Derrame de petróleo de Dos Bocas contamina manglares, lagunas y reservas protegidas

Un derrame de petróleo procedente de un ducto que conectaba con la Terminal Marítima Dos Bocas, de Petróleos Mexicanos (PEMEX), ha contaminado al menos 16 kilómetros de la costa del Paraíso, municipio de Tabasco. El incidente ha afectado gravemente a ecosistemas frágiles, playas turísticas y la vida de cientos de familias que dependen de la […]

May 9, 2025 - 01:36
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Derrame de petróleo de Dos Bocas contamina manglares, lagunas y reservas protegidas

Un derrame de petróleo procedente de un ducto que conectaba con la Terminal Marítima Dos Bocas, de Petróleos Mexicanos (PEMEX), ha contaminado al menos 16 kilómetros de la costa del Paraíso, municipio de Tabasco. El incidente ha afectado gravemente a ecosistemas frágiles, playas turísticas y la vida de cientos de familias que dependen de la pesca y el turismo.

El desastre ecológico comenzó a reportarse desde el domingo 4 de mayo, cuando habitantes alertaron sobre manchas negras en el mar y la aparición de grumos de aceite en playas como Cocalito, Bruja, Playa Sol y Brisas. Cuatro días después, el 8 de mayo, la presidenta Claudia Sheinbaum confirmó el origen del derrame: aproximadamente 300 barriles de crudo escaparon de un ducto que conecta la plataforma Akal-C con Dos Bocas.

El ducto roto de Dos Bocas que provocó el derrame

PEMEX reconoció públicamente que el derrame fue resultado de dos fugas localizadas en el ducto marino que conectaba con Dos Bocas. Aunque la empresa instaló abrazaderas metálicas para frenar el escape de crudo y desplegó barcazas con barreras de contención, el daño ya estaba hecho. El petróleo alcanzó ecosistemas clave como la Laguna de Mecoacán, un Área Natural Protegida, así como cuerpos de agua cercanos como Cheneque y el Río Seco.

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Crédito: X

Manglares, ostras y turismo: las víctimas invisibles

Los manglares, barreras naturales contra tormentas y criaderos de vida marina, ahora están impregnados de petróleo. Se han observado grumos de aceite adheridos a las raíces de mangle, donde normalmente se desarrollan larvas de ostión. Esta contaminación amenaza con devastar bancos ostrícolas enteros, que son sustento de comunidades enteras.

Además, los reportes de fauna marina muerta han comenzado a llegar, y la actividad turística en el corredor costero de Paraíso prácticamente se ha detenido. Con las playas clausuradas y banderas negras ondeando como símbolo de alerta ecológica, los restaurantes y guías turísticos enfrentan cancelaciones masivas.

El impacto económico es tan profundo como el ecológico. Más de 1,500 pescadores han dejado de trabajar debido a la contaminación. Las redes y herramientas de pesca están impregnadas de crudo, y el olor persistente del petróleo hace imposible faenar con seguridad.

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Autoridades responden… tarde

La Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) —dependiente de la Semarnat— ya abrió una investigación para determinar las causas del incidente y supervisa las labores de limpieza. Por su parte, la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (Semades) de Tabasco presentó una denuncia formal ante ASEA.

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Mientras tanto, el gobierno estatal ha prometido actuar en conjunto con instancias federales para garantizar “justicia ambiental”, aunque organizaciones ambientalistas y pescadores cuestionan la lentitud de la respuesta y la falta de transparencia de PEMEX.

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¿Hasta cuándo aguantará la costa?

Este derrame en Dos Bocas no es un caso aislado. La costa tabasqueña y el Golfo de México han sido escenarios recurrentes de incidentes petroleros que, lejos de ser remediados eficazmente, suelen quedar en el olvido administrativo. La refinería de Dos Bocas, una de las obras insignia de la política energética nacional, ahora se convierte en epicentro de una crisis ambiental con repercusiones a largo plazo.

A pesar de las acciones de contención y limpieza, los expertos advierten que los efectos del crudo pueden persistir durante meses o incluso años. Las autoridades locales exigen una evaluación de daños completa, compensación para las comunidades afectadas y la restauración urgente de los ecosistemas contaminados.