El doxing está de moda

Llevamos una década aguantando sus amenazas y sus ataques personales, incluso con violencia física, creyéndose impunes

May 4, 2025 - 05:44
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El doxing está de moda

La izquierda ha perdido totalmente el relato. La cordura nunca la ha tenido, así que es imposible que se pierda algo que nunca se tuvo.

Tras una semana en la que hemos visto actuaciones ridículas por parte de niñatos que se creen muy progres y empáticos, con bailecitos, aplausos y moralinas, como colofón a un apagón nacional sin precedentes que incluso ha costado vidas… Tras ser testigos de varias comparecencias del amado líder, mintiendonos descaradamente y llamando ignorantes a quienes osen contradecirle… Esos que se quieren ver a sí mismos como adalides de la tolerancia, se han dedicado a sacar del anonimato en redes sociales a aquellas cuentas que les incomodan.

A pesar de lo que creen muchos, no hay anonimato en Internet. Da igual que te pongas de imagen de perfil la foto del gato con botas y de nombre “Antoñita la fantástica”, porque eres totalmente localizable e identificable de cara a la policía

A mí nada me sorprende ya de esta gentuza. Ni siquiera me sorprende que recurra al delito, puesto que es un delito difundir información privada de una persona sin su consentimiento. Llevamos una década aguantando sus amenazas y sus ataques personales, incluso con violencia física, creyéndose impunes, como si su apestosa ideología política les fuera a amparar de tener que pagar las consecuencias de sus actos viles y despreciables.

Esto debería ser algo muy sencillo: si usted cree que una cuenta en una red social comete un delito, vaya a denunciarlo donde debe, a una comisaría o a un juzgado. Porque, a pesar de lo que creen muchos, no hay anonimato en Internet. Da igual que te pongas de imagen de perfil la foto del gato con botas y de nombre “Antoñita la fantástica”, porque eres totalmente localizable e identificable de cara a la policía, si hay una orden de por medio.

Pero entonces, ¿por qué estos autoproclamados “activistas antifascistas” en lugar de denunciar de manera legal y pertinente, como sería deseable en cualquier democracia que se precie, se dedican a publicar fotografías, teléfonos, direcciones y centros de trabajo de cuentas que quieren permanecer en el anonimato? Porque no pueden rebatir con argumentos el discurso de estas cuentas. Porque les incomoda y no toleran el relato diferente, el pensamiento distinto. Porque no pueden respetar la libertad.

Con esta incapacidad intelectual de la que presumen, sin quererlo y sin ser conscientes de ello, haciendo este tipo de cosas, lo que consiguen es que los demás no solo nos demos cuenta de lo estúpidos que son, sino que entendamos que son capaces de cualquier cosa, incluso de delinquir

Como no saben ni pueden rebatir ningún discurso distinto desde la paz del debate argumentativo y sereno, recurren a la violencia, como niños malcriados y enrabietados a los que se les niega el caramelo que quieren. Su recurso es la falacia ad hominem, porque no son capaces de hacer otra cosa que atacar a la persona que sostiene las ideas que no son capaces de respetar ni invalidar de ningún modo civilizado.

Lo más gracioso de todo esto es que encima lo hacen desde cuentas con pseudónimo, porque son cobardes e incongruentes hasta para eso. Con esta incapacidad intelectual de la que presumen, sin quererlo y sin ser conscientes de ello, haciendo este tipo de cosas, lo que consiguen es que los demás no solo nos demos cuenta de lo estúpidos que son, sino que entendamos que son capaces de cualquier cosa, incluso de delinquir, con tal de que no no les ganen un discurso que hace tiempo han perdido.

A este movimiento tan patético se suman personajes igual de patéticos y cobardes. Ahí tenemos por ejemplo a Raúl Solís Galván, nacido en Mérida en 1982, licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y cuyo mayor mérito ha sido hacer de lamebotas de Pablo Iglesias, para que le concediera un puestecito en Canal Red, cansado ya de hacer colaboraciones con medios de tercera y definirse como periodista freelance que, aunque parezca que le da cierta dignidad al currículum, en periodismo suele significar que eres un muerto de hambre al que nadie quiere.

Insultar y señalar

¿A qué se dedica realmente este señorito? A ser el mamporrero en redes del señor Iglesias y de su panda de podemitas violentos. A señalar con el dedo desde su sofá a aquellas cuentas que no le gustan y que, como no son de izquierdas ni aplauden con las orejas al amo que le da de comer, tacha de fascistas, nazis y extrema derecha. Ya ves, Raúl, señalar sabemos todos, lo que pasa que algunos lo sabemos hacer con clase y argumentos.

Este fanfarrón con aires de macarrilla poligonero no tiene problema alguno en anunciar una y otra vez cosas como “tú eres la próxima”, “No te pongas nerviosa, cariño. Disfruta y relájate, que ya pronto llega la hora en la que expongamos públicamente tu identidad y te vayas de X como la buena rata inmunda que estás hecha.”

¿Y qué es lo que hace a continuación este valiente? Citar a dos o tres cuentas, a ver si tienen a bien encargarse de las amenazas que él hace, pero no es capaz de cumplir por sí solo.

En estos momentos lamento muchísimo que mi cuenta no sea anónima, porque me encantaría freírle a denuncias por acoso continuado y amenazas, hasta embargarle el último euro de su nómina podemita. Pero es que algunas tenemos la suerte de no tener que lidiar con compañeros de trabajo, con jefes, con madres de niños del colegio de nuestros hijos… Porque así están las cosas en nuestro país, donde uno no puede expresar su opinión libremente por miedo a las consecuencias negativas de su entorno. Algunos nos podemos permitir el lujo de decir abiertamente quiénes somos y que no le tenemos miedo a nada ni a nadie. Y menos a ti, Raúl, que impones menos que un mal cómico contando chistes malos.

Nos habéis llevado a límites insospechados

Como eres tan valiente y te gusta tanto amenazar a la gente con violar su intimidad, como tienes esas ansias locas por ver las caras de esos a los que consideras fascistas, como te gusta tanto poner dianas sobre la cabeza de otros ciudadanos, espero, muy sinceramente, Raúl, que cuando te vaya alguno a saludar y a dar las gracias a la puerta de tu casa, no te refugies en un rincón hecho un ovillo y lloriqueando “vamos a hablarlo”, porque ya hemos comprobado muchas veces que los más bocazas en redes luego en persona necesitáis pañales.

Solo un imbécil y un inconsciente puede esperar que las amenazas, los señalamientos, el acoso y la violencia que ejerce no tenga respuesta, porque todo el mundo tiene un límite y nos habéis llevado a límites insospechados. Ahora, Raúl, asume las consecuencias de tus actos. Esto no es un juego. Aunque estéis jugando con la vida de la gente, no lo es.