Betis - Sevilla: El Betis se corona en el derbi (2-1)
Ser rey del derbi ofrece una felicidad que al bético se le había casi olvidado . La había encontrado en otros lugares, pero le faltaba ese punto de verse superior en el frente a frente de la rivalidad local contra el Sevilla . El derbi, por fin, es suyo. Tras siete años sin saborear un triunfo ante el eterno rival en Liga, en estos años de gran rendimiento en todas las competiciones, por fin festejó esa victoria que incluso le faltaba a Manuel Pellegrini como técnico del Betis en Liga. Cuando a un club se le va poniendo el rostro de campeón, este tipo de partidos le termina saliendo cara, por mucho que comenzase por detrás en el marcador y por unos minutos incluso se compadeciera de sí mismo al pensar que la historia pesa más que el presente. La historia siempre está por escribir . El Betis suma seis victorias consecutivas en Liga, siendo la última la más especial y deseada. El Sevilla, por su parte, ya ni le da para imponer su escudo en los lugares donde fue respetado y temido. La victoria del Betis refrendó las distancias actuales entre Betis y Sevilla . La capital andaluza será hoy un poco más verde que roja. Betis y Sevilla colocaron sobre el césped sus mejores armas. Las que atesoran. Jugones en el bando verdiblanco, con hombres físicos y veloces en la nervionense. Partido sin tregua. Con un ritmo que fatigaba incluso al espectador. En cada minuto sucedía algo. Una llegada, un choque, una tangana. Nadie daba un balón por perdido. Esa energía de la hierba se trasladaba a la grada y viceversa. Las fuerzas estaban más equilibradas de lo esperado y las propias estrellas de ambos conjuntos también querían brillar. Los entrenadores, a su manera, se reservaban una carta para la medio sorpresa en los respectivos onces. Pellegrini colocaba como titular a Pablo Fornals , quizás por ese recuerdo del mágico partido en Guimaraes, mientras que Pimienta optaba por las piernas de Juanlu para la contra por delante de la experiencia de Saúl, quien tampoco había podido jugar el derbi de la primera vuelta por una grave lesión. El resto, lo esperado. Pequeñas sorpresas o variaciones para intimidad al contrario, para desajustarle lo mínimo desde la pizarra. Y lo consiguieron. Comenzando por el Sevilla. Su clásico fútbol fuera de casa estaba reforzado por esa concentración que va de serie en los derbis . Con la pelota, la idea era atraer la presión del Betis para buscar el pase en largo o uno por dentro decisivo que pudiese romper a los de Pellegrini con pocos toques. El Betis, en cambio, debía picar piedra para superar las dos líneas muy juntas de hombres de rojo. El primer intento fue del Cucho desde la frontal. Jesús Rodríguez, con su dinamismo y descaro habitual , le negaba un pase a un desmarcado Antony para probar fortuna desde fuera del área. Hasta una férrea personalidad demuestra el extremo bético. Esos primeros acercamientos locales no amedrentaron a un Sevilla que pronto encontró a Isaac en una contra. El recorte en una loseta del delantero sobre Llorente, casi en el pico del área pequeña, le permitió disparar pero sin potencia. Era el primer aviso del Sevilla. Al siguiente llegaría el primero de la noche. Balón larguísimo de Badé a la espalda de la defensa del Betis, partiendo Lukebakio incluso desde su campo . Aguantó el belga con el balón controlado ante hasta tres rivales, para cederle la pelota a Vargas en carrera, quien golpeó de puntera tras un primer control orientado. Silencio en el Benito Villamarín. Otra vez el Sevilla golpeaba en la casa de los béticos. Sin embargo, este Betis es de otra pasta. Ha dejado de ser un buen equipo para intentar serlo campeón. Va mudando su piel. No se desesperó, con Manuel Pellegrini solicitando calma desde el banquillo. Les tocaba remar, aunque siempre es más sencillo con algunos jugadores de tu parte. El empate no tardó en llegar, clave para que no apareciese esa ansiedad tan habitual en los derbis. En una jugada muy mascada, Fornals, la sorpresa en el once, encontró un pasillo para ponerle la pelota por delante a Sabaly dentro del área, quien apuntó hasta línea de fondo, con Pedrosa incluso lanzándose al suelo para bloquear el centro, y colocó la pelota con