Sobrevivió al Titanic y a la Primera Guerra Mundial, casi le amputan las piernas y se convirtió en una leyenda del tenis

Richard Norris Williams fue sobreviviente de múltiples tragedias, pero gracias a su talento en el tenis logró reconvertirse en uno de los mayores ganadores de la Copa Davis; los detalles en esta nota

May 15, 2025 - 02:24
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Sobrevivió al Titanic y a la Primera Guerra Mundial, casi le amputan las piernas y se convirtió en una leyenda del tenis

La historia de vida de Richard Norris Williams podría ser tranquilamente una película dramática; sin embargo, todo lo que vivió este hombre se encuentra documentado. Nacido el 29 de enero de 1891 en Ginebra, Suiza, en el seno de una familia aristocrática y como nieto directo de Benjamín Franklin, desde muy pequeño tuvo la posibilidad de estudiar con la más alta elite europea y desarrollar sus habilidades en el tenis.

A los doce años logró ganar su primer campeonato juvenil y fue entonces que su padre, Charles Williams, se convirtió en su mánager, algo impensado para la época, incentivándolo no solo a jugar en Europa, sino también en los Estados Unidos. En 1912, mientras finalizaba sus estudios en la Universidad de Harvard, Richard embarcó junto a su padre en el transatlántico más famoso de la historia: el RMS Titanic. Su destino era Nueva York, pero la travesía cambió para siempre su vida.

La noche del 14 de abril, cuando el Titanic colisionó con un iceberg en el Atlántico Norte, el joven de 21 años protagonizó un gesto heroico que quedaría enmarcado en los libros de historia. Richard rescató a un pasajero atrapado en su camarote, y para hacerlo rompió la puerta a patadas. Por esa acción fue reprendido por un empleado, que le advirtió que sería multado por dañar propiedad privada. Horas después, encontró refugio junto a otros pasajeros en uno de los precarios botes plegables del buque, pasó la noche con el agua hasta la cintura y soportó temperaturas extremas.Richard empezó a jugar al tenis por decisión de su padre Charles Duane William

Solo 11 personas de ese grupo sobrevivieron gracias al rescate del RMS Carpathia. Al llegar al barco salvavidas, un médico diagnosticó a Williams con congelamiento severo en las piernas y recomendó la amputación inmediata para evitar gangrena. Él se negó consciente de que su carrera como tenista estaba en juego.

Durante el viaje de regreso, se obligó a caminar cada dos horas para recuperar la circulación en sus extremidades. A pesar del dolor insoportable que esto le producía, su personalidad testaruda hizo que poco a poco la sangre comenzara a correr por sus piernas. Doce semanas después, ya estaba nuevamente en las canchas, en un partido de exhibición contra Karl Behr, otro sobreviviente del Titanic. Ese mismo año disputó el US Open y, aunque cayó en la final, al año siguiente se consagró campeón. En 1916, repitió el logro y fue considerado por la prensa especializada como el segundo mejor tenista del mundo.

La historia de vida de Richard Norris Williams

Pero esta no sería la única tragedia que debería afrontar. En 1917, se alistó como voluntario en las Fuerzas Expedicionarias de Estados Unidos y combatió en Francia durante la Primera Guerra Mundial. Fue herido y condecorado con la Croix de Guerre y la Legión de Honor por su valentía. Después de este paso por una de las batallas más crudas de la historia, volvió al continente americano. En 1920 ganó Wimbledon en dobles y, un año después, lideró al equipo estadounidense que conquistó la Copa Davis. Esa sería la primera de cinco veces (1913, 1921, 1923, 1925 y 1926) que levantaría el trofeo, con un récord de 10 triunfos y solo tres derrotas.

En los Juegos Olímpicos de París 1924, logró la medalla dorada en dobles mixtos. Estuvo a punto de retirarse por un fuerte dolor en el tobillo, pero su compañera lo convenció: “Sobreviviste al Titanic y a la guerra, no te podés rendir ahora”. Se retiró oficialmente en 1935, a los 44 años, un hecho poco habitual para la época. En 1957 fue incluido en el Salón Internacional de la Fama del Tenis.

Más allá de sus hazañas deportivas, también fue una persona que estudió mucho el mundo de las finanzas, lo que lo convirtió, tras su retiro, en agente de inversiones y lo llevó a presidir la Sociedad Histórica de Pensilvania durante más de dos décadas.

A pesar de haber sido una estrella de su época en el tenis y ser reconocido en el mundo entero por sus grandes hazañas, años después de su muerte (el 2 de junio de 1968), su viuda recordó en una entrevista que Richard era una persona desapegada de las riquezas materiales, que adoraba pasar tiempo en familia. Una de las anécdotas más sorprendentes al respecto es que ninguno de sus familiares pudo quedarse como recuerdo con uno de sus trofeos, ya que mandó fundir los 162 que recibió para formar una bandeja y utilizó el único restante como tabla de cocina.