Golpecitos al reloj
Que carece de habilidades sociales es la sentencia que dicta sobre Gail Baines, protagonista de esta última novela de Anne Tyler, Tres días de junio, la directora del colegio en el que trabaja de administrativa, y el argumento al que se acoge para no elegirla como sustituta tras su jubilación. Es el juicio que desencadena,... Leer más La entrada Golpecitos al reloj aparece primero en Zenda.

Pocos autores son capaces, como Anne Tyler, de escribir una escena de amor en la que uno de los protagonistas lleve una bolsa del supermercado en la mano y que ese detalle, lejos de arruinarla, condense en sí mismo la percepción de nuestra fragilidad e intensifique el romanticismo de la escena. Porque si por algo destaca su obra es precisamente por esa singularidad, ese acercamiento a lo cotidiano a través de pequeños gestos cuya observación nos aproxima a la historia, nos conmueve y nos hermana en la comprensión de la vulnerabilidad de nuestras vidas.
El día previo, el de la ceremonia y el posterior, con las pequeñas anécdotas y hechos propios de todo evento de este tipo: desde el maquillaje y la peluquería, hasta el ensayo, la prueba de menú o los brindis y los bailes, constituyen el entramado en el que se desarrolla la crisis de Gail. Una mujer que a sus 61 años se ha negado a sí misma una y otra vez la benevolencia en el juicio adelantándose e imponiéndose a sí misma condenas severas y sin dejar margen alguno para el perdón: “si mis padres aprobaron nuestro matrimonio porque Max bebía los vientos por mí, es probable que los padres de Max no lo aprobaran justamente por la misma razón. Su hijo había llevado a casa a aquella chica fría y distante que, según él, no podía hacer nada mal” (p. 82). Una falta de confianza en sí misma y una capacidad de autodestrucción que la llevaron a divorciarse del hombre que, una y otra vez, no dejaba ni deja de darle muestras de un amor inquebrantable, sencillo y sincero del que ella huye, incapaz de perdonarse a sí misma, primer paso necesario para la aceptación. Esa Gail delicada y observadora que prefiere esconder su gran sensibilidad tras una aparente frialdad y una estética austera: “y hubo algo en esa actitud, junto con el recuerdo de su sonrisa confiada mientras posaba con aquel traje negro tan horrible, que me rompió el corazón” (p. 90).
La crisis de Gail se superpone a la de su propia hija que el día previo a la boda descubre una infidelidad de su prometido, Kenneth. Su decisión ante ese hecho abrirá los ojos de Gail, como los golpecitos que en ocasiones se daban antes a los relojes para asegurarse de su funcionamiento o remarcar la conciencia del paso del tiempo: “lee entre líneas —añadió. Es culpable, pero Debbie le ha perdonado y ahora ya es agua pasada (…). Entonces —dije al fin—, soy la única que todavía guarda rencor a Kenneth, ¿no?” (p. 125).
“La gente ya no da golpecitos al reloj; curioso ¿verdad?” (p, 9), había observado Gail al comienzo del libro. Tres días son los que Gail permanece atrapada en su pasado hasta, a base de golpecitos, encontrar por fin su camino: “nos han dado otra oportunidad de hacerlo bien” (p. 176).
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Autora: Anne Tyler. Título: Tres días de junio. Traducción: Ana Mata Buil. Editorial: Lumen. Venta: Todos tus libros.
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