Posibles causas por las que estornudan los gatitos y cuándo preocuparse
Durante sus primeros meses su sistema inmunitario aún se está desarrollando y son especialmente vulnerables.

Generalmente, cuando se habla de gatitos se hace referencia a gatos de entre 0 y 8 meses, aunque los primeros meses son los más críticos. En esta etapa, los gatitos dependen en gran medida de los cuidados de su madre y, en su ausencia, de las personas que los acogen, para mantenerse sanos y seguros. Factores como la exposición a ambientes nuevos, el contacto con otros animales o incluso cambios en su dieta pueden desencadenar respuestas en su organismo, manifestándose en síntomas como estornudos, que no siempre son inofensivos.
Un estornudo puntual puede parecer un simple reflejo, pero también pueden ser una señal de que algo no va bien y el primer indicio de un problema que requiere atención, especialmente en animales tan jóvenes y delicados. Si se repiten más de lo esperado, es normal preguntarse si todo está bien o si ha llegado el momento de visitar al veterinario.
Irritantes ambientales
Muchas veces, los estornudos son simplemente una reacción a algo en el ambiente. El polvo, el polen, ciertos productos de limpieza, el humo del tabaco, perfumes fuertes o incluso una arena para gatos muy polvorienta pueden irritar las vías respiratorias. En estos casos, el estornudo suele ser puntual y desaparece en cuanto se elimina el factor desencadenante.
Infecciones respiratorias
Cuando los estornudos persisten, lo más probable es que tenga una infección respiratoria alta. Esto es especialmente habitual en gatitos que provienen de refugios y protectoras o de la calle, ya que estos entornos suelen favorecer la propagación de virus y bacterias.
Los virus más frecuentes en estos casos son el herpes felino (rinotraqueítis viral) y el calicivirus. Ambos son altamente contagiosos entre gatos, y aunque no representan un riesgo para los humanos, sí requieren atención y tratamiento veterinario. Uno de los problemas es que, una vez infectado, el virus del herpes puede quedarse latente en el organismo del gato y volver a activarse si sufre estrés o baja de defensas.
Además, existen otras infecciones menos comunes pero igualmente serias, como la clamidia, el virus de la leucemia felina (FeLV), el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV) o incluso algunas infecciones por hongos o bacterias como Bordetella o Mycoplasma.
Rinitis, sinusitis y cuerpos extraños
La inflamación de las vías nasales (rinitis) o de los senos paranasales (sinusitis) también puede ser responsable de estornudos recurrentes. A veces, el origen está en algo tan simple como un pelo atrapado en la nariz, que genera irritación. En estos casos, el gatito puede presentar una secreción nasal clara o con color, y es común que se rasque la nariz o intente limpiársela con las patas.
Si no se trata a tiempo, la inflamación puede convertirse en crónica y generar problemas respiratorios a largo plazo.
Alergias o asma
Aunque es más frecuente en gatos adultos, algunos gatitos también pueden desarrollar alergias o incluso asma felino. En estos casos, además de estornudos, pueden aparecer tos, respiración agitada o síntomas que varían según la estación del año o los alérgenos presentes en el entorno. El diagnóstico suele requerir pruebas específicas, y el tratamiento puede incluir desde antihistamínicos hasta terapia inhalada.
¿Las vacunas pueden causar estornudos?
Sí, y no hay que alarmarse. Algunos gatitos pueden estornudar de forma leve tras recibir una vacuna intranasal (es decir, administrada en la nariz). Este efecto secundario es pasajero y forma parte de la respuesta normal del sistema inmunitario, que en unos días debería desaparecer sin mayor complicación.
Cuándo se debe ir al veterinario
Aunque algunos estornudos pueden ser inofensivos, hay señales que indican que un gato de corta edad necesita atención veterinaria. Se debe pedir cita con el profesional en salud animal si se notan alguno de estos síntomas:
- Estornuda con mucha frecuencia o en ráfagas continuas.
- Tiene los ojos llorosos o con secreción.
- Le gotea la nariz, especialmente si el moco es espeso o de color.
- Estornuda sangre.
- Está decaído, no juega ni se muestra activo.
- Come menos o ha perdido el apetito.
- Pierde peso.
- Tiene tos o respira con dificultad.
- Hay bultitos debajo de su mandíbula (ganglios inflamados).
Los gatitos jóvenes tienen un sistema inmunitario aún inmaduro, por lo que es mejor no dejar pasar los síntomas, ya que un diagnóstico a tiempo puede evitar complicaciones y mejorar su calidad de vida.