Trump y la UE pisan el freno de un largo conflicto: esta es la cronología de su guerra arancelaria

Algunas de las medidas de la guerra comercial actual vienen del pasado, pero el contexto es más complicado.

Abr 12, 2025 - 08:56
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Trump y la UE pisan el freno de un largo conflicto: esta es la cronología de su guerra arancelaria

La historia de las tensiones comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos tiene varios capítulos, pero quizá ahora haya empezado el más importante. Cuando Donald Trump llegó al poder en 2018, lanzó una ofensiva comercial que la UE pudo controlar en cierto modo... el shock no fue tan importante como el actual, y el paso del tiempo permitió al bloque comunitario entender lo que suponía tener al magnate en la Casa Blanca. Ahora, en 2025, el golpe es muchos más duro, incluso pese a la pausa de 90 días anunciada este miércoles. Los 'tumbos' son también parte de la historia.

¿Cuál es la cronología de la guerra comercial?

2018-2019: inicio de las tensiones y escalada

Todo empezó en marzo de 2018, poco tiempo después del primer aterrizaje de Donald Trump en la Casa Blanca: impuso aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio importados de la Unión Europea, justificando estas medidas por motivos de seguridad nacional. La UE, en respuesta, emprendió una serie de negociaciones con EEUU. para tratar de reducir la escalada de tensiones. Sin embargo, ante la falta de acuerdo, en junio de 2018, la UE implementó medidas de reequilibrio, aplicando aranceles adicionales sobre productos estadounidenses por un valor de 2.800 millones de euros, afectando a bienes como motocicletas, barcos, bourbon, y otros productos emblemáticos del otrora socio estratégico. Además, la UE consideró que estas medidas eran un ataque injustificado a su sector industrial, lo que generó un fuerte desencuentro diplomático y económico entre ambos bloques.

Los aranceles impuestos por EEUU a los metales europeos fueron parte de una política más amplia de Trump que tenía como objetivo reducir el déficit comercial de Estados Unidos con otros países y revitalizar la producción interna de acero y aluminio, según explicó el propio Gobierno estadounidense. Esto generó incertidumbre en las cadenas de suministro globales, especialmente en los sectores automotriz y manufacturero de la UE, que dependían de la importación de estos metales. La respuesta de Bruselas fue vista como un acto de defensa económica, y muchos analistas sugirieron que podría abrir la puerta a una guerra comercial más amplia entre los dos bloques económicos.

Más adelante, en octubre de 2019, tras un fallo favorable a EEUU de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que consideró ilegales los subsidios europeos a Airbus, la administración Trump impuso aranceles del 25% a productos agroalimentarios de la UE por un valor de 7.500 millones de dólares. Este nuevo paquete arancelario afectó a productos emblemáticos como el queso fresco, las aceitunas, el aceite de oliva, los vinos y diversos productos agrícolas, lo que golpeó especialmente a países como España, Francia, Alemania y el Reino Unido. Esta escalada fue percibida como una respuesta directa a las disputas en torno a los subsidios a Airbus y las políticas comerciales en la industria aeronáutica.

A pesar de los esfuerzos por encontrar soluciones diplomáticas, la imposición de estos aranceles exacerbó las tensiones entre ambos bloques. En este periodo, los líderes europeos comenzaron a revisar sus estrategias comerciales, buscando diversificar sus relaciones económicas para mitigar los efectos de los aranceles impuestos por Estados Unidos, algo que también se está mirando ahora. La incertidumbre se intensificó en las empresas y productores afectados, que enfrentaron dificultades para acceder al mercado estadounidense a precios competitivos debido al impacto directo de los nuevos aranceles.

En 2020 la UE aceleró los intentos de negociación

En noviembre de 2020, después de un largo período de confrontación arancelaria, ambos lados del océano llegaron a un acuerdo parcial para reducir las tensiones comerciales. El Consejo aprobó un "minipaquete" arancelario en el cual se eliminaban los aranceles sobre las importaciones de langostas y bogavantes de EEUU. A cambio, Washington aceptó reducir los aranceles sobre ciertos productos europeos como el vino y el whisky, marcando la primera reducción arancelaria bilateral en dos décadas. Este acuerdo fue visto como un primer paso para desescalar la guerra comercial y mejorar las relaciones transatlánticas, particularmente tras la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales.

La decisión fue bien recibida por las industrias afectadas en ambos lados del Atlántico, que buscaban estabilidad en sus mercados. Sin embargo, la eliminación de aranceles no resolvió todos los problemas comerciales subyacentes, y las negociaciones continuaron en áreas más sensibles como el acero y el aluminio. La administración Biden expresó su deseo de encontrar soluciones multilaterales a los problemas comerciales globales, lo que fue un cambio respecto a la política unilateral adoptada por Trump.

