Trabajar demasiado perjudica tus salud (estos son los efectos)
Estrés, hipertensión, ansiedad, infartos y hasta derrames cerebrales. Si alguna vez sentiste que tu cuerpo se queja después de una jornada maratónica frente a la computadora, no estás exagerando. La ciencia lo respalda: trabajar muchas horas puede literalmente enfermarte… o hasta matarte. Y mientras el mundo discute la idea de implementar semanas laborales de cuatro […]

Estrés, hipertensión, ansiedad, infartos y hasta derrames cerebrales. Si alguna vez sentiste que tu cuerpo se queja después de una jornada maratónica frente a la computadora, no estás exagerando. La ciencia lo respalda: trabajar muchas horas puede literalmente enfermarte… o hasta matarte.
Y mientras el mundo discute la idea de implementar semanas laborales de cuatro días, países como Grecia están yendo en sentido contrario, permitiendo que algunas empresas impongan semanas de seis días. En medio de este debate global, una pregunta urgente se impone: ¿cuánto puede soportar el cuerpo humano antes de colapsar por exceso de trabajo?
Más horas, más enfermedades: Lo que dicen de trabajar excesivamente
Un informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló que en 2016 murieron 745 mil personas por enfermedades relacionadas con largas jornadas laborales. El estudio identificó como crítico el umbral de más de 55 horas a la semana, aunque incluso las tradicionales 40 horas podrían ser perjudiciales.
El cuerpo humano no está diseñado para mantener un estado de alerta constante. El estrés crónico eleva el cortisol, desregula el azúcar en sangre, debilita el sistema inmune y abre la puerta a cardiopatías, trastornos digestivos, insomnio y ansiedad.
Y si crees que las consecuencias se sienten solo al momento, piénsalo dos veces. Muchos de los efectos graves —como los infartos y derrames cerebrales— aparecen años después. Según la investigadora Grace Sembajwe, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Indiana, los síntomas más severos suelen manifestarse una década después de haber comenzado una rutina laboral extenuante.
Cuando el trabajo se roba tu tiempo… y tu salud
No solo es el estrés: trabajar demasiado implica menos tiempo para dormir bien, hacer ejercicio o comer saludablemente. Las horas extra no solo te roban energía, también te quitan el equilibrio físico y emocional.
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En Islandia, donde el 86% de los trabajadores ya tiene semanas laborales de cuatro días, se han observado mejoras en la salud mental, el sueño y la productividad. En Dinamarca, una jornada estándar de 37 horas semanales y cinco semanas de vacaciones al año es la norma. ¿Por qué en algunos países avanzar en este sentido parece tan imposible?
Estar sentado te está matando lentamente
La mayoría de los trabajadores de oficina pasan entre 8 y 10 horas sentados al día, una posición que genera dolor lumbar, tensión cervical y riesgo de diabetes tipo 2 e hipertensión. Y si después del trabajo llegas a casa solo para ver televisión, ese tiempo sedentario puede superar fácilmente las 11 horas diarias, según investigaciones del experto Aidan Buffey, de la Universidad de Limerick en Irlanda.
La clave para contrarrestar estos efectos es clara: moverse más. Hacer pausas activas, caminar cada cierto tiempo o usar escritorios de pie puede marcar una gran diferencia. Lo ideal, según la evidencia, es alcanzar entre 150 y 300 minutos de actividad física semanal.
¿Y el trabajo manual?
Paradójicamente, los trabajos manuales tampoco se salvan. Aunque implican más movimiento, también incrementan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, debido a que los trabajadores no controlan la intensidad ni la duración del esfuerzo físico, y rara vez tienen tiempo para recuperarse adecuadamente.
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El resultado: un cuerpo constantemente fatigado, sin descanso ni nutrición adecuada, sumido en un estrés crónico que lo deja al borde del colapso.
El poder de la flexibilidad laboral
Los estudios son claros: los empleados con más autonomía y control sobre sus horarios tienen mejor salud mental, menos riesgo de enfermedades cardíacas y menos ansiedad. La flexibilidad laboral no solo es una ventaja moderna, es una herramienta de salud pública.
La evidencia es abrumadora: reducir la jornada laboral no solo mejora la productividad, también salva vidas. Un entorno saludable, pausas activas, alimentación adecuada y horarios flexibles pueden marcar la diferencia entre una vida balanceada… y un colapso silencioso.