“[…] Querer morir es chunguísimo”. ¡Mártir! de Kaveh Akbar
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¿Sabéis ese flechazo que, en ocasiones, se tiene con un ejemplar en concreto en una librería? ¿Ese impulso que te lleva a hojear un libro de entre todos los demás? Eso fue lo que me ocurrió con ¡Mártir! de Kaveh Akbar (Teherán, 1989), la primera novela del iranoestadounidense de 36 años que acaba de publicar en castellano la editorial independiente Blackie Books (edición original: Knopf, 2024) y que promete ser uno de los libros más vendidos —y leídos— de 2025.
La cuidadísima edición publicada por el sello con nombre de perrita me hipnotizó: una cubierta amarrilla con una serigrafía apelativa, entre exclamaciones, me gritó, ¡Mártir!, y claro, después de hacer una tesis sobre cómic iraní en el exilio, me sentí más que interpelada. Ese libro prometía: desde el cómic Persépolis de Marjane Satrapi, no había visto un libro de autoría iraní en la primera línea editorial con ese ímpetu, como apuesta inconfundible. Esa obra, situada entre las más recomendadas, era indiscutiblemente iraní: así se podía deducir por el nombre del autor, la miniatura persa que reza “una novela” (pertinente, siendo hasta ahora Akbar un laureado poeta y académico) y una más que posible alusión al inherente martirio de la historia y cultura persa. La editorial también señalaba que ¡Mártir! es una obra importante para ella: “A veces una novela nos abraza el alma de un modo inexplicable. Esta llenó de sentido la vida, la muerte y la belleza. Es un libro IMPORTANTE para nosotros, y creemos que también puede serlo para ti”.
¡Mártir! es una novela existencialista acorde a nuestro(s) tiempo(s) que versa sobre el sentido de la vida y de la muerte. Ambos, según el autor, estrechamente ligados a las pertenencias identitarias y al mundo capitalista y occidentalista en el que habitamos y somos, un mundo dual y maniqueísta, donde Akbar hace hincapié: no tienen cabida los grises.
Se trata de una novela coral, narrada a distintas voces y en distintos tiempos, que tiene al joven Cyrus Shams como principal protagonista y eje vertebrador. Cyrus siente que habita una vida desgraciada desde que, siendo un bebé, perdió a su madre en el avión derribado por el USS Vincennes el 3 de julio de 1988, en el trayecto Teherán-Dubái. Obsesionado con la idea del martirio, del porqué de la vida y el para qué de la muerte, pierde a su padre nada más entrar en la Universidad de Keady (Estados Unidos), país al que habían emigrado cuando tan solo era un niño. Alcohólico, drogadicto ocasional, y hastiado de la vida, nuestro joven protagonista trabaja como actor médico en el Hospital de la Universidad: el personal sanitario se prepara con sus interpretaciones para lidiar con personas moribundas reales y sus familiares. Toda su vida parece girar en torno al sufrimiento, al sinsentido vital, sin encontrar respuestas hasta que, un día, sus mejores amigos, Zee y Sad James, conscientes de sus obsesiones y de su desazón e inapetencia vital le hablan de Orkideh, una artista iraní que se está muriendo de cáncer ha decidido llevar a cabo una performance en el Brooklyn Museum: Muerte en directo de una artista: “Death-Speak”. Cyrus, acompañado de Zee, decide que es lo más cerca que va a estar nunca de hablar cara a cara con la muerte, de exponerle sus dudas, necesidades e intenciones mártires.
El lector acompañará a Cyrus en este periplo a Nueva York y presenciará las conversaciones del protagonista con Orkideh. Sin embargo, también va a recorrer la genealogía de la familia Shams, de Irán, y la vida de otros personajes que han conformado la historia de vida de Cyrus.
Iniciado el viaje, el lector se percatará de que la novela está conformada por distintos tipos de capítulos en los que figuran diferentes elementos como fichas/registros en torno al accidente de avión, recortes de prensa de periódicos como The NewYork Times, conversaciones teatralizadas entre “ídolos” (como Lisa Simpson) y personas queridas (como su madre, Roya Shams), y también poemas y apuntes para un posible proyecto de libro bautizado provisionalmente como “LIBRODELOSMÁRTIRES.DOCX”. Asimismo, se va a dar cuenta de que ¡Mártir! es un libro-objeto artístico: la novela, además de las particularidades comentadas, viene acompañada de un precioso fanzine, un regalo del autor a su lector, al que también le dedica sus más sinceros agradecimientos: “Lector: tu atención —una forma de medir el tiempo, tu recurso más irremplazable— es un regalo precioso al que le he intentado hacer justicia tan bien como he sabido”. Escrito por Akbar, con diseño de Sharmila Banerjee, el fanzine ya alerta del contenido de la novela y de la obra en sí misma: pura poesía. Un conjunto de textos breves se articula como proclama del protagonista en torno a su sino: hacer que su vida, más aún su muerte, importen y trasciendan. Pero son las distintas imágenes que aparecen las que, en este caso, connotan y destilan significado. Kaveh Akbar es capaz de narrar, con varios golpes de vista del collage, la esencia de su obra. Se abre el fanzine y se abren las puertas del libro: la cuestión identitaria del migrante iraní en Estados Unidos, un punto esencial en la novela. Por un lado, el característico coche Paykan, los tanques de la guerra Irán-Irak (1980-1988), la fruta de la granada, o una shisha. Por el otro, los cigarrillos American Spirit, Lisa Simpson o Chucke Cheese’s. Cyrus “se había criado como iraní en el Medio Oeste estadounidense, en el contexto del 11 de septiembre y el patriotismo consiguiente”. Es como si viéramos el corazón y la mente de Cyrus al desnudo, edulcorado por narcóticos y benzodiacepinas.
De hecho, estos aspectos culturales iraníes y occidentales vertebran toda la novela, tal y como la hacen en la vida de Cyrus y, presupongo, en la de Kaveh Akbar. Y esto ha sido una de las cosas que más me han gustado: el autor toma en serio a sus lectores. El autor no se detiene en ningún punto para contextualizar sus referentes, especialmente los persas. Confía plenamente en el lector y eso me ha conquistado, hacía mucho tiempo que no me veía interpelada como lectora más que válida. Somos nosotros quienes, al darnos pie, debemos ir más allá y adentrarnos en conocer el país, a su pueblo, su cultura. Pero, si previamente tienes algún conocimiento sobre Irán, su historia, gastronomía y literatura, esta obra va a ser una delicia y cada referente, un guiño: el martirio de Hussain, el taroof, obras como Mi tío Napoleón (Iraj Pezeshkzad) o el Shahnameh (Ferdousí), nombres de personajes profundamente evocadores de la tradición persa como Rostam o Gilgamesh. Queda claro lo versado y leído que es Akbar en ambos espectros culturales, pero ha decidido, en mi opinión de forma muy acertada que, si no hay notas al pie para contextualizar a Silvia Plath, Borges, Rothko o Bob Dylan tampoco las hay para Rumi, Farrojzad o Ferdousí.
Con todo, ¡Mártir! es un viaje a las entrañas de la existencia humana, al corazón e historia de Irán (sin ser necesariamente su objetivo), y a la vida vapuleada de un personaje que espera encontrar algo de luz en su camino al martirio terrenal. Todo ello, marinado con un humor cínico que te hace soltar más de una carcajada (véase en la página 169). Una obra imprescindible en la actualidad literaria: no por nada ha sido finalista del National Book Award y elegido como uno de los diez mejores libros del año según The New York Times. Todo un viaje que os invito a no perderos.
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