2021: Biden y una nueva etapa

Con la llegada de Joe Biden al poder las esperanzas se abrieron para ambos lados del Atlántico. El 31 de octubre de 2021, la UE y Estados Unidos anunciaron un acuerdo para suspender los aranceles relacionados con el acero y el aluminio, poniendo fin a una disputa que se había intensificado desde 2018. Este acuerdo incluía la suspensión de los aranceles adicionales impuestos a los productos europeos en 2018 y 2019, dando paso a un nuevo enfoque más cooperativo en las relaciones comerciales transatlánticas. El acuerdo permitió iniciar negociaciones sobre un pacto global sobre acero sostenible, con el objetivo de reducir las emisiones de carbono asociadas con la producción de estos metales.

Este paso fue considerado un avance importante, ya que, al suspender los aranceles, las dos economías más grandes del mundo buscaron evitar una guerra comercial de mayor escala. No obstante, este acuerdo solo abordó parcialmente los problemas de fondo, como el exceso de capacidad de producción de acero en algunos países, y no resolvió completamente las disputas sobre las ayudas estatales a las industrias. A pesar de ello, se vio como una muestra de voluntad política para aliviar las tensiones y mejorar las relaciones económicas entre las partes en un contexto internacional cada vez más desafiante.

En 2022 siguió la tregua

A partir de 2022, Washington reemplazó los aranceles del 25% al acero y el 10% al aluminio impuestos bajo la Sección 232 por un sistema de contingentes arancelarios, que permitía la importación de un volumen limitado de estos productos de la Unión libre de aranceles. Sin embargo, las importaciones por encima de esa cuota establecida continuaron siendo gravadas con un arancel, lo que generó una mayor complejidad en las relaciones comerciales entre ambos bloques. Este sistema de contingentes permitía a la UE exportar una cantidad significativa de acero y aluminio sin los aranceles adicionales, pero con limitaciones.

En ese mismo año, el bloque comunitario exportó 3,8 millones de toneladas métricas de acero a EEUU, de las cuales 1,7 millones de toneladas se beneficiaron del trato libre de derechos, lo que representó un alivio importante para las empresas europeas. Eso sí, con la Administración Biden se mantuvieron ciertas tensiones... aunque en menor medida.

2025: la historia se repite... con más dureza

Este año ha vuelto lo que se esperaba: un Trump con menos límites y que ha buscado la guerra comercial desde su vuelta al poder. El presidente de Estados Unidos anunció el 26 de febrero de 2025 su decisión de imponer aranceles del 25% a las importaciones provenientes de la Unión; declaró que estos aranceles se aplicarían "a los automóviles y a todas las cosas", y justificó la medida señalando que la UE se había "aprovechado" de su país en términos comerciales. Posteriormente, publicó una lista con un arancel base para la UE del 20%, aunque esta semana lo ha reducido al 10% y ha anunciado una pausa de 90 días por el shock mundial provocado.

Bruselas siempre ha tendido la mano a la negociación, pero está "preparada", dicen, y tiene un plan de respuesta. Las tasas aprobadas por la UE irían, tal como se ha explicado estas semanas, del 10% al 25% en más de 1.500 productos estadounidenses. Por países, solamente Hungría ha votado en contra de las medidas, el resto, todos a favor. No ha habido abstenciones.

El plan de Bruselas consta de tres fases y abarca una gama amplia de productos que van desde la cesta de la compra, al menaje doméstico, pasando por los complementos de moda, entre otros -si bien ahora quedan en suspenso durante 90 días-. Tras el sí de los países miembros, la primera fase -la que se ha aprobado este miércoles- se habría iniciado la semana que viene, el próximo 15 de abril, con tarifas del 10%. Ese día volverían a estar vigentes los aranceles que se suspendieron a productos ya gravados en 2018, en la primera guerra comercial entre los dos bloques. En este listado se incluyen los cigarrillos, el arroz, el maíz dulce, el calzado, los aceites esenciales o los muebles. Sus tasas fueron interrumpidas en junio de 2021 a raíz de un pacto con el expresidente estadounidense, Joe Biden, para poner fin al contencioso entre Boeing y Airbus.

Según lo aprobado, la segunda fase de la respuesta de los Veintisiete llegaría el 16 de mayo. Entonces se sumarán nuevos productos que no estaban gravados hasta la fecha y a los que se impondrán tasas del 25%. Son, esencialmente, los minerales de cobre, la maquinaria, los tubos metálicos, los materiales de construcción, así como alimentos como carne de ave o el café e, incluso, las gallinas ponedoras. La última fase tendría lugar el próximo 1 de diciembre, cuando se incorporarán al listado de productos importados a los que se suben las tarifas los derivados de soja y almendras. Con todo, la pausa de tres meses cambia un poco el escenario.