Tienen que detener ‘Fiesta’ en directo: Kike Calleja se rompe por la muerte de su madre

Duro momento en Telecinco. En el corazón de la televisión en directo, donde los imprevistos son parte del guion no escrito, Emma García se ha ganado un lugar especial. La presentadora de ‘Fiesta’ ha demostrado, una y otra vez, que su papel va mucho más allá de la conducción de un programa: es contención, empatía ... Leer más

May 4, 2025 - 21:38
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Tienen que detener ‘Fiesta’ en directo: Kike Calleja se rompe por la muerte de su madre

Duro momento en Telecinco.

En el corazón de la televisión en directo, donde los imprevistos son parte del guion no escrito, Emma García se ha ganado un lugar especial. La presentadora de ‘Fiesta’ ha demostrado, una y otra vez, que su papel va mucho más allá de la conducción de un programa: es contención, empatía y temple. Con más de dos décadas de trayectoria, García ha sabido equilibrar la cercanía con la profesionalidad, incluso en los momentos más delicados.

Su carisma natural ha logrado crear un espacio en el que los colaboradores se sienten seguros para abrir su corazón. No es raro que en ‘Fiesta’ se produzcan momentos profundamente humanos, y que Emma sepa leerlos con una sensibilidad poco habitual en televisión. Su liderazgo no se impone, se siente: está en cómo escucha, en cómo acompaña, en cómo da el paso justo cuando hace falta.

Este domingo, en pleno especial del Día de la Madre, esa calidad humana quedó, una vez más, al descubierto. Mientras los colaboradores rendían homenaje a sus progenitoras, uno de ellos no pudo evitar derrumbarse: Kike Calleja rompía en llanto al recordar a la mujer más importante de su vida.

Cuando el corazón se impone al guión.

«Fiesta» arrancaba su emisión del 4 de mayo con un tono festivo, pero pronto el ambiente se tornó íntimo. Kike, con la voz entrecortada, confesaba: «Va a hacer 12 años que perdí a mi madre y para mí fue lo más doloroso que me ha pasado en la vida…». Sus palabras se quebraban tanto como su rostro. Emma García, sin pensarlo dos veces, detenía el programa, se levantaba y abrazaba al colaborador.

La escena no fue forzada ni buscada. Fue una de esas verdades que atraviesan la pantalla. Marisa Martín-Blázquez también acudía a consolarlo, recordando lo mal que lo pasó en aquel momento. “Seguro que tu madre está muy orgullosa de ti”, decía con convicción, intentando sostener a un compañero completamente roto.

«Espero que esté orgullosa…», añadía Calleja, ya sin poder contener las lágrimas. Su testimonio, crudo y sincero, dejó en silencio el plató. La muerte, y en particular la de una madre, deja una herida que no termina de cerrarse nunca del todo. Emma, una vez más, estuvo ahí no solo como presentadora, sino como alguien que entiende el peso de una ausencia.

Un Día de la Madre con sabor a memoria.

El homenaje continuó cargado de emociones, porque Kike no fue el único en dejarse llevar por los recuerdos. «Toda la gente que tenga la suerte de tener a sus padres, por favor, que lo disfruten…», decía, apelando directamente al público. Sus palabras fueron un recordatorio de que las prioridades en la vida a veces se nublan, y que perder a un ser querido lo pone todo en perspectiva.

Olga Moreno, por su parte, vivía su primer Día de la Madre sin la suya. Apenas podía articular palabra, pero su mirada decía todo. «No puedo ni hablar», alcanzó a decir, antes de recordar los consejos que su madre solía darle. Pedro García Aguado también rendía tributo a su progenitora: «Fue una mujer muy valiente, adelantada a su tiempo.»

No faltaron tampoco las palabras de Amor Romeira, quien agradecía profundamente a su madre por haberle dado libertad y apoyo. «Me dejó ser yo, me empujó», compartía con la voz emocionada. Y Gloria Camila Ortega, conmovida, rendía homenaje a Rocío Jurado: «Una madre lo es todo, pero se nota cuando no están.»

Lo importante no siempre se ve, pero se siente.

Momentos como los vividos en ‘Fiesta’ este domingo muestran lo esencial del formato: la emoción sin artificios. Pero sobre todo, visibilizan la importancia de tener al frente a una profesional como Emma García, que sabe cuándo callar, cuándo sostener y cuándo abrazar. Su temple en pantalla no se improvisa: se construye con años de oficio y con una humanidad que no se enseña.

Que el programa haya seguido adelante con tanta delicadeza es mérito de quien lo conduce. Porque no todos los días se detiene una emisión en directo para consolar a un compañero. Porque no todos los días se rompe la barrera entre presentadora y persona. Porque Emma García, una vez más, demostró que sabe estar, incluso cuando no hace falta decir nada.