Trump está hundiendo al dólar
La sorpresa es que el dólar no se haya devaluado todavía más. En el pasado, EU era el sinónimo de la seguridad financiera.

El día de ayer, la cotización del peso mexicano frente al dólar llegó por algún momento hasta 19.58 y por la noche de ayer estaba en 19.71 pesos por dólar.
Antes de que se vaya a señalar que esto se debe a la confianza de los inversionistas en la economía mexicana, hay que subrayar que lo que estamos viendo es una depreciación del dólar frente a casi todas las divisas relevantes del orbe.
El llamado “Índice Dólar”, que correlaciona la paridad de la moneda norteamericana con las principales divisas del mundo, bajó en 7.2 por ciento respecto a los días previos a la toma de posesión de Trump.
Esto refleja una clara desconfianza en la economía de los Estados Unidos en esta nueva administración y, además, da una señal de alarma luego de que comenzaron las críticas de Trump a la política de la Reserva Federal.
Le pongo algunos ejemplos de cómo ha perdido el dólar frente a algunas divisas.
La moneda norteamericana se cotizaba prácticamente a la par que el euro cuando comenzó este año. Ayer se ubicaba en 1.15 dólares por cada euro.
Se pagaban 157 yenes por cada peso al arrancar enero, mientras que ayer, ya solo eran 140.7, es decir, el yen ganó 10 por ciento.
Se pagaban 1.22 dólares por libra al comenzar el año mientras que ayer la cotización fue 1.33, un encarecimiento de la divisa inglesa de 9 por ciento.
El peso no ha sido la excepción. Al comenzar el año cotizaba en 20.82, mientras que el día de ayer cerró en 19.74, una ganancia de 5 por ciento.
Pese a que ha ganado terreno frente al dólar, ha sido de las divisas que menos avanzó, lo que implica una depreciación del peso frente a otras monedas como el euro o el yen.
Hay tres factores que, a mi juicio, explican este comportamiento.
1-La pérdida de confianza de los inversionistas globales en las políticas económicas del gobierno de Trump.
Específicamente el factor más relevante es la errática aplicación de aranceles, que en algunos casos ha convertido en realidad –por ejemplo, el arancel base de 10 por ciento, el 145 por ciento a China o los de carácter sectorial al acero, aluminio y autos– y en otros casos ha dejado en suspenso, pero no los ha cancelado.
2-Las tensiones crecientes que tiene con el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell.
El presidente de Estados Unidos ha mostrado que busca siempre los resquicios legales para hacer cumplir su voluntad, y que incluso está dispuesto a desestimar las resoluciones de la Corte, como en el caso del ciudadano Kilmar Ábrego García, que fue deportado ilegalmente a El Salvador. En el mercado no se excluye la posibilidad de una remoción ilegal de Powell.
3-El déficit y la deuda del gobierno de Estados Unidos ya generan nerviosismo entre los inversionistas.
La deuda pública de EU alcanzó a marzo pasado la cifra de 32.5 billones (trillions) de dólares, equivalente al cierre del año pasado al 124 por ciento del PIB.
Más allá de lo aparatoso de estas cifras, el hecho es que existe la posibilidad de que el gobierno de EU se quede sin dinero si no hay una ampliación del techo de la deuda.
La Oficina del Presupuesto del Congreso estima que se puede resistir hasta agosto o septiembre, pero algunos análisis independientes señalan que el dinero alcanzaría solo para mayo o junio.
Si los demócratas ejercen presión y adoptan estrategias de bloqueo, podrían requerirse 60 votos para autorizar la ampliación del techo de la deuda, que, de cualquier manera, seguirá generando dudas respecto a los riesgos de las finanzas públicas en Estados Unidos.
Hay más elementos todavía de preocupación respecto a EU, como tal vez una crisis constitucional en ciernes, de lo cual ya le hablaremos próximamente, pero me limito solo a lo económico.
Con ese panorama, la sorpresa es que el dólar no se haya devaluado todavía más.
En el pasado, EU era el sinónimo de la seguridad financiera.
Tal vez, y gracias a Trump, ese significado esté quedando atrás.