas de las criptas– ha solicitado a la Audiencia Nacional que paralice la resignificación. Lo ha hecho arguyendo una cuestión competencial, pero, de nuevo, insiste en acusar a Pedro Sánchez de ir contra el símbolo más imponente del mausoleo. “La jugada del Gobierno: destruir la cruz más grande de la cristiandad”, apunta.

En el plano político, Vox enarbola este mismo discurso y su portavoz nacional, José Antonio Fúster, lo dejó claro hace unos días en rueda de prensa: “Que no toquen la cruz porque ese y no otro es el objetivo”, dijo tras afirmar que Cuelgamuros es “un lugar de oración” en el que se reza “por los caídos de uno y otro bando”. El eurodiputado Jorge Buxadé difundió un vídeo desde la explanada del Valle en el que define el mausoleo como una “maravillosa obra” y sostiene que la extrema derecha “no permitirá” su transformación. En el momento en que nombra la palabra “resignificación”, la cruz desaparece del vídeo. La Falange advierte en sus redes: “Van a por la cruz”.

No, no fue construido para la reconciliación

El discurso que late tras los mensajes y que repiten estos sectores para oponerse al proceso es el habitual del revisionismo histórico: ofrecen un relato idílico del mausoleo, denuncian su supuesta “estigmatización” e insisten en que “ya es un lugar de reconciliación entre españoles”. Quienes enarbolan esta retórica obvian que fue concebido como un homenaje a los “héroes y mártires de la Cruzada”, según dejó escrito el dictador en el decreto del 1 de abril de 1940 en el que ordenó su creación.

“No es un monumento de reconciliación, es un monumento de victoria”, esgrime Antonio Cazorla, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Trent. Conmemorar el triunfo franquista en la Guerra Civil fue “la intención fundacional” del monumento, añade Nicolás Sesma, historiador de la Universidad Grenoble Alpes. Se trató de un proyecto pensado desde la inmediata posguerra y supervisado personalmente por el dictador que fue construido en buena medida con mano de obra republicana del Sistema de Redención de Penas.

Sesma recuerda que la inauguración se produjo el 1 de abril de 1959, fecha en el que el franquismo celebraba el “Día de la Victoria”, y que el régimen trasladó desde El Escorial a la basílica al líder del falangismo español, José Antonio Primo de Rivera. “Intenciones de reconciliación no había ninguna”, remacha el experto, que hace referencia al discurso de inauguración que pronunció el dictador en el que habla de “la antiespaña vencida y derrotada”. La simbiosis entre lo católico y lo político con la que funcionó el régimen quedó impresa en la cruz de 152 metros de altura.

Críticas a varias bandas

Los movimientos de los ultras no solo ponen al Gobierno en la diana sino que sus críticas se dirigen también a la Iglesia. Así, acusan directamente al arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, de “traición” por haber llegado a un acuerdo con el Ejecutivo y reclaman a los obispos que “actúen” para no “ceder” ante el “Gobierno más anticlerical de la historia”, en palabras de HazteOir, que este pasado lunes organizó una protesta a las puertas de la sede de la Conferencia Episcopal Española. “Obispos, traidores, sois profanadores”, clamaron los asistentes.

Pocos días después, la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos, responsable de varios de los recursos ante los tribunales que han intentado frenar las exhumaciones de víctimas del mausoleo, convocaba otra concentración en el mismo lugar bajo el lema “dile a tus pastores que defiendan la cruz”. La asociación ha emitido un duro comunicado en el que afea a la jerarquía eclesiástica “su vergonzosa claudicación”, califica el Valle de “gloria para los católicos” y asegura que su transformación persigue “fines diabólicos”. La Plataforma 2025, que ha sido llevada por el Gobierno a Fiscalía por su apología de la dictadura, se ha adherido a este posicionamiento.

Traslado de víctimas de la guerra civil española al Valle de los Caídos desde diferentes provincias españolas. Cada caja está numerada y con su procedencia reseñada en uno de sus laterales. A la izquierda, cajas procedentes de Castellón y de Aldeaseca (Ávila)

Los reproches alcanzan también a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a la que reclaman que declare Bien de Interés Cultural (BIC) el Valle para “protegerlo”. En su momento, el gobierno autonómico alegó para negarse a ello que “no tiene competencias” porque es un monumento estatal ante la insistencia de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos. Hace unos días, la concejala de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, Carla Toscano, se pronunció en esta línea: “Hoy rezando con mis hijos en el Valle de los Caídos, símbolo de reconciliación, de nuestra historia y de nuestra fe. Urge que se declare BIC para salvarlo del odio secular de la izquierda”, afirmó en X.

El “rapto” de republicanos

Estos mensajes ultras entroncan con el que el franquismo edificó a partir del levantamiento del mausoleo, a donde trasladó más de 33.000 cadáveres de víctimas de la Guerra Civil: la mayoría del bando golpista, pero también del republicano. “Con esto la dictadura intentó darle un aire inclusivo al Valle en un momento en el que se cambió el discurso y se pasó de lo puramente victorioso y revanchista de la posguerra al 'todos fuimos víctimas de la guerra' pero con Franco ha llegado la paz”, explica Cazorla.

El hecho de que haya víctimas republicanas en las criptas –que compartieron lugar de enterramiento con su propio verdugo hasta la exhumación de Franco en 2019– “fue utilizado durante la Transición” por sectores franquistas para justificar que era un lugar de reconciliación, añade Sesma. Pero la realidad es que el traslado de republicanos fue “un rapto”, en palabras de Cazorla, que se produjo en muchos casos sin informar a sus familiares y ante la incapacidad de llenar las criptas de cadáveres de combatientes del bando sublevado, que fue la intención inicial.

El contexto en el que esto se produjo estaba, sin embargo, muy lejos de la reconciliación. Era, más bien, oportunismo político: “Habían pasado dos décadas desde el final de la Guerra Civil y una parte de la clase política entendía que el discurso de la victoria ya no era suficiente y había que renovarse. Ahí es cuando introducen signos de compasión con los vencidos, pero nunca de reconciliación”, sostiene Sesma. Desde mediados de 2023 el Gobierno trabaja en las criptas para recuperar los restos de las 160 personas a las que reclaman ahora sus familias: de momento, se han exhumado 29 cadáveres y 16 han sido identificados.

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