Formación continua y muchas dosis de humanismo para adaptarse al cambio
Cómo aprender con Inteligencia Artificial centra la segunda mesa de la jornada organizada por elDiario.es, en la que se aborda la revolución que supone esta tecnología en las nuevas profesiones Formación y humanismo fueron dos de las palabras más pronunciadas en la segunda mesa de la II Jornada de Inteligencia Artificial: transformando el presente, creando el futuro, organizada el pasado 30 de abril por elDiario.es en Madrid. Bajo el título Aprender con IA: la revolución en las nuevas profesiones, los cuatro participantes coincidieron en varias ideas. Por un lado, en la importancia de la formación continua para no quedarse atrás en esta era de profundos y permanentes cambios. Por otro, en lo fundamental que es el pensamiento humano en el desarrollo de la Inteligencia Artificial. Este poso filosófico estuvo presente a lo largo de toda la intervención de Helena López-Casares, doctora en Neurociencia Cognitiva Organizacional y directora del departamento de Economía, Negocios y Relaciones Internacionales de la Universidad Europea. “La IA es un medio, no es un fin. El ser humano tiene que aprender a trabajar con estas nuevas coordenadas”, señaló. La profesora recordó el argumento del cuento El aprendiz de brujo, en el que un joven empieza a manipular y a trabajar con algo que es poderoso pero que no controla, y se le escapa de las manos. Para que eso no suceda, dijo López-Casares, es necesario ser conscientes “de que estamos al mando de la transformación y que la tecnología está al servicio de propósitos y de funciones”. Siempre, añadió, con la mirada puesta en los fines colectivos y éticos, porque el mundo tech es el de la ciencia y el humanismo. Esta experta insistió en que es preciso saber y comprender cómo funcionan las aplicaciones en las que está presente la IA para poder trabajar de una manera más eficiente y menos tediosa. “Se trata de restar el automatismo y mecanicismo que no aporta valor para dedicarnos a lo que realmente alimenta nuestro cerebro y nos expande desde un punto de vista humano”, reflexionó. Otra labor fundamental de esta tecnología es su papel en la “transmisión del conocimiento”. Helena López-Casares, doctora en Neurociencia Cognitiva Organizacional y directora del departamento de Economía, Negocios y Relaciones Internacionales de la Universidad Europea, en las II Jornadas de IA de elDiario.es En ese sentido, apuntó la representante de la Universidad Europea, la inteligencia artificial no solo afecta directamente a las profesiones tecnológicas, sino también a otros perfiles de corte más humanista –antropólogos, historiadores, filósofos, entre otros–, que son imprescindibles en la sociedad actual. “Nos ayuda a llevar la mirada un poco más allá hacia estas cuestiones que parece que mueren. Lo único que hay que hacer es lavarles la cara y darles la vuelta”, argumentó. Porque no se trata de que la IA sustituya nada. Según la invitada, esta tecnología debe complementar a lo que ya hay. “Esto va de enriquecer, ampliar y expandir”, insistió. Uno de los grandes retos que trae consigo este nuevo paradigma, concluyó la ponente, es la toma de conciencia del nuevo marco de referencia, lo que implica un cambio de mentalidad. A favor del pensamiento crítico En la misma línea se expresó el vicepresidente de Electrónica de Consumo en Samsung Electronics Iberia, Álvaro Uriarte, quien definió la IA como un “multiplicador de capacidades”. Más allá de lo útil que puede ser para resolver problemas, Uriarte destacó que esta tecnología “debe fomentar el pensamiento crítico”. Porque una cosa es que contribuya a abordar una cuestión desde distintos ángulos y otra muy diferente es que sustituya a un conocimiento. Ahí radica precisamente uno de los riesgos de la inteligencia artificial: que la gente se lance a utilizar estas aplicaciones sin entender muy bien cómo funciona todo el mecanismo que se oculta detrás. “Hay asistentes de voz a los que les preguntas

Cómo aprender con Inteligencia Artificial centra la segunda mesa de la jornada organizada por elDiario.es, en la que se aborda la revolución que supone esta tecnología en las nuevas profesiones
Formación y humanismo fueron dos de las palabras más pronunciadas en la segunda mesa de la II Jornada de Inteligencia Artificial: transformando el presente, creando el futuro, organizada el pasado 30 de abril por elDiario.es en Madrid. Bajo el título Aprender con IA: la revolución en las nuevas profesiones, los cuatro participantes coincidieron en varias ideas. Por un lado, en la importancia de la formación continua para no quedarse atrás en esta era de profundos y permanentes cambios. Por otro, en lo fundamental que es el pensamiento humano en el desarrollo de la Inteligencia Artificial.
