Los bomberos del Vaticano instalaron en la Capilla Sixtina la chimenea por la que saldrá la fumata del cónclave
El sistema permitirá determinar al término de cada jornada de votación si se eligió o no se eligió al nuevo papa
CIUDAD DEL VATICANO.- El Vaticano instaló este viernes la chimenea que anunciará que los cardenales encerrados a partir de la próxima semana en la Capilla Sixtina eligieron al sucesor de Francisco al frente de la Iglesia católica.
Un total de 133 cardenales votarán desde el miércoles próximo bajo los frescos de Miguel Ángel por el nuevo líder espiritual de 1400 millones de católicos. Los “príncipes de la Iglesia” celebrarán cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde, salvo el primer día.
Tras cada votación la tradición exige que se quemen en una estufa las boletas utilizadas para anunciar al mundo el resultado: humo negro si no logran alcanzar la mayoría necesaria de dos tercios; blanco si “habemus papam”.
Decenas de miles de personas en la Plaza de San Pedro y millones en el mundo por televisión pondrán sus ojos en el cilindro marrón estrecho, a la espera del gran anuncio.
Hay una atmósfera “más espiritual”, dijo a la agencia AFP Diana Ispego, mexicana residente en Estados Unidos al señalar la chimena. “Se siente tristeza e ilusión”, señaló por su parte Glenn Atherton, un turista británico que ve su visita como una “oportunidad única en la vida”.
Las boletas e los cardenales se queman en un horno especial para indicar el resultado al mundo exterior. Si no hay acuerdo, las boletas se mezclan con cartuchos que contienen perclorato de potasio, antraceno y azufre para que se produzca un humo negro. Pero si hay un ganador, las boletas quemadas se mezclan con clorato de potasio, lactosa y resina de cloroformo para generar el humo blanco.
La chimenea arrojó por última vez humo blanco el 13 de marzo de 2013, en la quinta votación del cónclave, y Jorge Bergoglio fue presentado al mundo como el papa Francisco poco tiempo después desde la logia de la Basílica de San Pedro. Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia, murió el 21 de abril a los 88 años.
La chimenea fue instalada por una brigada de bomberos de la Santa Sede, que trabajaron sobre el tejado de la majestuosa capilla. Los trabajos pasaron desapercibidos para la mayoría de los turistas presentes en San Pedro.
La instalación coincidió con la reanudación este viernes de las congregaciones generales, en las que unos 200 cardenales se reúnen para debatir las prioridades para el futuro de esta institución de dos mil años. Sólo los 133 cardenales menores de 80 años pueden votar.
“El mundo necesita una persona totalmente coherente”, dijo el cardenal salvadoreño Gregorio Rosa Chávez, de 82 años. “Estas personas no son muy comunes en el mundo de hoy”.
El 80% de esos electores fueron creados por Francisco. Muchos vienen de la llamada periferia del mundo, zonas que por años fueron marginadas por la Iglesia católica. La mayoría no se conoce y estas congregaciones sirven para escuchar ideas e intercambiar puntos de vista.
“Uno en estos días va decantando algunos nombres posibles”, dijo el cardenal uruguayo Daniel Sturla, que vota por primera vez en este cónclave.
La agenda de estos encuentros abarca temas que van desde los abusos sexuales a niños en la Iglesia a las finanzas de la Santa Sede: todos ellos grandes desafíos de Francisco, que ahora heredará el nuevo papa.
El cónclave es una reunión que se remonta a la Edad Media, cuando la idea de elegir a un soberano era una idea revolucionaria. Las deliberaciones se mantienen bajo estricto secreto, so pena de excomunión instantánea.
Los celulares y cualquier acceso a internet están prohibidos. Los cardenales no pueden leer diarios, escuchar la radio ni ver la televisión. Cualquier contacto con el mundo exterior está prohibido.
Muchos purpurados coinciden en que la elección será corta, pero el vaticanista Marco Politi es escéptico. “Es el primer cónclave en 50 años en el que hay una fuerte sensación de fractura dentro de la Iglesia”, explicó el experto, que anticipa una elección “entre un papa que frene y uno que avance lentamente”.
“No habrá un Francisco II”, lanzó. “Francisco fue muy impulsivo y cambió las cosas a través de gestos, palabras repentinas, aunque meditadas. Ahora, precisamente porque existe esta idea de reunir a todos de nuevo, se necesita una gestión más cuidadosa, más colegiada", concluyó.
“El papa tiene que asegurar la unidad de toda la Iglesia”, coincidió el cardenal Fernando Filoni, el exdirector de la oficina de evangelización vaticana. “Esto es lo primero y más importante. Todo lo demás viene después”, señaló el cardenal de 79 años a su llegada el viernes a las discusiones previas al cónclave.
Agencias AFP y AP