Aoshima, la isla japonesa donde hay más gatos que personas
En pleno mar de Seto, decenas de gatos te rodean, maullando y rozándose contra tus piernas. Bienvenido a Aoshima, una diminuta isla en Japón donde los felinos mandan y los humanos son minoría. Conocida como la “isla de los gatos”, este rincón es un paraíso para amantes de los animales. Pero detrás de las fotos […]

En pleno mar de Seto, decenas de gatos te rodean, maullando y rozándose contra tus piernas. Bienvenido a Aoshima, una diminuta isla en Japón donde los felinos mandan y los humanos son minoría. Conocida como la “isla de los gatos”, este rincón es un paraíso para amantes de los animales. Pero detrás de las fotos adorables hay una historia de abandono, naturaleza y un futuro incierto, Aoshima es mucho más que un destino para selfies con gatitos.
¿Cómo empezó Aoshima, la isla de los gatos?
Aoshima, la isla de los gatos, no siempre fue un imán turístico. Ubicada en la prefectura de Ehime, en el Mar Interior de Seto, esta isla de 1.6 km de largo era una villa pesquera en los años 40, con 900 habitantes dedicados a la pesca de sardinas. ¿Dónde está exactamente? A 30 minutos en ferry desde Nagahama Port, cerca de la ciudad de Ōzu, accesible desde Matsuyama, la ciudad más grande de Shikoku. Los pescadores trajeron gatos para controlar ratones en sus botes, pero cuando la pesca colapsó, muchos se mudaron, dejando a los felinos atrás. Sin depredadores, los gatos se multiplicaron.
Un día en la vida de Aoshima
Visitar Aoshima es como entrar en un documental felino. Los gatos, semi-salvajes pero amigables, te reciben en el muelle. Puedes alimentarlos en el área cerca del centro comunitario, pero nunca fuera de esta zona para proteger su salud. ¿Cuánto cuesta ir? El ferry desde Nagahama Port (a 5 minutos de la estación Iyo-Nagahama) cuesta ¥1360 ida y vuelta (unos $9 USD) y tarda 30 minutos. Sin tiendas ni hoteles, lleva agua, snacks y una cámara para capturar gatos en casas abandonadas o en el templo Shinto. Eso sí, respeta las zonas privadas de los residentes, todos mayores de 70 años.
¿Cómo sobreviven los gatos en Aoshima?
Los gatos de Aoshima sobreviven gracias a una mezcla de donaciones de comida de Japón, alimentos de turistas y su habilidad para cazar aves y roedores. Una residente apodada “Cat Mama”, de 73 años, almacena comida y limpia excrementos para mantener la isla impecable. Sin embargo, la falta de veterinarios es un problema: un tercio de los gatos padece enfermedades como ceguera o infecciones respiratorias por endogamia. Veterinarios del continente visitan ocasionalmente, y la Sociedad de Protección de Gatos de Aoshima coordina su cuidado.
¿Qué pasó con los gatos de Aoshima?
La población felina no siempre fue estable. En su apogeo (2015-2018), había 120-200 gatos, pero en 2018, un programa de esterilización masiva castró a 210 felinos para controlar la sobrepoblación, ya que los 13 residentes no podían cuidarlos. En 2019, un supuesto envenenamiento redujo la población a 30 gatos, aunque se recuperó a 80 en 2024. Hoy, sin gatitos nuevos por la esterilización, los felinos, todos mayores de 7 años, enfrentan un declive natural. Esto, junto con la disminución de humanos, pone en riesgo el futuro de Aoshima como “isla de los gatos”.
¿Se pueden adoptar gatos de Aoshima?
Sí, es posible adoptar gatos de Aoshima, pero requiere un proceso formal. Los felinos son considerados gatos comunitarios, y las adopciones se gestionan a través de organizaciones de bienestar animal en Ehime, como la Ehime Prefecture Veterinary Medical Association. El costo de adopción es de $100 USD para gatos menores de 8 años y $75 para mayores, con descuentos si adoptas dos. Este proceso ayuda a darles un hogar seguro y aliviar la carga de la isla. Sin embargo, no puedes simplemente llevarte un gato; debes contactar a estas organizaciones y garantizar el bienestar del animal.
¿Se puede visitar Aoshima sin dañarla?
¿Listo para ir? Toma el ferry (8:00 o 14:30, cupo de 34 pasajeros) y evita festivos. Lleva comida, protector solar y juguetes para gatos, pero no los sobrealimentes. Respeta las reglas: no dejes basura, evita áreas restringidas (como el rompeolas) y si no puedes viajar, explora otras islas felinas como Tashirojima.
Aoshima es un lugar mágico, pero frágil: la isla podría quedar deshabitada en algunos años. Casas colapsan por tifones, y sin gatitos, los felinos desaparecerán. Visítala con respeto, comparte su historia y apoya su conservación. Aoshima no es solo un destino; es una lección de equilibrio y amor por los animales. La próxima vez que acaricies a un gato, recuerda este rincón donde ellos reinan.