Sánchez vende humo en su plan de defensa contra los aranceles de Trump
Hay que reconocerle a Pedro Sánchez que su puesta en escena para anunciar el plan con el que pretende paliar los efectos de los aranceles anunciados por Donald Trump fue formalmente efectista, pero más allá de las formas las medidas anunciadas por el jefe del Ejecutivo no son más que humo: créditos ICO que ya … Continuar leyendo "Sánchez vende humo en su plan de defensa contra los aranceles de Trump"

Hay que reconocerle a Pedro Sánchez que su puesta en escena para anunciar el plan con el que pretende paliar los efectos de los aranceles anunciados por Donald Trump fue formalmente efectista, pero más allá de las formas las medidas anunciadas por el jefe del Ejecutivo no son más que humo: créditos ICO que ya había anunciado, ayudas ya previstas al automóvil y lo que espera recibir de la UE. Como tratar de combatir una neumonía con aspirinas. Eso sí, la propaganda la bordan.
Lo que llama la atención es que el presidente del Gobierno se abrace ahora al libre mercado y se erija en defensor de sectores que su Ejecutivo ha abandonado a su suerte, como el campo o la siderurgia. Todo un ejercicio de oportunismo político, porque Pedro Sánchez no ha practicado el liberalismo económico, sino todo lo contrario. De modo que su puesta en escena ha sido una exhibición de hipocresía propia del personaje.
Por supuesto, Pedro Sánchez trata de rentabilizar electoralmente el hecho de que Donald Trump se está granjeando a pasos acelerados una antipatía que a sus detractores habituales en la izquierda les viene muy bien, mientras descoloca con su proceder atrabiliario a la derecha.
Al presidente del Gobierno le ha venido Trump a ver. Ahora resulta que Sánchez es el guardián de las esencias del libre mercado. Puro cinismo, porque en intervencionismo el presidente del Gobierno, salvando las distancias, no dista tanto del presidente de Estados Unidos. En cualquier caso, el nuevo orden mundial que ha venido de la mano de Trump ha cambiado de golpe muchas cosas.
Sánchez se ha vestido para su puesta en escena de estadista, pero con eso no basta, porque para hacer frente a los desafíos internacionales se necesitan gobiernos estables y no lo que existe en España. No es con un Ejecutivo émulo del ejército de Pancho Villa como se afronta políticamente un futuro que viene envuelto en la más absoluta incertidumbre. Y no es con propaganda como se defienden los intereses nacionales