La geopolítica mundial amenaza con adulterar el cónclave

China y EE.UU. son, en detrimento de una Europa cada vez menos católica, quienes piden la vez para incidir en la votación más importante del mundo

May 7, 2025 - 14:37
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La geopolítica mundial amenaza con adulterar el cónclave

El Espíritu Santo, en realidad, no elige el nuevo Papa, aunque es cierto su enorme reconocimiento como guía espiritual dentro del cónclave. Comprendido esto, es lógico pensar que la campaña electoral entre purpurados esté prohibida, y que los cardenales electores, según la norma, “deberán abstenerse de pactos, acuerdos, promesas u otros asuntos de cualquier género”. 

La realidad es bien distinta. Y es que algunos prelados llevan, desde hace días, reuniéndose con sus homólogos en sedes diplomáticas romanas gracias a la mediación de embajadores por la Santa Sede. Parecen métodos sacados del gremio de los carbonarios, aunque en realidad suponen algunos vericuetos encontrados con el fin que sea la geopolítica -con argucia y frialdad- quien medie en la elección del próximo pontífice. No es legal exactamente, pero esta fumata con segmentos grises siempre formó parte de la idiosincrasia divina. 

También hoy, justo cuando en el Aula del Sínodo acaban de ser anulados el Anillo del Pescador y el Sello de Plomo de Francisco. Coincidiendo todo con importantes rotativos italianos que amanecieron azuzando portadas donde se relataba la intromisión política en una Sixtina cuyo aparente hermetismo no gozó jamás de anticuerpos suficientemente fuertes. Sí, efectivamente la maleabilidad de estos frescos totémicos siempre se dejó usurpar, seducir. “No me sorprende. Es la regla; no la excepción. Son, quizás, las elecciones más importantes del mundo, porque inciden directamente en él. Piensa que hace un siglo, las grandes potencias tenían incluso la posibilidad de ejecutar el derecho de vetar un escrutinio positivo. Sucedió en 1903, cuando Mariano Rampolla del Tindaro no fue Papa por la disconformidad del kaiser”, explica a Vozpópuli Francesco Clementi, profesor de la Universidad La Sapienza, experto en formas de estado y gobierno, de libertad y representación política. 

No termina ahí el asunto. Amplio y farragoso. Con idas y venidas. “Sinceramente, creo que la identidad política de cada cardenal, una vez se cierra la Capilla, cuenta más bien poco. Es decir, votan en función a otros acuerdos, y no ese concretamente. Su modelo constitucional, en cuanto a estructura electiva se refiere, opera en base a la teología y la tradición canónica. Está anclada en la espiritualidad. No, no podemos mirar el cónclave como una asamblea representativa en sentido democrático, ni a los cardenales actuar como delegados de pueblos o territorios. No se puede ver todo con los ojos del constitucionalismo moderno. Este estado es un instrumento que sirve para que la independencia de la Iglesia y la Santa Sede estén completamente garantizadas, y su soberanía -además- reconocida en el plano internacional”, subraya.

En definitiva, cree más en la realización del magisterio sin condicionantes externos, sin manos que mecen la cuna… Y lo hace sin excesivas suspicacias, siempre manifestando el sentido del cónclave (eclesial y universal), donde aparece el Estado Ciudad del Vaticano como contenedor legal y territorial, mientras que “la Iglesia católica es el contenido espiritual y global”. En realidad, debería ser así, pero al otro lado del Tíber todo se antoja revisable. También en correlación con otros confines lindantes al universo infinito.

Más China que Europa

En la edición del 5 de mayo, el filósofo Massimo Cacciari publicó un artículo en La Stampa donde hablaba precisamente del peso eclesiástico en los destinos mundiales. No habló de injerencias, sino más bien resignación de las élites políticas del Viejo Continente, “ignorantes al drama de un catolicismo que ya no sitúa Europa en el centro”. Advirtió, además, del potencial peligro si el quorum eligiera un Papa venido de lejos, algo que podría representar el inexorable epílogo cristiano, en contraposición con -por ejemplo- una China que ha ganado terreno desde su acuerdo con el Vaticano. Un vínculo que se antoja capital, aunque aún es acervo. Por lo tanto, sujeto a sismas o represalias. A besos y tempestades. 

Porque sí. Esta variable mandarín -que no hace prisioneros- presenta un escenario complejo. Lo recogió la pasada semana Il Foglio: “Pekín se elige obispos -mientras la Sede es vacante- disparando así un misil hacia el cónclave”. Un precedente cuanto menos a tener en cuenta, porque puede esconder un caballo de Troya. 

En esa tesitura, una hipótesis podría ser leer la hábil y temeraria maniobra en clave Luis Antonio Tagle, el Bergoglio rojo, un papabile progresista filipino muy apreciado por el país asiático. “Hay cabos no resueltos, poco claros aún. El acuerdo entre China y Santa Sede, impulsado entonces por Papa Francesco, seguido paso a paso por Parolin… Es un sello que contempla la concesión por ambas partes. La Iglesia persigue un objetivo misionario y evangélico muy importante… Sobre el hecho del obispo chino que no sea nombrado por la Santa Sede, puede interpretarse como una prueba de fe, sí. El punto focal es que, en esta aparente incoherencia respecto a la expresión Cuius regio, eius religió, aparece un sentido de diálogo en este punto de la historia, de forma evangelizadora tan grande… Todo en un lugar donde la religión parecía no encontrar espacio”, detalla Clementi. 

El magma es importante, y amenaza con eructar soltando todo el gas. China aprieta, y el Islam también está presente en el tablero geopolítico de un Vaticano cuyas congregaciones andan preocupadas por una actitud demasiado abierta, incluso sometida hacia él. Todo, en medio de una Europa mutada ya en periferia y suburbio católico. Secularizada y sin Dios ni rumbo. Completamente desnortada. Una diva muerta que observa y custodia la nada. 

Trump Papa

El terreno es perfecto para incursiones, incluso remotas. Si Pekín, mirando a Italia, le guiña un ojo a Tagle (Macron hace lo propio con el cardenal Aveline), la América de Trump siempre mostró un cierto interés por los purpurados Dolan y Erdo. “Viendo cómo se está moviendo el presidente de los EE.UU. me hace pensar que no conoce los entresijos del cónclave. Esa foto vestida de Papa ha terminado por quemar cualquier opción estadounidense de heredar las llaves de Pedro. Sí, es una maniobra geopolítica, pero suicida e incoherente”, espeta Francesco Clementi. Lo ha subrayado incluso el propio Dolan, usando con atino un término italiano para, lejos de enaltecer, enmarcar la particular parafernalia operada por The Donald. “Una brutta figura”, soltó con ahínco.  

Lo ha hecho cuando faltan horas para que de inicio el cónclave, y con él salgan a la luz las últimas tramas secretas, absurdas y clamorosas. Lo retrata el diario romano Il Tempo, que no excluye la posibilidad de elegir un Papa fuera del cónclave, ya que al parecer hay un núcleo duro del sector cardenalicio que apuesta por un no elector u obispo sin púrpura. Detrás de estas quinielas podrían estar las confraternidades más potentes, como Focolarini u Opus Dei, pero eso es ya otra historia. Condimentada, además, con diversas salsas que podrían ganar protagonismo si se dilata la ansiada Fumata Bianca.