Frente al puesto en el que pasa su jornada una trabajadora de la termina 4 del aeropuerto de Barajas, dos personas sin hogar duermen en una esquina. «Es lo habitual», cuenta. Dos días después de que Aena haya anunciado que blindará los accesos a estas instalaciones para todo aquel que no disponga de tarjeta de embarque o sea acompañante del viajero, parece que todo sigue igual. Esta medida, que aún no ha comenzado a aplicarse, es para los sindicatos que operan en Barajas una acción «acertada pero parcial». La creciente problemática de los sintecho ha vuelto a poner estas semanas a Barajas en el foco mediático. Las chinches, la inseguridad, los robos y la guerra en cuanto a competencias para...
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