Revelan el estado actual de los niños de la «casa de los horrores» de Oviedo y dejan a todos sin aliento

Cuando la realidad supera a la ficción. Hay noticias que no solo informan, sino que estremecen a toda una sociedad. Casos que sacan a la luz realidades ocultas que desafían la lógica y el sentido común. El reciente descubrimiento en Oviedo, donde tres menores fueron encontrados tras vivir años encerrados por sus propios padres, es ... Leer más

May 2, 2025 - 19:23
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Revelan el estado actual de los niños de la «casa de los horrores» de Oviedo y dejan a todos sin aliento

Cuando la realidad supera a la ficción.

Hay noticias que no solo informan, sino que estremecen a toda una sociedad. Casos que sacan a la luz realidades ocultas que desafían la lógica y el sentido común. El reciente descubrimiento en Oviedo, donde tres menores fueron encontrados tras vivir años encerrados por sus propios padres, es uno de ellos.

Una jueza ha ordenado prisión provisional sin fianza para el matrimonio detenido, acusado de abandono y maltrato infantil. La pareja —un hombre alemán de 53 años y una mujer estadounidense de 48 con nacionalidad alemana— fue arrestada tras hallarse a sus tres hijos viviendo en condiciones que los agentes definieron como indignas. La vivienda, un chalet en las afueras de Oviedo, fue bautizada mediáticamente como “la casa de los horrores”.

El encierro tras la obsesión.

Desde 2021, los niños no habían pisado el exterior. Dos gemelos de ocho años y su hermano mayor, de diez, usaban pañales, dormían en cunas y llevaban puestas mascarillas en todo momento. Según el relato policial, el confinamiento respondía a una profunda obsesión de los padres con la salud, particularmente con el Covid-19 y posibles trastornos como el TDA.

La vivienda mostraba señales de una vida completamente aislada. Había medicamentos almacenados en grandes cantidades, muchos adquiridos por internet, y los padres aseguraban medicar a los niños sin contar con diagnósticos oficiales. No existía constancia médica reciente, y los documentos que mostraron a la policía no guardaban relación alguna con problemas clínicos.

Una bola que no supieron parar.

Cuando la Policía Local entró en la vivienda, los niños llevaban tres mascarillas superpuestas. Los progenitores exigieron a los agentes mantener distancia y cubrirse también. Según el testimonio de la madre, la decisión de no salir comenzó con la pandemia, pero con el tiempo, la situación se desbordó hasta volverse irreversible. Ninguno de los menores había acudido al médico desde 2019.

La familia apenas había tenido contacto con el vecindario. La única presencia fuera del chalet era la del padre, visto ocasionalmente. Según los informes policiales, el encierro prolongado fue una decisión consciente derivada del temor al contagio y una convicción distorsionada sobre la fragilidad de la salud de sus hijos.

Una huida en busca de aislamiento.

Antes de instalarse en Asturias, la familia vivía en Alemania. Allí, la madre consultó si podía educar a sus hijos en casa debido a supuestos problemas médicos, pero las autoridades le advirtieron que, de no escolarizarlos, pasarían a ser tutelados. Poco después, dejaron el país y se instalaron en una zona rural de Oviedo.

Este caso no es aislado. Durante la pandemia, varias familias alemanas se trasladaron a países con escasas restricciones, como Tanzania o Paraguay. El patrón era común: miedo extremo, desconfianza en las instituciones y rechazo a las normas sanitarias. Sin embargo, la tragedia que se vivió en este chalet va mucho más allá del negacionismo.

La infancia que quedó en pausa.

Aunque no se han encontrado pruebas de violencia física, el aislamiento total y la falta de estímulos externos afectaron profundamente a los niños. No sabían hablar español, no salían ni al jardín, y los agentes relataron que los pequeños tocaban el césped como si lo vieran por primera vez. Caminaban encorvados, con miedo, y respiraban el aire exterior con asombro.

Dentro de la casa, el panorama era desolador: basura acumulada, excrementos de gato, pañales usados por todas partes. Las autoridades describen un entorno insalubre que no solo atentaba contra la salud física de los menores, sino también contra su desarrollo emocional y cognitivo. Un encierro tan prolongado no puede calificarse sino como una forma de violencia silenciosa.

El futuro, en manos del sistema.

Actualmente, los niños se encuentran bajo custodia del sistema de protección de menores del Principado de Asturias. Según fuentes oficiales, están físicamente estables, duermen bien y comienzan a mostrar signos de adaptación. Poco a poco, se relacionan con su nuevo entorno y responden positivamente al contacto humano.

Las autoridades han iniciado la búsqueda de familiares que puedan asumir la tutela, aunque hasta el momento nadie se ha presentado. Mientras tanto, seguirán en un centro especializado, donde se evaluará su situación y se definirá su futuro. La prioridad, recalcan desde la Consejería de Derechos Sociales, es garantizar su bienestar y reconstruir su infancia perdida.