El doble fracaso de Taco Bell en México: por qué la cadena de comida rápida no logró consolidarse en el país
México es uno de los primeros lugares a nivel mundial en obesidad, en primer lugar, a causa del consumo de comida chatarra y de alimentos procesados de cadenas de comida rápida que se han popularizado sobremanera en el país, sin embargo, a diferencia del éxito de otros establecimientos, para Taco Bell la historia ha sido muy diferente, ya que ha hecho dos intentos de lanzamiento en el país, ambos siendo un rotundo fracaso. Taco Bell hizo su primera incursión en México a principios de los años 90, en la Ciudad de México. A su llegada, buscó replicar su fórmula de éxito estadounidense: menús económicos, servicio rápido y sabores adaptados al gusto anglosajón, buscando así ganar terreno en un país donde la comida callejera ya era parte del ADN culinario nacional. Pero el resultado fue desastroso. La clientela mexicana, acostumbrada a tacos al pastor, carnitas, cochinita y salsas hechas en molcajete, se encontró con "tacos" que poco tenían que ver con lo que conocen como tal: tortillas duras, carne sazonada al estilo tex-mex, queso amarillo derretido y acompañamientos como "sour cream" o "nacho cheese", una receta que resultó en una desconexión inmediata con los clientes de México. En Xataka Tras perder un dineral, los mayores multimillonarios de EEUU se toparon con el "milagro": un repunte de patrimonio histórico En este contexto, Taco Bell cometió uno de sus errores más grandes: subestimar el conocimiento gastronómico del mexicano promedio: en su estrategia de ingreso al país, no tenía en cuenta que no se puede vender una versión industrializada de un platillo tradicional sin enfrentar comparaciones inevitables. A los pocos años, la cadena cerró todos sus locales en México. Segundo intento: 2007 y la estrategia fallida de "reintroducción" En 2007, Taco Bell regresó a México con un enfoque ligeramente diferente: abrió su primera sucursal en la fronteriza ciudad de Monterrey, con una campaña que buscaba aclarar que no ofrecían "comida mexicana auténtica", sino "comida rápida de inspiración mexicana". En el actualizado menú se incluían productos clásicos como el Crunchwrap Supreme, chalupas, burritos, y combos con papas fritas y soda, y a pesar de que la estrategia de reingreso al país fue más honesta, tampoco funcionó. Incluso con la transparencia con la que quería manejar su reingreso al país, la percepción y reputación pública hacia sus preparaciones ya estaba manchada: muchos mexicanos seguían viendo a Taco Bell como una caricatura de su cocina nacional, además, el entorno competitivo tampoco ayudó: en un país donde se puede encontrar un taco callejero por menos de lo que cuesta un refresco en Taco Bell, la relación calidad-precio no era atractiva. Sin embargo, más allá del precio y de la oferta de productos, el factor emocional de comer "lo nuestro", preparado por manos locales, era una barrera contundente que ni la publicidad más creativa pudo romper para atraer a los mexicanos a sus sucursales, fue entonces que, en 2010, Taco Bell anunció el cierre definitivo de sus operaciones en México. Aunque Taco Bell sigue siendo un éxito en muchos países, en México, el taco ya tenía dueño… le pertenecía a todos y no necesitaba un logo para validarlo. Foto de PJ Gal-Szabo en Unsplash En DAP | Sopa de pescado tradicional: la receta fácil de un clásico que nunca defrauda En DAP | BBQ Ribs New York, la receta definitiva de costillas de cerdo a la barbacoa - La noticia El doble fracaso de Taco Bell en México: por qué la cadena de comida rápida no logró consolidarse en el país fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Joel Calata .

México es uno de los primeros lugares a nivel mundial en obesidad, en primer lugar, a causa del consumo de comida chatarra y de alimentos procesados de cadenas de comida rápida que se han popularizado sobremanera en el país, sin embargo, a diferencia del éxito de otros establecimientos, para Taco Bell la historia ha sido muy diferente, ya que ha hecho dos intentos de lanzamiento en el país, ambos siendo un rotundo fracaso.
Taco Bell hizo su primera incursión en México a principios de los años 90, en la Ciudad de México. A su llegada, buscó replicar su fórmula de éxito estadounidense: menús económicos, servicio rápido y sabores adaptados al gusto anglosajón, buscando así ganar terreno en un país donde la comida callejera ya era parte del ADN culinario nacional.
Pero el resultado fue desastroso. La clientela mexicana, acostumbrada a tacos al pastor, carnitas, cochinita y salsas hechas en molcajete, se encontró con "tacos" que poco tenían que ver con lo que conocen como tal: tortillas duras, carne sazonada al estilo tex-mex, queso amarillo derretido y acompañamientos como "sour cream" o "nacho cheese", una receta que resultó en una desconexión inmediata con los clientes de México.
En este contexto, Taco Bell cometió uno de sus errores más grandes: subestimar el conocimiento gastronómico del mexicano promedio: en su estrategia de ingreso al país, no tenía en cuenta que no se puede vender una versión industrializada de un platillo tradicional sin enfrentar comparaciones inevitables. A los pocos años, la cadena cerró todos sus locales en México.
Segundo intento: 2007 y la estrategia fallida de "reintroducción"
En 2007, Taco Bell regresó a México con un enfoque ligeramente diferente: abrió su primera sucursal en la fronteriza ciudad de Monterrey, con una campaña que buscaba aclarar que no ofrecían "comida mexicana auténtica", sino "comida rápida de inspiración mexicana".
En el actualizado menú se incluían productos clásicos como el Crunchwrap Supreme, chalupas, burritos, y combos con papas fritas y soda, y a pesar de que la estrategia de reingreso al país fue más honesta, tampoco funcionó.
Incluso con la transparencia con la que quería manejar su reingreso al país, la percepción y reputación pública hacia sus preparaciones ya estaba manchada: muchos mexicanos seguían viendo a Taco Bell como una caricatura de su cocina nacional, además, el entorno competitivo tampoco ayudó: en un país donde se puede encontrar un taco callejero por menos de lo que cuesta un refresco en Taco Bell, la relación calidad-precio no era atractiva.
Sin embargo, más allá del precio y de la oferta de productos, el factor emocional de comer "lo nuestro", preparado por manos locales, era una barrera contundente que ni la publicidad más creativa pudo romper para atraer a los mexicanos a sus sucursales, fue entonces que, en 2010, Taco Bell anunció el cierre definitivo de sus operaciones en México.
Aunque Taco Bell sigue siendo un éxito en muchos países, en México, el taco ya tenía dueño… le pertenecía a todos y no necesitaba un logo para validarlo.
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Joel Calata
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