mimo y altura en el punto de penalti, donde aparecía libre y llegando desde segunda línea Johnny Cardoso. Empiene y para dentro. Empataba el Betis. Todo volvía a comenzar. El Sevilla, como hizo su rival en el 0-1, no se descompuso. Quiso seguir con su plan. En una buena jugada de Carmona, cruzando el campo en diagonal, combinó con Vargas en el costado, para que el suizo la pusiese sobre la llegada de Isaac, al que bloquearon un remate de primeras que iba hacia la portería. Las chispas comenzaron a saltar por un pisotón de Fornals sobre Vargas, dos de los protagonistas del primer tiempo. La tensión iba en aumento. Y cuando las revoluciones suben tanto, sólo los jugadores de un nivel superior parecen no sentirlas, como si jugasen en el jardín de su casa. Antes de que se cumpliese el tercer minuto del alargue, Isco encon
Ser rey del derbi ofrece una felicidad que al bético se le había casi olvidado . La había encontrado en otros lugares, pero le faltaba ese punto de verse superior en el frente a frente de la rivalidad local contra el Sevilla . El derbi, por fin, es suyo. Tras siete años sin saborear un triunfo ante el eterno rival en Liga, en estos años de gran rendimiento en todas las competiciones, por fin festejó esa victoria que incluso le faltaba a Manuel Pellegrini como técnico del Betis en Liga. Cuando a un club se le va poniendo el rostro de campeón, este tipo de partidos le termina saliendo cara, por mucho que comenzase por detrás en el marcador y por unos minutos incluso se compadeciera de sí mismo al pensar que la historia pesa más que el presente. La historia siempre está por escribir . El Betis suma seis victorias consecutivas en Liga, siendo la última la más especial y deseada. El Sevilla, por su parte, ya ni le da para imponer su escudo en los lugares donde fue respetado y temido. La victoria del Betis refrendó las distancias actuales entre Betis y Sevilla . La capital andaluza será hoy un poco más verde que roja. Betis y Sevilla colocaron sobre el césped sus mejores armas. Las que atesoran. Jugones en el bando verdiblanco, con hombres físicos y veloces en la nervionense. Partido sin tregua. Con un ritmo que fatigaba incluso al espectador. En cada minuto sucedía algo. Una llegada, un choque, una tangana. Nadie daba un balón por perdido. Esa energía de la hierba se trasladaba a la grada y viceversa. Las fuerzas estaban más equilibradas de lo esperado y las propias estrellas de ambos conjuntos también querían brillar. Los entrenadores, a su manera, se reservaban una carta para la medio sorpresa en los respectivos onces. Pellegrini colocaba como titular a Pablo Fornals , quizás por ese recuerdo del mágico partido en Guimaraes, mientras que Pimienta optaba por las piernas de Juanlu para la contra por delante de la experiencia de Saúl, quien tampoco había podido jugar el derbi de la primera vuelta por una grave lesión. El resto, lo esperado. Pequeñas sorpresas o variaciones para intimidad al contrario, para desajustarle lo mínimo desde la pizarra. Y lo consiguieron. Comenzando por el Sevilla. Su clásico fútbol fuera de casa estaba reforzado por esa concentración que va de serie en los derbis . Con la pelota, la idea era atraer la presión del Betis para buscar el pase en largo o uno por dentro decisivo que pudiese romper a los de Pellegrini con pocos toques. El Betis, en cambio, debía picar piedra para superar las dos líneas muy juntas de hombres de rojo. El primer intento fue del Cucho desde la frontal. Jesús Rodríguez, con su dinamismo y descaro habitual , le negaba un pase a un desmarcado Antony para probar fortuna desde fuera del área. Hasta una férrea personalidad demuestra el extremo bético. Esos primeros acercamientos locales no amedrentaron a un Sevilla que pronto encontró a Isaac en una contra. El recorte en una loseta del delantero sobre Llorente, casi en el pico del área pequeña, le permitió disparar pero sin potencia. Era el primer aviso del Sevilla. Al siguiente llegaría el primero de la noche. Balón larguísimo de Badé a la espalda de la defensa del Betis, partiendo Lukebakio incluso desde su campo . Aguantó el belga con el balón controlado ante hasta tres rivales, para cederle la pelota a Vargas en carrera, quien golpeó de puntera