Xuxa regresa por sorpresa: así ha emocionado a sus niños de 40 años

Xuxa ha vuelto sin avisar. Pero ha regresado como la recordábamos. Con sus botas bien altas, con sus 'Paquitas' animando el pompón, con una réplica del platillo volante que protagonizaba la escenografía de sus programas más míticos y con su "IIlari, ilari, ilariê", claro. Basta escucharlo para que todos sepamos contestar con un "oh-oh-oh". Aunque nos hubiéramos olvidado de la canción.

Y así, de nuevo, poniendo a cantar a todo un gran auditorio a sus 62 años ha reaparecido Xuxa como golpe de efecto sorpresa de la gala de celebración del sesenta aniversario del canal Globo. Se trata de la emisora en la que triunfó en los ochenta y los noventa con su show en aquella televisión con programas infantiles que intentaban gustar a los niños y, también, a sus papás. Había mucho calentamiento global en los platós.

Y el éxito de Xuxa se intentó importar a España, donde hizo su propia versión del programa brasileño desde Telecinco. Era la "pantalla" en la que mejor encajaba, pues vivía sus años más machistas en los que se confundía talento con un tipo de físico muy monolítico. Erraron. El modelo de Berlusconi en Italia no funcionó como calcularon ni en Francia ni en Alemania ni en España. Los tres canales en los que montó su particular Canale 5.

Si treinta años después Xuxa se mantiene en la memoria compartida no es por sus piernas infinitas, que algunos creyeron que eran sinónimo de eleva la audiencia. Tampoco por su capacidad de presentar. Más apática que otra cosa. Al menos, en la versión de Telecinco, la que vimos nosotros.

Xuxa continúa en el imaginario colectivo porque sus principales hits musicales transmiten el subidón del ritmo de fiesta que pone a bailar y cantar hasta al más soso del lugar. Su música representa el placer culpable que con el paso de los años adquiere el superpoder de la nostalgia que nos lleva a tiempos más despreocupados. Así, su aparición inesperada de hace unos días ha levantado al público de la gala del sesenta aniversario de su televisión como así, también, nos despertaba el sentimiento de verbena en nuestras galas de los noventa. Incluso en unos Premios TP de Oro. Llevaras corbata de señor serio o no, era imposible no alzar los brazos al grito de "Ilari, ilari, ilariê, oh-oh-oh". Normal que en un momento de la canción debiera incidir un "y ahora solamente los bajitos".