“Potencial enorme”: un experto de Bélgica analizó el modelo productivo de la Argentina y dejó un fuerte mensaje sobre Milei
En una entrevista con LA NACION, Patrick du Jardin, también habló sobre cómo ven los productores europeos a los argentinos y la competencia que existe

ROSARIO-. Patrick du Jardin es un experto en bioestimulantes y profesor en Gembloux Agro-Bio Tech de la Universidad de Lieja, Bélgica, y analizó los contrastes entre los modelos de producción agrícola europeo y argentino. En una entrevista con LA NACION destacó el enorme potencial del agro local, aunque también remarcó sus desafíos estructurales: la necesidad de adaptar tecnologías a suelos y climas diversos, y de promover una “intensificación ecológica” que combine alta productividad con un menor uso de insumos químicos, a través de soluciones biológicas. Habló sobre los recortes en el presupuesto del Estado nacional para la inversión en la tecnología agrícola: “No se va en la dirección correcta”.
Du Jardin, quien está en el país por el Simposio Fertilidad 2025, también trazó un paralelismo entre las diferencias productivas de Bélgica y la Argentina y resaltó que no solo radican en la escala y extensión de los campos, sino en el enfoque sistémico: en Europa sigue vigente un modelo integrado que vincula producción animal y vegetal, algo menos común en el país sudamericano.
En ese sentido, consideró la necesidad de fortalecer el ecosistema de ciencia y tecnología agrícola en la Argentina, con más apoyo estatal a la investigación, el desarrollo de innovaciones y la educación agronómica, como pilares para el crecimiento sostenible.
El científico enfatizó en que la agricultura argentina tiene muchos potenciales, pero también otros tantos desafíos. “Como muchas agriculturas, por cierto, el manejo de los suelos, la diversidad de condiciones climáticas, cómo adaptar las tecnologías a las condiciones locales… Mi campo de expertise son los bioestimulantes, que son una nueva categoría de productos fertilizantes, que actúan en la fisiología de las plantas. Y, sabemos lo importante que es adaptar la tecnología a las situaciones locales, porque la respuesta del suelo y la planta no será la misma. Tenemos tantas experiencias en diversidad en agricultura en la Argentina, que es importante implementar este tipo de tecnologías con todas las competencias y los expertos que tienen aquí en la Argentina”, resaltó.
La gran diferencia entre la forma de producir en Bélgica y Argentina, observó, es la superficie sembrada y las áreas. “Bélgica es un país pequeño, así que cuando tenemos un gran campo, es alrededor de 200 hectáreas, que no es nada para los argentinos. Así que la manera en que se piensa sobre las tecnologías que implementas es diferente. En Bélgica tenemos campos pequeños, relativamente pequeños comparados con los de Argentina, con rotación, con conexión entre la producción animal y vegetal, que todavía es un modelo bastante presente en Bélgica, y no tanto en Argentina, donde la ganadería y los cultivos son actividades diferentes”, comparó.
También, señaló, tienen mucha actividad en los cultivos vegetales y en árboles. “En Bélgica tenemos muchos, y no es algo que veo mucho aquí en la Argentina, pero no soy un experto, estoy aquí también para aprender sobre la agricultura argentina”, precisó.
El mayor desafío que tiene la Argentina hoy para poder producir a gran escala como Brasil, por caso, es probablemente lo que llama intensificación ecológica. “Eso significa que tenemos que mantener una alta productividad, eso es seguro, pero tenemos que sustituir la mayor cantidad posible de pesticidas químicos por agentes de biocontrol, soluciones biológicas. El desafío es poder implementar estas soluciones biológicas para un sistema intensivo. Es un desafío, y lo es para todos también para Argentina”, afirmó.
Du Jardin dirige investigaciones sobre fisiología vegetal y biotecnología en Gembloux Agro-Bio Tech. Su trabajo se enfoca en el desarrollo y evaluación de bioestimulantes: insumos agrícolas diseñados para mejorar la eficiencia del uso de nutrientes, la tolerancia al estrés y la calidad de los cultivos a través de mecanismos fisiológicos específicos. En su carrera ha contribuido al marco científico que sustenta la definición y regulación internacional de estos productos en el contexto de una agricultura más sostenible.