tras un primer control orientado. Silencio en el Benito Villamarín. Otra vez el Sevilla golpeaba en la casa de los béticos. Sin embargo, este Betis es de otra pasta. Ha dejado de ser un buen equipo para intentar serlo campeón. Va mudando su piel. No se desesperó, con Manuel Pellegrini solicitando calma desde el banquillo. Les tocaba remar, aunque siempre es más sencillo con algunos jugadores de tu parte. El empate no tardó en llegar, clave para que no apareciese esa ansiedad tan habitual en los derbis. En una jugada muy mascada, Fornals, la sorpresa en el once, encontró un pasillo para ponerle la pelota por delante a Sabaly dentro del área, quien apuntó hasta línea de fondo, con Pedrosa incluso lanzándose al suelo para bloquear el centro, y colocó la pelota con mimo y altura en el punto de penalti, donde aparecía libre y llegando desde segunda línea Johnny Cardoso. Empiene y para dentro. Empataba el Betis. Todo volvía a comenzar. El Sevilla, como hizo su rival en el 0-1, no se descompuso. Quiso seguir con su plan. En una buena jugada de Carmona, cruzando el campo en diagonal, combinó con Vargas en el costado, para que el suizo la pusiese sobre la llegada de Isaac, al que bloquearon un remate de primeras que iba hacia la portería. Las chispas comenzaron a saltar por un pisotón de Fornals sobre Vargas, dos de los protagonistas del primer tiempo. La tensión iba en aumento. Y cuando las revoluciones suben tanto, sólo los jugadores de un nivel superior parecen no sentirlas, como si jugasen en el jardín de su casa. Antes de que se cumpliese el tercer minuto del alargue, Isco encontró un pase de Jesús sobre su posición y de primeras dejó a Cucho solo. Ni flojo ni fuerte. Perfecto. El delantero colombiano superó con un disparo raso a Nyland. Reventaba el Benito Villamarín. Dos tiros entre los tres palos y dos goles. El Betis le había dado la vuelta al encuentro gracias a sus figuras. Los buenos equipos, cuando se lo creen, son capaces de todo. Le tocaba al Sevila cambiar el plan. Sólo con correr no podía servirle . Necesitaría algo más, mientras el Betis iba a mantener su forma de jugar. No sabe hacer otra cosa. Con menos riesgo, pero el mismo protagonismo. La primera del segundo periodo la tuvo el Betis. Falta lateral que saca Isco sobre una despoblada frontal, para que Antony golpease sin dejarla caer. Nyland tuvo que volar al palo largo para desviar el remate del brasileño y, de paso, abroncar a sus compañeros. Sin concentración no podían sobrevivir en el derbi. Pimienta necesitaba cambiar algo, puesto que su equipo no ofrecía el mismo nivel del primer tiempo. Ir por detrás en el marcador no entraba en los planes. Saúl y Akor Adams salían mediado el segundo tiempo, justo después de un latigazo de Johnny desde la frontal que cerca estuvo de convertirse en el gol de la sentencia en el derbi. También movía el banquillo Pellegrini. Aitor Ruibal entraba para darle físico y oficio al Betis, con un enfadado Jesús Rodríguez, quien se marchaba con un fuerte enfado. No quería que se acabase la noche en su primer derbi. También se le terminaba a Isco , quien estaba algo renqueante. Lo Celso regresaba tras varias semanas sin jugar. Sustitución de genio por genio. Restaban 20 minutos. Al Sevilla se le atragantaba la pelota, con el Betis ya sí esperando un poco más atrás cualquier error de su adversario. La falta de calidad en el centro del campo de Pimienta provocaba un cortocircuito. No había paso adelante porque el balón apenas circulaba con un poco de velocidad en zonas de peligro. A falta de ritmo, sólo una jugada aislada podría provocar que el Sevilla no perdiese en el Villamarín . Adrián quiso echar una mano con una especie de toque dentro del área ante Saúl y Akor. Tuvo la suerte de no provocar un incendio. El Betis resistió en los últimos minutos cerca de Adrián , sin tampoco sufrir, con un Sevilla que apenas era capaz de encontrar un pase al área. Vencido. Demostrando que no le da para jugar partidos de máxima exigencia. El Betis se puso el traje de faena. De pelea, batalla y victoria, que al final es la que sirve. El Betis vuelve a saborear una victoria en el derbi. Se la debía a su gente. Y se la entrega con corona incluida .
Publicaciones Relacionadas