Adiós para siempre a las bombonas de butano naranjas: el cambio más radical llega a España
Las bombonas de butano han sido durante décadas (y lo siguen siendo para muchas personas) un elemento presente en cocinas, terrazas y trasteros. Su forma y color naranja es más que conocido. Sin embargo, todo apunta a que las bombonas, tal y como las conocemos, van a cambiar de forma definitiva con un nuevo diseño … Continuar leyendo "Adiós para siempre a las bombonas de butano naranjas: el cambio más radical llega a España"

Las bombonas de butano han sido durante décadas (y lo siguen siendo para muchas personas) un elemento presente en cocinas, terrazas y trasteros. Su forma y color naranja es más que conocido. Sin embargo, todo apunta a que las bombonas, tal y como las conocemos, van a cambiar de forma definitiva con un nuevo diseño que va a ser únicamente estético, dado que la decisión para su modificación responde a una necesidad de adaptación a los nuevos tiempos. ¿Pero cómo va a ser exactamente? A continuación te contamos todo sobre el cambio más sorprendente para las bombonas de butano.
Bombonas que sean más ligeras, con un envase más sostenible y con una diseño que mejore la experiencia del usuario. Todos estos son cambios que podríamos ver en breve y aunque las bombonas como tal, no van a desaparecer todo apunta entonces a que dejarán atrás su apariencia robusta y metálica para transformarse en algo mucho más práctico y moderno. Este cambio, promovido por los fabricantes y distribuidores de gas, supone un antes y un después. La clásica bombona naranja se despide, pero en su lugar llegará una nueva generación de envases que busca responder a las exigencias de un mundo más consciente con el medioambiente y más orientado al confort. El adiós será simbólico, pero también muy real: la imagen del butano en España está a punto de cambiar para siempre.
El cambio para las bombonas de butano
Resulta difícil exagerar el impacto que ha tenido la bombona de butano naranja en la vida de los españoles. Su diseño se remonta a los años 50, cuando la entonces empresa pública Butano S.A. (hoy integrada en Repsol) empezó a distribuir gas envasado por todo el país. El color naranja fue elegido por su alta visibilidad y por transmitir energía y seguridad, algo fundamental en un producto que debía manipularse con cuidado.
Pero los tiempos cambian y también las bombonas de butano van a sufrir una cambio que no sólo responde a algo estético o una cuestión de imagen. En realidad, tiene que ver con dar solución a varias necesidades muy concretas: hacer que el producto sea más fácil de transportar, que implique un menor impacto ambiental y que incorpore mejoras prácticas que lo adapten al siglo XXI. Las actuales bombonas, de acero, pueden pesar más de 25 kilos cuando están llenas. Para muchas personas, especialmente mayores, su manejo supone un esfuerzo considerable.
Los nuevos modelos que se podrían ver en breve, están fabricados con materiales como fibra de vidrio o resinas plásticas, son mucho más ligeros. Además, se han diseñado con asas integradas y una forma más ergonómica que facilita su manipulación. Pero las mejoras no terminan ahí: en algunos prototipos, incluso se ha incorporado una carcasa translúcida que permite ver el nivel de gas restante, una función que evitaría sorpresas desagradables durante una ducha o en medio de una comida familiar.
Tecnología al servicio del usuario
Una de las grandes novedades que podrían incluir estas nuevas bombonas es la incorporación de sensores inteligentes. Estos dispositivos permitirían, por ejemplo, consultar en una app cuánta carga queda en la bombona, recibir alertas cuando esté a punto de agotarse o incluso programar un pedido automático para que llegue justo a tiempo. Aunque esta tecnología todavía está en fase de pruebas, ya se utiliza en algunos países europeos con muy buenos resultados.
De implantarse en España, supondría un salto enorme en la forma de gestionar el consumo de butano. Ya no sería necesario hacer conjeturas, ni levantar la bombona para comprobar cuánto pesa, ni esperar a que se acabe del todo. La idea es que el butano, aunque siga presente en ciertos hogares, se convierta en un servicio más cómodo y predecible, alineado con las expectativas de los consumidores actuales.
La sostenibilidad como motor del cambio
Otro de los factores clave detrás de esta transformación es el compromiso creciente con el medioambiente. Las empresas distribuidoras están muy implicadas en la transición energética, y si bien muchos hogares aún no pueden prescindir del butano, al menos sí pueden contar con envases más sostenibles. La reducción del uso de acero y el empleo de materiales reciclables o menos contaminantes es una prioridad clara.
A esto se suma el impulso de alternativas más limpias como el gas natural o la electrificación de los sistemas de calefacción y cocina. Aunque no todas las viviendas están preparadas para ese salto, el cambio en las bombonas es un paso intermedio que ayuda a reducir la huella de carbono del sistema actual, sin dejar desatendidos a quienes aún dependen de él.
Es probable que aún veamos bombonas naranjas durante un tiempo, sobre todo en zonas rurales o en hogares donde la renovación del sistema será gradual. Sin embargo, los días del icónico cilindro tal como lo conocemos están contados. El cambio será progresivo, pero imparable. Las nuevas bombonas, con su aspecto renovado y sus funcionalidades añadidas, marcarán una nueva etapa en la historia del consumo de gas en nuestro país.