Consultado sobre lo que sabe del presidente Javier Milei, indicó que solo lo que publican los medios y lo que se lee en Europa o en Bélgica. “Es una pregunta difícil porque no estoy seguro de poder decir lo que realmente pienso de su Presidente, porque soy democrático, estoy muy a favor de los derechos humanos, son especialmente importantes — y creo que el Estado tiene un rol que jugar en la preservación de los derechos humanos. Y por ese motivo, su Presidente no es una persona que es realmente una fuente de inspiración para mí. Pero esa es una opinión muy personal. Entiendo — y esto es también algo importante — que desde un punto de vista económico, puede haber un valor adecuado en algunas políticas de desregulación, puede atraer inversores, etc. Pero no creo que sea la forma de avanzar. Si quieres agricultura sustentable, necesitas regulaciones, necesitas incentivos, necesitas un Estado involucrado. No creo que un sistema desregulado, en el largo plazo, sea la forma de avanzar”, subrayó.
Dijo que discute estos puntos de vista con quienes habla sobre la Argentina y ha visto opiniones muy contrastadas. “Algunos dicen que es bueno, que Milei reducirá las retenciones para los agricultores, que es bueno porque podríamos invertir más en tecnología, y entiendo, ese es el punto. Sin embargo, otros dicen que, desde los derechos sociales y los derechos humanos, ven un problema. Así que son opiniones mezcladas que puedo escuchar”, razonó.
Observó que lo que percibe es que los productores argentinos necesitan otros incentivos para crecer en la producción, más allá de las retenciones. “Necesitan tener un ecosistema fuerte de investigación y desarrollo. Yo diría que eso sería apoyar a las universidades, a las escuelas de agricultura, tener incentivos para mejorar el reciclado de materiales y nutrientes. Necesitamos más tecnología. No es cortando los presupuestos de la investigación que se va en la dirección correcta. Así que creo que esta es una responsabilidad mayor del Estado: financiar la investigación y el desarrollo de productos e innovaciones. Eso es importante y eso es probablemente algo que debería ser mejorado en los próximos años en su país. Entiendo por algunos colegas que los presupuestos están siendo recortados y es cada vez más complicado”, analizó sobre el contexto actual.
—¿Por qué cree que los agricultores europeos ven a los productores argentinos como “enemigos” en la agricultura?
—Hay un fuerte debate sobre esos diferentes modelos y sobre la circulación de productos por todo el planeta, y la competencia entre diferentes sistemas agrícolas. En Europa estamos limitados de tierra, pero no sucede en la Argentina que estén limitados por la tierra. Es el entendimiento que tengo, al menos. Las situaciones no son comparables. Y es verdad que en Europa estamos extremadamente estrictos en las reglas [paraarancelarias] y las condiciones para poner productos en el mercado europeo, por la seguridad del mercado y su evolución, etc. A nivel europeo, es verdad que a veces Europa ve que otros países no deberían adoptar las mismas reglas que nosotros adoptamos. Creo que tenemos que encontrar un compromiso y unificación, y Europa, en muchos casos, va demasiado lejos, hace las cosas demasiado complicadas — lleva meses aprobar productos innovadores en el mercado. Creo que tenemos problemas en Europa en ese nivel. Hay competencia, seguramente, no diría “enemigos”, pero “competidores” sí.
—Entonces, ¿Europa tiene que revisar el sistema?
—Creo que es un desafío para Europa revisar sus propios sistemas, regulaciones, y el apoyo a nuestra agricultura. Nuestra agricultura también tiene muchos problemas, así que no es un modelo que tengamos que proponer a nadie.
Contó que a lo largo de esta semana visitó la Universidad de Río Cuarto, donde hizo un seminario. “Conocí a los investigadores en el laboratorio de microbiología. Es muy importante también conectar la microbiología con la agronomía, con la fisiología vegetal. Eso es el futuro. Tenemos que poder navegar la complejidad de los sistemas con los que tenemos que lidiar. Ese es realmente mi mensaje. Y eso significa que tenemos que conectar a la gente, como lo que hacemos aquí”, finalizó.