Este poso filosófico estuvo presente a lo largo de toda la intervención de Helena López-Casares, doctora en Neurociencia Cognitiva Organizacional y directora del departamento de Economía, Negocios y Relaciones Internacionales de la Universidad Europea. “La IA es un medio, no es un fin. El ser humano tiene que aprender a trabajar con estas nuevas coordenadas”, señaló. La profesora recordó el argumento del cuento El aprendiz de brujo, en el que un joven empieza a manipular y a trabajar con algo que es poderoso pero que no controla, y se le escapa de las manos. Para que eso no suceda, dijo López-Casares, es necesario ser conscientes “de que estamos al mando de la transformación y que la tecnología está al servicio de propósitos y de funciones”. Siempre, añadió, con la mirada puesta en los fines colectivos y éticos, porque el mundo tech es el de la ciencia y el humanismo.
Esta experta insistió en que es preciso saber y comprender cómo funcionan las aplicaciones en las que está presente la IA para poder trabajar de una manera más eficiente y menos tediosa. “Se trata de restar el automatismo y mecanicismo que no aporta valor para dedicarnos a lo que realmente alimenta nuestro cerebro y nos expande desde un punto de vista humano”, reflexionó. Otra labor fundamental de esta tecnología es su papel en la “transmisión del conocimiento”.
En ese sentido, apuntó la representante de la Universidad Europea, la inteligencia artificial no solo afecta directamente a las profesiones tecnológicas, sino también a otros perfiles de corte más humanista –antropólogos, historiadores, filósofos, entre otros–, que son imprescindibles en la sociedad actual. “Nos ayuda a llevar la mirada un poco más allá hacia estas cuestiones que parece que mueren. Lo único que hay que hacer es lavarles la cara y darles la vuelta”, argumentó. Porque no se trata de que la IA sustituya nada. Según la invitada, esta tecnología debe complementar a lo que ya hay. “Esto va de enriquecer, ampliar y expandir”, insistió. Uno de los grandes retos que trae consigo este nuevo paradigma, concluyó la ponente, es la toma de conciencia del nuevo marco de referencia, lo que implica un cambio de mentalidad.
A favor del pensamiento crítico
En la misma línea se expresó el vicepresidente de Electrónica de Consumo en Samsung Electronics Iberia, Álvaro Uriarte, quien definió la IA como un “multiplicador de capacidades”. Más allá de lo útil que puede ser para resolver problemas, Uriarte destacó que esta tecnología “debe fomentar el pensamiento crítico”. Porque una cosa es que contribuya a abordar una cuestión desde distintos ángulos y otra muy diferente es que sustituya a un conocimiento. Ahí radica precisamente uno de los riesgos de la inteligencia artificial: que la gente se lance a utilizar estas aplicaciones sin entender muy bien cómo funciona todo el mecanismo que se oculta detrás. “Hay asistentes de voz a los que les preguntas cuánto es dos más dos, y te responde cuatro. Pero lo importante es saber cómo se hace esa suma y no sólo cómo resolverla”, razonó.
Uriarte reconoció que si los ciudadanos carecen de esos conocimientos fundamentales y básicos, hay un problema serio. En ese sentido, explicó que el objetivo de Samsung es intentar “que la tecnología asista, no sustituya”, y sobre todo que “sea inclusiva y no deje a nadie atrás”. De hecho, varios de los programas en los que participa la compañía tecnológica buscan facilitar el aprendizaje de personas que padecen ciertas limitaciones de tipo cognitivo, por ejemplo. Otra iniciativa destacada es Aula del Futuro, donde Samsung ya ha formado a más de 14.000 profesores en metodologías avanzadas de educación a partir de la IA. O el Samsung Innovation Campus, donde imparte cursos a jóvenes de manera gratuita en inteligencia artificial, Big Data y programación.
Durante la charla, el invitado recalcó la necesidad de fomentar la formación continua para que la ciudadanía pueda adquirir nuevos conocimientos a lo largo de toda su carrera laboral. “Hay que encontrar modelos híbridos de formación para que los profesionales no tengan que detener su vida para formarse, sino que sea parte de un plan estructural que esté integrado dentro de su día a día”, propuso. Y animó a adquirir “habilidades híbridas, técnicas y humanistas” ante la IA, lo que favorecerá la empleabilidad del futuro.
Por su parte, Pilar Bernat, profesora especializada en Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones e Inteligencia Artificial, ahondó en lo básico que es recibir una “formación en humanidades para entender el mundo” actual y el que está por venir. “Estamos en el final de una civilización y llega otra en la que van a convivir la inteligencia humana con otra tecnológica, que aún no sabemos cómo será”, predijo.
Por último, Carla Redondo, directora general de Ordenación de los Servicios de Digitalización y de Comunicación Audiovisual del Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, apeló a la “cultura de la formación continua” para fomentar el talento y el desarrollo tanto de perfiles STEM como de otros relacionados con las profesiones jurídicas y humanistas.