Trasladan a la península al guineano que mandó al hospital a cinco trabajadores del CETI de Ceuta
El inmigrante subsahariano que el pasado 24 de marzo mandó al hospital a cinco trabajadores del CETI de Ceuta (cuatro vigilantes de seguridad y una cocinera) ha sido trasladado este jueves, 10 días después de los hechos, a un centro de acogida a refugiados (CAR) de Andalucía.Youssef C., guineano de 19 años, llegó al CETI de Ceuta … Continuar leyendo "Trasladan a la península al guineano que mandó al hospital a cinco trabajadores del CETI de Ceuta"

El inmigrante subsahariano que el pasado 24 de marzo mandó al hospital a cinco trabajadores del CETI de Ceuta (cuatro vigilantes de seguridad y una cocinera) ha sido trasladado este jueves, 10 días después de los hechos, a un centro de acogida a refugiados (CAR) de Andalucía.
Youssef C., guineano de 19 años, llegó al CETI de Ceuta el pasado 4 de diciembre y era bien conocido por los vigilantes de seguridad del centro, con quienes había protagonizado varios incidentes. También suponía un problema para las autoridades de la ciudad autónoma, ya que tras su agresión múltiple un juzgado dictó cinco órdenes de alejamiento que le prohibían acercarse al CETI. El pasado jueves fue detenido de nuevo en las inmediaciones del centro por incumplir estas medidas.
Ahora, el inmigrante ingresará en un centro de acogida de Andalucía, según ha adelantado Ceuta Ahora y han confirmado fuentes policiales a OKDIARIO Andalucía. Fuentes próximas a los trabajadores del CETI ya advirtieron días atrás a este periódico de que las autoridades procederían de este modo para quitarse «el problema de en medio».
Los centros de acogida a refugiados están gestionados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y forman parte del sistema de acogida de solicitantes de protección internacional. Como centros de estancia temporal, su objetivo es la adaptación social y cultural de sus residentes. En este caso, los antecedentes de Youssef C. no se han considerado lo suficientemente graves como para su ingreso en un Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), lugar de destino para los inmigrantes que tienen expedientes de expulsión pendientes de resolver.
El incidente que desencadenó su traslado tuvo lugar en el comedor del CETI, a la hora del almuerzo. Los residentes tienen permitido repetir menú, pero si esto ocurre, las cocineras han de anotarlo como parte del control administrativo del centro. Al parecer, el guineano se negó a dar su número de identificación y se encaró con la cocinera. «Ese día había entrado al comedor buscando guerra», apuntan a este periódico desde el CETI.
El joven dio un golpe en la mano a la jefa de cocina, por lo que se acercaron los vigilantes de seguridad para calmar los ánimos. Youssef C. se volvió agresivo y dio un cabezazo a uno de ellos, que quedó inconsciente, y patadas y puñetazos a otros tres. Finalmente, los vigilantes lograron reducirlo y entregarlo a la Policía.
Los cinco trabajadores fueron trasladados a Urgencias del Hospital Universitario de Ceuta, uno de ellos en ambulancia. El parte de lesiones fue amplio: contusión craneal, hematoma en un ojo, contractura cervicolumbar, dos esguinces en sendos pulgares de la mano, cervicalgia y contusiones e inflamaciones varias. El vigilante de seguridad que recibió el cabezazo salió del hospital con un collarín cervical, un cabestrillo y una férula.
Al día siguiente se celebró un juicio rápido por lesiones en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción n.º 4 de Ceuta. El acusado reconoció los hechos y fue condenado al pago de 2.881,76 euros en multas e indemnizaciones y se le impusieron cinco órdenes de alejamiento de entre cuatro y ocho meses con respecto a las víctimas, medidas que imcumplió 48 horas después de la sentencia, al merodear de nuevo el CETI.
Pese a su violento comportamiento, el residente ha logrado avanzar en la lista de traslados y esta mañana ha formado del nuevo grupo de inmigrantes que han tomado rumbo a la península. Teniendo en cuenta el orden de llegada al centro, al menos 20 inmigrantes tenían preferencia. «Parece que se recompensa a los que tienen mal comportamiento, mientras que los que llevan aquí más meses y cumplen con el régimen interno del CETI están olvidados. Ésa es la metodología del director: apoyar, proteger y respaldar a los conflictivos, mientras que los que no hacen ruido quedan en un segundo plano. Esto hace que los residentes se planteen ser revolucionarios para que se les escuche», lamentaban los funcionarios del CETI a Pueblo de Ceuta antes de conocerse este traslado. Un certero diagnóstico con predicciones que, una semana después, se han cumplido al pie de la letra.