Sabina García Chana, proyecto Senderas: "Creo que las empresas no quieren personas con discapacidad"

El proyecto Senderas ayuda a mujeres en situación de vulnerabilidad a encontrar un empleo

May 15, 2025 - 11:20
 0
Sabina García Chana, proyecto Senderas: "Creo que las empresas no quieren personas con discapacidad"

“Creo que las empresas no quieren tener personas con discapacidad aunque tengan sus beneficios, porque sé que les desgravan. Influye tener una discapacidad a la hora de encontrar trabajo”.

Quien habla es Sabina García Chana. Tiene 39 años y es de Madrid. Busca trabajo y no es fácil. Mantenerlo tampoco lo es: “En más de cinco ocasiones me han contratado y al tener lumbago me han despedido”, cuenta Sabina. “Ha sido muy mala la experiencia laboral”.

Cada vez que me han despedido he sentido un enfado monumental conmigo misma. No me enfado con la empresa, es conmigo. Pienso que puedo pero mi cuerpo dice no. Entonces mi cabeza dice es culpa tuya que no puedes hacerlo y por eso la empresa te ha despedido”, explica.

Su discapacidad viene por problemas que tiene en la espalda desde los 24 años. Dos operaciones en dos hernias discales y tiene otras cinco más. En su vida son muy importantes los hábitos saludables como hacer pilates de máquinas, tomar medicación, cumplir con unos horarios que la ayuden a dormir bien, no tener estrés; “aunque eso es difícil”, dice sonriendo.

Con la medicación no siempre le ha ido bien. “Algunos medicamentos han tenido efectos secundarios y hasta terciarios, diría yo”, dice riéndose. “Efectos como no poder pensar, con el sistema nervioso totalmente bloqueado. No me dolía la espalda, pero…”.

Con estas pautas y rutinas lo llevo bien. Dolor tengo pero puntualmente, cada dos días o así. Tomo una pastilla y se me quita, sé como manejarlo”, cuenta.

En su vida cotidiana tiene que tener cuidado con distintas actividades. “Meter un plato en el lavavajillas es una tontería pero a mí me puede dar lumbago. Lo tengo que hacer con mucho cuidado. Si en el autobús estoy de pie y hace trajines, me puedo fastidiar. En un bar tengo que coger una silla cómoda, no puedo estar en un taburete, por ejemplo. No puedo hacer muchos esfuerzos ni caminatas, pero lo voy controlando. Son pequeñas cosas pero si no las tengo en cuenta, me tengo que ir al hospital”.

Sabina necesita apoyo en el trabajo. “Muchas empresas dicen que sí, pero luego no lo cumplen. Yo necesito unas condiciones adecuadas a mi discapacidad y cuando es así no tengo ningún problema en trabajar. Condiciones tan sencillas como una silla y una mesa cómodas, poder caminar o estirar cinco minutos cada hora. Y no que digan se levanta porque no quiere trabajar. Pues no. Si no me levanto, no me puedo mover del dolor”.

Senderas

A Sabina la mantiene su madre. Por eso encontrar trabajo supondría independencia y libertad. Mientras no lo tenga es una mujer en situación de vulnerabilidad, gracias a lo cual ha entrado a formar parte del proyecto Senderas que se desarrolla en Madrid. Sabina, como mujer, ya se enfrenta a una gran barrera. Como recoge el informe Dignas, del propio proyecto Senderas: el equilibrio con los hombres no llega, ya que el empleo femenino se concentra en sectores con condiciones laborales y salariales precarias, implica hacer doble jornada –dentro y fuera de casa– y, además, la brecha salarial es de un 19,6%. Quedan treintaisiete años para alcanzar la paridad de género en nuestro país.

La discapacidad añade a su condición de mujer una barrera extra. Y eso que a Sabina le costó reconocerse como tal. “Pedí la discapacidad hace tres años porque veía que era algo limitante. Me decían que eran ventajas pero yo lo veía como algo negativo. Ahora ya no lo veo así”, explica.

Hasta los 24 tenía mucha más energía, bailaba, esquiaba, nadaba. Lo que ha vivido ha afectado a su salud mental, incluidas sus experiencias laborales. “Llevo cinco años en tratamiento psicológico y dos en psiquiátrico. Al final estas cosas te las pagas tú. Yo tengo de gastos fijos treinta euros a la semana de pilates, treinta de psicólogo y cuarenta al mes de psiquiatra. La medicación también, pero no es mucho. Un trabajo también sería importante por el tema económico”.

Sabina llegó a Senderas insegura, sin saber por dónde tirar. “Estaba muy perdida y con ellas estoy más optimista que nunca, es lo que necesitaba. Trabajan muy enfocadas en mi perfil y en mi forma de ser. Mi preparadora laboral es muy comprensiva y trabajadora. Va a por objetivos y eso me encanta. Una hora en Senderas es como un curso de un mes de búsqueda de empleo. Gracias a ellas busco trabajo en atención al cliente, administrativa-contable o jefe de tráfico. Lo que más me gustaría es algo relacionado con el trato con la gente. Un trabajo también sería tener una rutina, tener que esforzarme, que arreglarme. En un trabajo me relacionaría con mis compañeros y compañeras”.

“Yo tenía dificultad para encontrar empleo, notaba que hay mucho prejuicio, que piensan que te vas a coger una baja a los dos días o que no vas a rendir igual. Eso es lo que notaba en las entrevistas, pero claro, no te lo dicen, es algo muy subjetivo”, explica. Senderas trabaja en alianza con distintas empresas y entidades. A pesar de llevar poquito tiempo, Sabina ya ha encontrando un trabajo. “Por mí empezaba ya, aunque todavía tengo que esperar dos semanas. Es para una sustitución de una semana, pero estoy muy contenta”.

“Un trabajo digno sería que me levantara con ilusión y que cuando vuelva a casa esté satisfecha y tenga ganas de volver al día siguiente”, concluye.