Análisis de Monster Energy Supercross 25 – Velocidad y control sobre el barro
Volvemos a competir sobre la tierra con la llegada del juego oficial de la AMA Supercross al…


Volvemos a competir sobre la tierra con la llegada del juego oficial de la AMA Supercross al que dedicamos este análisis de Monster Energy Supercross 25. Un juego que vuelve a traernos a Milestone, especialista en recreaciones de todo tipo de competiciones alternativas y que buscará meternos en la piel de uno de los pilotos de esta competición típicamente norteamericana.
Sabemos que en norteamérica gusta mucho el espectáculo y después de disfrutar de Monster Jam Showdown, tenemos la oportunidad de irnos a algo más ligero, pero no menos intenso. Y es que, si nos quedan lejos aquellos juegos vinculados a la competición de motocross europea, de los MXGP, la competición americana nos puede hacer un buen apaño.
En el análisis de Monster Energy Supercross 25 veremos cómo una competición americana puede tener mucho gancho
Ahora bien, lejos de encontrarnos entornos rurales como principal escenario, en Estados Unidos esta competición está localizada en estadios y los saltos y obstáculos serán el máximo común denominador de carreras al puro estilo de las GT Series. No pienses en corto, mantén tu ritmo que va a ser muy importante.
Evolución sobre terrenos movedizos
Monster Energy Supercross 25 ha sido una oportunidad para Milestone y probar nuevas opciones de llevar las competiciones de dos ruedas a un nuevo nivel. Conociendo juegos como RIDE o MotoGP, salirse de ese plano y suave asfalto nos hace aterrizar como nunca en el barro y la tierra para vivir carreras por tiempo en un terreno que se irá deformando con el paso de las motocicletas.
Es uno de los aspectos que, al menos en lo relativo a lo técnico, ha destacado en la descripción de las virtudes de Monster Energy Supercross 25. Y lo cierto es que, siendo algo que suena a haberlo visto antes en MXGP, las sensaciones que ofrece en esta ocasión son bastante diferentes. Las pistas, que pueden ser bastante estrechas, hacen coincidir muchas más motos y resultan ratoneras complicadas para gestionar el equilibrio.
El modo trayectoria incluye todos esos avances de las diferentes sagas, haciéndonos más partícipes del progreso que nunca
Y ese equilibrio será fundamental si buscamos la gloria, dado que incluso con las físicas en estándar no estamos exentos de caer. Esas curvas peraltadas, incluso con doble peralte, pueden ser auténticos trampolines para la siguiente recta, o bien una auténtica trampa para salir muertos en velocidad. Una velocidad que hay que saber mantener constante, y los constantes saltos son un gran problema.
No se trata de ir a tope fotos el rato, hay que saber cómo gestionar el acelerador, el freno e, incluso, el embrague. Todo esto sirve para ir haciéndonos una idea de que este juego no busca ni ser demasiado arcade, ni demasiado realista. Busca ese complicado equilibrio intermedio, y más con las configuraciones de control, donde se puede disfrutar pero no a cualquier precio.
Una trayectoria para convertirse en leyenda
Como es de esperar, los juegos deportivos han convertido en rutina tener un modo trayectoria donde podemos buscar ascender para conseguir el máximo trofeo. Resulta obvio, pero en esta ocasión la línea que se escribe en nuestro currículum tiene nuestra propia firma. Y es que esta competición tiene tres divisiones, con una principal de 450 y dos inferiores de 250 que se dividen en Este y Oeste. Con esto, saber que para poder correr en todos los circuitos, hay que ascender o probar suerte en las subdivisiones.
En Estados Unidos se hacen las competiciones de otro modo. Y lo cierto es que salvo esta cuestión, el resto de mecánicas del modo trayectoria nos trae recuerdos de cómo se gestiona en MotoGP. Ahora bien, dentro de esa dinámica episódica con objetivos a corto-medio plazo, debemos gestionar muchas cosas que harán que cada carrera tenga muchos desafíos inmediatos. Le confiere mucho dinamismo, pero de primeras, puede resultar frustrante.
