¿La primera de muchas? Tardía fumata negra en la Capilla Sixtina

Aunque los miles de fieles esperaban la humareda oscura a las 19:00 horas de la tarde, la fumata negra se ha hecho esperar dos horas

May 7, 2025 - 21:45
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¿La primera de muchas? Tardía fumata negra en la Capilla Sixtina


A las 10:00 horas de la mañana comenzaba con puntualidad la Misa “Pro Eligendo Pontifice”, presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re. Los cardenales se han reunido en la basílica de San Pedro para invocar juntos al Espíritu Santo, dando así el pistoletazo de salida al cónclave que desde este miércoles elige a puerta cerrada al nuevo sucesor de Pedro. Sería el principio de un día interminable que ha concluido hace apenas unos minutos con la fumata negra.

Tan sólo unas horas después de la eucaristía ha tenido lugar la procesión hasta la Capilla Sixtina. Bajo los frescos de Miguel Ángel, los cardenales electores han entonado las letanías de los santos y han prestado su juramento. Al órgano, el español Josep Solé, que ha dado música a la ceremonial inauguración del cónclave: “Esto es imponente por el arte que hay. Cuando ves todas esas pinturas, faltan adjetivos... El hecho del cónclave no es algo que pase todos los días”, ha confesado. El rito se ha prolongado en el tiempo por su solemnidad. Todos ellos, al unísono, han pronunciado:

Todos y cada uno de nosotros Cardenales electores presentes en esta elección del Sumo Pontífice prometemos, nos obligamos y juramos observar fiel y escrupulosamente todas las prescripciones contenidas en la Constitución Apostólica del Sumo Pontífice Juan Pablo II, Universi Dominici Gregis, emanada el 22 de febrero de 1996.

Igualmente, prometemos, nos obligamos y juramos que quienquiera de nosotros que, por disposición divina, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá a desempeñar fielmente el munus petrinum de Pastor de la Iglesia universal y no dejará de afirmar y defender denodadamente los derechos espirituales y temporales, así como la libertad de la Santa Sede.

Sobre todo, prometemos y juramos observar con la máxima fidelidad y con todos, tanto clérigos como laicos, el secreto sobre todo lo relacionado de algún modo con la elección del Romano Pontífice y sobre lo que ocurre en el lugar de la elección concerniente directa o indirectamente al escrutinio; no violar de ningún modo este secreto tanto durante como después de la elección del nuevo Pontífice, a menos que sea dada autorización explícita por el mismo Pontífice; no apoyar o favorecer ninguna interferencia, oposición o cualquier otra forma de intervención con la cual autoridades seculares de cualquier orden o grado, o cualquier grupo de personas o individuos quisieran inmiscuirse en la elección del Romano Pontífice.

A esta antigua plegaria latina le ha seguido el juramento, individual y con la mano sobre el Evangelio: “Y yo (nombre), cardenal (apellido), prometo, me obligo y lo juro. Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano”. En el paseíllo por la nave central de la Capilla Sixtina se estrenaban numerosos cardenales, entre ellos los seis españoles que participan: desde el madrileño José Cobo hasta el catalán Juan José Omella, pasando por el emérito Carlos Osoro o el salesiano Ángel Fernández Artime.

Un momento particularmente emocionante se ha vivido con el juramento del cardenal Vinko Puljic, procedente Bosnia-Herzegovina. Durante las últimas semanas su presencia en el cónclave ha estado en duda por sus agravados problemas de salud. Con cierta emoción contenida, el prelado creado por Juan Pablo II ha pronunciado su juramento de entre los primeros de la fila, dispuestos por orden de antigüedad. Desfilaban ante la mirada de sus compañeros los polémicos cardenales Sarah y Burke. Al terminar las formalidades, ha sido monseñor Diego Giovanni Ravelli, Maestro de Ceremonias Pontificias, el encargado de espetar un solemne “Extra Omnes”.

La de esta tarde, por tanto, ha sido la primera votación, no sabemos aún de cuántas. Aunque los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro esperaban la humareda oscura a las 19:00 horas de la tarde, la fumata negra se ha hecho esperar dos horas. Muchas eran las especulaciones entre los corrillos de prensa: ¿Habría acaso fumata blanca? ¿Se han vuelto a contar los votos? ¿Qué estaba pasando dentro de la salita más aislada del planeta? Un dato, sin embargo, explica la tardanza de hoy: los 133 cardenales electores constituyen la cifra más alta de la historia. Nunca antes el Papa había sido elegido por un colegio tan numeroso y variado. A esto, además, se suma que un 80% de los prelados -que proceden de 71 países distintos- acuden a este proceso milenario por primera vez.

Así, la tarde de este miércoles ha tenido lugar una sola votación, tal y como indica la tradición. El jueves comenzará el ritmo habitual de cuatro votaciones al día: dos por la mañana y otras dos por la tarde. Aunque todo son especulaciones en Roma, la mayoría de vaticanistas experimentados dan por hecho que será el jueves por la tarde cuando la Iglesia tenga nuevo pontífice, después de la cuarta o la quinta votación. En el caso de hoy, no ha sido hasta pasadas las 21:00 horas de la tarde cuando la chimenea instalada en la azotea de la Sixtina humeaba una fumata negra.

Abajo, en la plaza, miles de personas se han congregado a la espera de descubrir el resultado de este primer escrutinio. La columnata quedaba rodeada por una marea de fieles y periodistas, que se han amontonado hasta el final de la Vía de la Conciliación. Los primeros sondeos de las autoridades romanas hablan de más de 45.000 personas en la plaza. Muchos rezando y otros tantos charlando, la expectación ha ido creciendo hasta la primera fumata negra. En ese momento en la plaza se ha escuchado un murmullo atronador. No era poco el tiempo de espera de los fieles.

Hoy, como mañana y como los próximos días, los ojos de todo el mundo están puestos en una pequeña chimenea. En un mundo de pantallas, hiperconecticidad y grandes entretenimientos, todo el interés se concentra en un discreto cilindro metálico del que, no sabemos cuándo, saldrá una fumata blanca. Por el momento el ambiente se relaja hasta el jueves por la mañana con esta oscura certeza: non habemus papam.