El pueblo costero que enamoró a Mario Casas: presume de tener playas paradisíacas
El municipio del norte de la isla de Tenerife, Garachico, es uno de los lugares en los que se ha podido ver veranear al actor Mario Casas y su familia en alguna ocasión.

La isla de Tenerife es uno de los destinos favoritos de España para descansar. Los motivos no faltan para hacer de este paraíso canario uno de los más atractivos, ofreciendo un paisaje natural único en nuestro país, pero también unas aguas cristalinas, un ambiente muy tranquilo y relajado acompañado de pueblos con encanto y unas playas paradisiacas. Quizás todo esto ha hecho que sea un lugar de veraneo de Mario Casas y su familia en alguna ocasión.
Más concretamente, el actor gallego ha sido visto alguna vez en el pueblo costero de Garachico. Este municipio está situado al norte de esta isla canaria, dentro de la comarca de Icod-Daute-Isla Baja. Este lugar presume de tener un rico patrimonio arquitectónico que data de los siglos XVI y XVII. Su buena conservación hizo que fuese declarado como Bien de Interés Cultural en 1994.
Qué ver en Garachico
Uno de los grandes atractivos de Garachico son sus playas, pero también su arena negra y los acantilados. Entre ellos también se encuentran las piscinas naturales de El Caletón. Es una de las zonas de baño más comunes de este municipio. Esta formado por diferentes charcas en las que está permitido el baño para todo tipo de públicos porque se trata de un lugar con aguas tranquilas. A pesar de ello, como siempre ocurre en estos espacios, es necesario tener cuidado por el oleaje.
Por otro lado, la playa de La Caleta de Interián es otra de las que merece la pena conocer si visitas Garachico. Se trata de una playa urbana de unos 300 metros de largo. El gran problema es que cuando las épocas de temporada alta suele estar muy concurrida.
Una alternativa perfecta puede ser la playa El Muelle. Está situada en el propio municipio de Garachico. A pesar de que es un poco más pequeña que la anterior cuenta con todo tipo de facilidades.
Hay que recordar que entre los siglos XVI y XVII fue uno de los centros económicos de la isla. Sin embargo, la erupción del volcán Trevejo enterró bajo su lava el puerto. Hubo edificios que se pudieron salvar y se conservan a día de hoy, con otros más modernos que se han ido construyendo con el paso del tiempo.
Si lo que se prefiere es hacer turismo por Garachico, el convento de San Francisco es una de las paradas. Un edificio de dos plantas con amplios claustros que está construido con madera de tea, mientras que las gárgolas y los balcones aportan un toque estético único.
La Casa de Piedra, conocida como Casa de los Condes de la Gomera, es otro lugar perfecto para conocer. A pesar de que la erupción del volcán destruyó buena parte de este edificio, todavía se conserva la fachada de estilo renacentista. Otro punto en la ruta es la iglesia de Santa Ana que también se reconstruyó cuando la lava se llevó por delante sus dos fachadas de piedra.
Y por último, muy próximo a la costa está el castillo de San Miguel. Se construyó en 1575 y está declarado como Bien de Interés Cultural. A finales del siglo XVII un gran incendio terminó con él, pero años más tarde se reconstruyó.