Según nuestros resultados e interacciones, las necesidades y objetivos pueden variar para hacer la experiencia más dinámica
Bien por el rendimiento de la moto, bien por el tipo de circuito, bien por una dificultad demasiado escalonada, nos encontramos que no siempre vamos a dominar como pensamos. Hay carreras demasiado sencillas, otras que se complican mucho. Y es que, el control de la moto tiene muchos entresijos que, en aras de lo arcade, rompe la comodidad y puede llegar a resultar confusa. Del mismo modo, cuanto más tiempo pasa un vehículo en el aire, más sensación de trampa encontraremos.
No obstante, siempre podemos ir gestionando y practicando en los diferentes modos de juego, para entender cómo funciona la moto y cómo poder sacar el máximo partido a las motos y aprender a usar los reglajes. Y es que puede ser una gran idea sacar provecho de esos modos de juego que, aunque no sean el epicentro de la experiencia, sean provechosos para entrenar. Incluso, para esas frenéticas carreras multijugador donde todo va a valer.
Al menos el suelo no está duro
No podemos negar que uno de los aspectos más atractivos para los amantes del motor que tienen las motos, es que entra en juego la opción de caerse. Y como podéis intuir, si ya sobre asfalto es un desafío trazar las curvas sobre dos ruedas tocando con el codo, cuando la pista no es asfalto, todavía lo es más. Vale que en este caso no vamos a inclinarnos, sino intentar hacer que la rueda trasera deslice mientras gestionamos el giro con la delantera. Algo que, una vez comencemos a practicar, veremos que requiere de una habilidad tremenda.
Como ya hemos comentado, la conducción es un elemento clave para una experiencia tan diferente como es recorrer pistas de tierra y barro. Más cuando son pruebas a que más metros recorre en un tiempo determinado y la pista se va cambiando con el paso de las decenas de pilotos que hay en cada carrera. El formato puede llegar a tener su práctica, clasificación y carrera, aunque se pueden reducir estas fases para cada gran premio. Incluso, eventos especiales donde tendremos que poner nuestra destreza a prueba con velocidad pura.
La conducción es la parte más desafiante, ya que el terreno no será igual en cada vuelta
Lo que sí resulta un poco confuso, es cómo se nota la moto si alternamos entre físicas standard y realistas. No es que haya una gran diferencia, salvo que nos caemos menos y la moto parece ir un poco más guiada. Y es que, en ocasiones, la rueda delantera tiende a quedarse demasiado enganchada y le cuesta correr, generando lo que en términos automovilísticos se conoce como “trompo”. Quedarnos volteados puede ser un hábito demasiado frecuente, pero es tan fácil como intentar gestionar la velocidad de paso por curva con el freno trasero. Ahora bien, puede ser peligroso en muchas situaciones y hacernos derrapar perdiendo velocidad.
Las caídas son habituales, pero al menos en esta ocasión el suelo no está tan duro y podemos abusar un poco de la función de rebobinado. Cierto es que, cara a plantarse en un desafío, esta función debería ser usada lo menos posible. Pero si el propio terreno y la potencia de la moto no os lanza contra el barro, lo pueden hacer los rivales. La IA está descompensada, siendo el nivel fácil, demasiado fácil, y el medio, bastante exigente, si bien cada circuito puede ser un mundo.
No es que sea un juego que ofrezca una gran diversidad de motos y circuitos, ya que los juegos que recrean una competición siempre tienen más límites que los que van por libre. Pero no podemos negar que tanto por pilotos, motos y elementos de personalización, no vamos a aburrirnos. De hecho, si os parece poco lo que ofrece, hay un montón de herramientas para editar, desde pegatinas, vinilos para la moto e incluso, circuitos. Aunque la herramienta de crear circuitos requiere de mucha práctica y paciencia. Es un buen añadido.
