Nadie cree en las encuestas

Las cifras a menudo me engañan», escribió Mark Twain en 1907, «particularmente cuando tengo que arreglarlas yo mismo». No hay mejor afirmación ni de mayor...

May 8, 2025 - 06:54
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Nadie cree en las encuestas

"Las cifras a menudo me engañan", escribió Mark Twain en 1907, "particularmente cuando tengo que arreglarlas yo mismo". No hay mejor afirmación ni de mayor actualidad que pueda definir la estrategia demoscópica de los partidos políticos en España. Todos, sin excepción, han convertido las encuestas en un producto acientífico de autosatisfacción para animar a sus gregarios. Si un partido político galvaniza a los suyos con una encuesta elaborada a demanda, le faltará tiempo a su rival para encomendar otro sondeo, directa o indirectamente a través de un medio de comunicación afín, con resultados notoriamente contrapuestos.

La brecha demoscópica abierta por ciertas compañías especializadas que sirven solícitamente a las necesidades de sus pagadores ha provocado un descrédito sin precedentes. Pero, una vez más, el poder del dinero, ya sea público o pseudopúblico, ha llevado a que se pudra otra actividad profesional al servicio vicario de estructuras que solo anhelan el poder como forma de vida. Por eso, glosando a Disraeli, "hay tres tipos de mentiras: mentiras, malditas mentiras y estadísticas".

La demoscopia ha dado paso a una suerte de ‘memoscopia’ nacional a demanda de dirigentes políticos que buscan autolegitimarse. Es fácil comprobar que en las encuestas siempre ganan los mismos, esto es, quienes las encargan, ya sea Tezanos, su émulo autonómico, o el porquero de Agamenón, porque aquí no se libra ninguno, ni a izquierda ni a derecha del río Ebro. Desde que la política española se ha convertido en un ejercicio inane e infantiloide de fotografías, concesión de premios y festivales de música pagados por todos, únicamente era necesario para aderezar el guiso que hubiese un voluntario bien retribuido, con licencia demoscópica, para ofrecer encuestas al gusto de la dirigencia. Y allí los tienes a todos, con sonrisa batiente en sus maitines, ufanándose de las encuestas que han comprado.

La brecha demoscópica abierta por ciertas compañías especializadas ha provocado un descrédito sin precedentes

Si hubiese un mínimo de aprensión deontológica en las empresas del sector, al igual que en cierto periodismo patrio, habría que detener todas las rotativas para reflexionar sobre las causas por las cuales hemos llegado hasta aquí. Pero hay que perder toda esperanza, porque nadie va a detener nada. La degradación es imparable, y así si el PSOE sube tres puntos vertiginosamente en un mes, habrá quien lo compense con una subida repentina de tres puntos al PP en el mismo periodo. Es posible que la inmensa mayoría de la sociedad española desconozca las entretelas metodológicas de un sondeo, pero de ahí a llamarles tontos a la cara hay un mundo. Mientras tanto, seguirán contratando encuestas para autoconsumo propio y para consuelo de los correligionarios de partido. Miénteme, por favor, pero miénteme bien.