Las carreras pueden ser muy dispares, pero la prioridad absoluta es poder dominar la moto mejor que los rivales
Más vale maña que fuerza
Todo esto viene enmarcado con los últimos avances de Milestone, que sin llegar a poder señalar que viene haciéndolo mal en otros juegos del estilo, tampoco busca destacar en el apartado técnico. En esta ocasión, contamos con el mismo Unreal Engine 5 que vienen usando en sus últimos juegos, pero descartando el uso de elementos que le confieran al juego una brillantez visual.
De hecho, podríamos asegurar que puede ser el juego en donde menos llega a lucir este motor gráfico. Entornos concretos, dentro de estadios en su mayoría, limitan mucho la capacidad de ver más allá de unas gradas. Existen excepciones, pero tampoco se puede decir que hayan querido ser excesivamente detallistas. Los modelados son correctos, sin lucimientos, donde las motos están bien diseñadas y los pilotos están basados en un modelo que, a día de hoy, está muy verde. Siguen pecando de no querer avanzar en el diseño de los pilotos, cuyas animaciones son correctas, pero no demasiado variadas.
Pese a que parecía que habían encontrado equilibrio en su progresión técnica, este puede dar la sensación de no haber optado por la espectacularidad
Ahora bien, llama especialmente la atención que en cuanto a darle un toque espectacular han fallado bastante. En las presentaciones, los fuegos de artificio y efectos de brillo, parecen sacados de otra generación. No precisamente la siguiente. El sonido de los motores es correcto, pero no podemos decir que estos motores sean dignos de mencionar en cuestiones de gusto. Las escasas voces de narradores y compañía, están en inglés y tampoco aportan nada que destacar.
Con todo esto, no es un juego que nos vaya a entrar por los ojos. Pero lo más importante en estos casos es que con la cantidad de cosas que pasan en pantalla, el juego no se resiente absolutamente nada en tema de rendimiento. Al fin y al cabo, más vale maña que fuerza, por que de haber optado por una brillantez técnica para dar un mal rendimiento, la queja sería mayúscula.
Una experiencia realmente alternativa, divertida y desafiante
Ya lo comentábamos con el juego de los Monster Truck. A veces, de lo exótico de esta competición nos puede deparar una experiencia que nos resulte realmente interesante. Cierto es que nuestra costumbre, en la que prevalecen las competiciones europeas, nos impide comprender estos formatos dirigidos al espectáculo. No obstante, mi preferencia por pistas menos saltarinas, en entornos naturales, con recorridos más anchos y menos ratoneros, me hacen ver este producto con otros ojos.
Pero aceptando el desafío, que lo tiene, Monster Energy Supercross 25 me parece un juego divertido y entretenido para los que busquen disfrutar sobre las dos ruedas. Una propuesta que encauza bien al jugador en su Modo Trayectoria, haciendo que cada capítulo invita a implicarse en cada objetivo a corto plazo. Un juego cuyo manejo se hace desafiante, que puede llegar a frustrar, pero no coarta el querer seguir jugando.
Monster Energy Motocross 25 es un juego para un nicho muy concreto en la competición, pero puede resultar divertido por su desafiante conducción para cualquier amante de la velocidad
Y en esa misma línea, encontramos un título apañado en lo técnico, que ha buscado rendir más que lucir. Y por eso, es un juego en el que podemos llegar a implicarnos para intentar conocer cómo convertirnos en el rey del barro. Una competición interesante, bien enfocada al espectáculo que deja grandes momentos, grandes capturas e interacciones muy interesante para ir ascendiendo en una clasificación donde crearemos fans y enemigos.
Y si se queda corta por su contenido, siempre podemos encontrar nuevos circuitos o crearlos. Con un ilimitado modo multijugador, solo una nueva entrega podrá frenar a los apasionados del motocross que acepten el desafío de esta propuesta. Eso o que se animen a sacar el juego de motocross europeo con nuestros ídolos locales. ¿Te atreves a afrontar este desafío?